Viernes 6 de abril de 2018
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El joven tenía 18 años
cuando murió en un
siniestro vial en el año
2006. A 11 años del
hecho y ante la falta de
sentencia en la causa
civil, el padre de Martín
escribió una carta al
juez. El Nuevo Diario
entrevistó a ambos.
E
l 10 de septiembre de
2006, Martín Lago Domín-
guez tenía 18 años recién
cumplidos cuando, luego de salir
despedido de un vehículo que se
desplazaba a gran velocidad,
murió.
El joven circulaba junto a otros
siete en un Ford Galaxy condu-
cido por Ricardo Zabala, quien a
la altura de la ex “curva de los
tontos” en Rivadavia, perdió el
control del rodado a más de 100
kilómetros por hora y volcó, oca-
sionándole la muerte de casi ma-
nera instantánea a Martín.
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En el fuero penal, Zabala se de-
claró culpable del hecho y pidió
un juicio abreviado. Sin em-
bargo, 11 años después, el juez
sobre el que recayó la causa
civil, Walter Otiñano, del Octavo
Juzgado Civil de San Juan, aún
no emite sentencia.
Frente a esta morosidad judicial,
el padre del joven fallecido, An-
tonio Lago Montes, le escribió
una conmovedora carta al juez.
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El Nuevo Diario
entrevistó tanto
a Lago Montes como al juez Oti-
ñano para conocer los pormeno-
res del caso que lleva 11 años
en la justicia sin solución.
Al respecto, el magistrado ex-
presó que en la actualidad logró
acortar el plazo de producción
de pruebas de nueve meses a
dos y explicó que se designan
peritos de oficio cuando se abre
la causa a prueba.
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Por otra parte, Otiñano reveló
que en el Octavo Juzgado Civil
hay un movimiento aproximado
de 23 mil causas anuales, con
un promedio de seis mil activas
por año. Manifestó también que
se dictan alrededor de dos mil
sentencias por año y confirmó
que se redujo a un tercio las
sentencias de finales e interlocu-
torias que estaban en mora.
—¿Cuál es su versión respecto a la de-
mora del reclamo civil en la causa
Lago?
—Es una causa que sí se ha demorado en
su trámite. Anteriormente era más extensa
porque había una causa penal y se debía
esperar la resolución. Debo respetar la
prejudicialidad, no puedo dictar sentencia
civil sin una sentencia penal previa. Esa
causa ha tenido un largo trámite, pero
ahora prácticamente está resuelta, se
están fijando los últimos trámites.
—Según el reclamante, la causa entró a
su despacho para que se firmara la
sentencia en diciembre del 2016, ¿es
así?
—No es que esté a la firma la sentencia, a
la sentencia la dicta el juez. Es una causa
compleja, hay una muerte y hay que hacer
un análisis exhaustivo de las pruebas y, si
en virtud de eso corresponde, pagar una
indemnización. Para ello hay que estable-
cer un monto. Es la muerte de una per-
sona y hay que poner todos los sentidos,
lleva tiempo de estudio, no es una deci-
sión fácil. Hay que tomar actuaciones de la
justicia civil y penal y establecer las res-
ponsabilidades.
—Dicho de otra forma, hay que ponerle
precio a la vida de una persona.
—Seguro, precisamente en poner precio a
una vida consiste la complejidad de la
causa, establecer de quién es la culpa. La
parte actora endilga una responsabilidad y
la acusada se defiende, son muchos ele-
mentos a analizar.
—¿Es normal que un reclamo civil por
una vida perdida en un siniestro vial
demore este tiempo?
—No deberían ser así los tiempos, pero
hasta el momento han sido esos. Por eso
con mi equipo hemos diseñado un plan de
trabajo para reducir esos plazos Los pro-
cesos son largos, se ven dilatados por la
cuestión penal, pero hemos logrado acor-
tar esos plazos.
Walter Otiñano – Juez de la causa
“No es fácil
poner precio
a una vida”
—¿De qué se habla en la parte civil
cuando hay reclamo por una muerte?
—El juez tiene que poner precio a la vida
de mi hijo.
—¿Cómo se deciden los pasos a se-
guir?
—Las decisiones las toma la familia, el her-
mano mellizo de Martín ya tiene 29 años y
hemos decidido presentar un pronto des-
pacho para que la causa salga del juzgado
de Otiñano y pase a manos de otro juez,
así termina este calvario.
—¿La falta de conclusión de la parte ju-
dicial impide hacer el duelo?
—No solo impide hacer el duelo, sino que
la madre no lo va a terminar nunca. Tuve
señales de mi hijo y me dice que está bien,
también su hermano mellizo y su hermana,
menos la madre. Ella está bloqueada, no lo
recuerda, no se acuerda de nada. El dolor
de la madre es único y especial, es la que
lo llevó en el vientre.
—¿Cómo surgió lo de la carta?
—Nunca tendría que haber sucedido,
quiero que se haga justicia para que mi co-
razón descanse. El pendejo se mandó un
“cagadón”, iban nueve chicos en el auto y
casi me cuesta la vida de mis dos hijos, po-
dría haber sido la vida de los nueve, es jo-
dido.
—¿Cómo sigue el tema?
—Al parecer el juez está molesto con la
carta y la repercusión. Según me dijo el
abogado, el juez se iba a reunir con el se-
cretario del juzgado.
—¿Qué respuesta hubo en lo penal?
—Tuve respuesta rápidamente en el juz-
gado de la doctora Mónica Lucero, porque el
homicida –como lo calificó la justicia— se
declaró culpable, hubo juicio abreviado.
Luego pasó al Octavo Juzgado Civil y está
desde hace siete u ocho años ahí.
—¿Siete u ocho años esperando res-
puesta en el fuero Civil?
—Sí, en definitiva la parte de la defensa pre-
sentó muchas chicanas, estiraron el tiempo
y cuando no hubo más chicanas, hace casi
dos años, el expediente entró para senten-
cia del juez.
—A esta altura solo esperás una senten-
cia, en lo posible a favor.
—La familia espera una respuesta, estuve
siguiendo todo silenciosamente y vi las hipo-
cresías de la justicia y cómo algunos aboga-
dos juegan con el bienestar de una familia,
porque el que se murió se murió, pero que-
damos nosotros con el dolor que se acos-
tumbra a llevar. Hay distintos niveles de
dolor, el de la madre es el peor.
—¿Cómo lleva la situación tu esposa?
—Está medicada, con psiquiatras, psicólo-
gos y médicos clínicos. Hay algunos mo-
mentos de alegría pero esto no pasa, se
sobrelleva. Hay momentos en que estás dis-
frutando de tus otros hijos, tengo ocho nie-
tos, pero no es fácil. Este señor Otiñano
está tomando parte de este dolor de la fami-
lia porque produce una agonía al no sacar
el expediente. Queremos terminar con la
causa para que Martín descanse.
Antonio Lago Montes – Padre de la víctima
“Queremos terminar con la
causa para que Martín descanse”
El dolor de una familia que
hace 11 años espera justicia
Los hermanos Nicolás y Martín Lago Domínguez.
CASO MARTÍN LAGO DOMÍNGUEZ, QUIÉN MURIÓ EN UN ACCIDENTE DE