la_cena_de_los_jueves2 - page 66

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Ya teníamos tema de conversación aquella noche.
–¿Se dieron cuenta que estamos perdiendo los sentidos bási‑
cos del ser humano?–,
dijo Sergio.
–Es cierto, leía un informe de una universidad chilena que sos‑
tiene que dentro de 20 años, más del 80% de los adultos mayo‑
res tendrá problemas de audición, debido a la alta intensidad
con que se escucha la música, lo que está dañando irreversible‑
mente las células ciliadas del oído interno.
–En las discotecas te ponen la música a más de 125 decibeles,
lo que es realmente un atentado….
–No sólo pasa en las discotecas, nuestros jóvenes dedican cerca
de veinte horas a la semana a escuchar sus mp3 a un volumen
promedio que supera los índices de peligrosidad para la salud,
fijados en torno a los 85 decibeles.
–Los audífonos son muy peligrosos pues se introducen en el
oído profundamente causando un mayor impacto en el tím‑
pano, la cavidad queda sellada y, por lo tanto, todo el sonido
penetra a la cóclea. El conducto, a su vez, es amplificador de
intensidad, que al encontrarse bloqueado aumenta su eco o
resonancia–,
explicó Federico, el ingeniero del grupo.
–Además de los peligros en la audición, existen otras conse‑
cuencias ya que esto nos obliga a emplear la voz a un alto volu‑
men. Es común comenzar a sentir pititos o ruidos en los oídos,
desestabilidad emocional por las molestias que esto último ge‑
nera, pérdida en las cualidades de la voz especialmente relacio‑
nados con el tono, la intensidad y el timbre de ella; malhumor,
irritabilidad y hasta alteraciones del sueño–, explicó Carlos,
nuestro amigo médico.
Pero el oído no es el único sentido que vamos perdiendo.
–Fíjense lo que pasa con el sabor. Desde chicos vamos educando
a nuestros hijos para que consuman golosinas, con lo que au‑
Juan Carlos Bataller
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