Raúl, Hugo y Delia de la Torre Celani junto a su madre, Juana Delia Celani.
Viernes 24 de febrero de 2017
El parque también era el paso casi obli-
gatorio para ir a Inca Huasi, allí Raúl ju-
gaba al básquet. Jugó en primera
división e incluso integró la selección
sanjuanina de ese deporte, hasta que lo
atrapó la música. Hugo también fue
bueno en el deporte, fue jugador de fút-
bol en las inferiores del Club Indepen-
diente. Pero siempre, a la par, estuvo
presente la música de alguna forma. Los
hermanos formaron parte de una murga,
que en un certamen de carnaval en la
Capital consiguió un tercer premio. Dis-
frutaban ver los ensayos del radioteatro
sanjuanino en la casa de una vecina, allí
practicaban Alberto Vallejos, Sarita Valle,
Andrés Emilio Romero, Nélida Gazal y
Liliana Dávila, entre otros. Con los ami-
gos del barrio tuvieron su primera ban-
dita, con algunos instrumentos
precarios. Entre los pequeños músicos
estaba Enrique Ferres, padre del bando-
neonista Martin Ferres, de Bajo Fondo.
Muy pronto, y sin programarlo, la música
se presentó como una carrera ascen-
dente, vertiginosa, con el imprevisto de
llegar en muy poco tiempo a convertirse
en artistas nacionales. Fue cuando
Hugo tenía 14 y Raúl 15. En esa época
estaba en gran auge el folclore, sobre
todo norteño y litoraleño. Aunque esa
era la moda, desde siempre ellos se pro-
pusieron la defensa irrestricta de la mú-
sica cuyana. Fue su estandarte desde la
adolescencia y hasta siempre.
“Yo soy nacido en San Juan,
y esta semilla ha prendido”
Todo comenzó cuando su padre, Sebas-
tián, les dijo “los voy a llevar al concurso
de cantores de Radio Los Andes”. Ade-
más, les contó que junto a ellos estaría
el guitarrista Daniel Godoy, que traba-
jaba con él en el Consejo de Recons-
trucción. Llegaron a la emisora, a una
habitación en la que Godoy ensayaba
junto a los cantantes. Los chicos entra-
ron casi asustados, y Sebastián le pidió
a su compañero de trabajo que los
acompañara con la guitarra mientras
ellos cantaban. Eligieron la zamba “La
volvedora”, de Dávalos y Falú. Mientras
cantaban entró en el lugar el director ar-
tístico de la radio, un hombre de apellido
Vaca. Les preguntó si iban a competir y
le gustó tanto lo que hicieron los enton-
ces “hermanitos” de la Torre que les pro-
puso hacer un programa de radio.
Así fue que Hugo y Raúl fueron contra-
tados por la radio durante tres meses y
actuaban en el salón auditorio de la que
después pasó a ser Radio Sarmiento,
con gran asistencia de público y bien
pagos. Después siguieron camino en
Radio Colón y allí, desde un programa
con gran popularidad, que conducía
Lucho Román, se formó el primer club
de admiradoras. El propio Raúl re-
Notas preparadas por
Usted puede encontrarlas en
y
FUNDACIÓN BATALLER
cuerda: “
Demasiada conmoción para
dos chicos que aún no terminaban el
secundario
y que no imaginaban que
ya no podrían interrumpir un largo ca-
mino en el
noble oficio de comuni-
carse con la gente del mejor modo
posible, a partir del estremecimiento
compartido de una canción
”.
En ese contexto, a los 19 años, Raúl
compuso la zamba “Recordemos”. Ese
tema y otro de la misma época, “Sola”,
compuesto con Hugo, les abrieron las
puertas al país. El primero llegó a ser
uno de los más grandes éxitos del fol-
clore nacional, después de que lo graba-
ran los Quilla Huasi, además de al
menos 70 intérpretes argentinos y ex-
tranjeros.
“Recordemos, en lo que
dura un instante, nos dejó una breve
historia de sacudidas y vibraciones
inenarrables”,
recuerda Raúl. Así fue
que, en una oportunidad, estando ellos
en Buenos Aires, descansaban en el
viejo Hotel Patagonia y alguien pasó sil-
bando esa zamba, cuando apenas hacía
unos días que había sido grabada..
Ese viaje a la capital del país fue nada
más y nada menos que para hacer un
ciclo de dos meses en el entonces popu-
lar programa de Canal 9 “La pulpería de
mandinga”, además de grabar en la
RCA Víctor. Esto último fue mucho más
que un sueño para ellos, era una de las
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La familia de la Torre Mantas. Sentados Sebastián de la Torre y su esposa Ascensión Mantas. Los ado-
lescentes y niños son sus hijos: Antonio, Juan, María Josefina, María Dolores y Sebastián. Todavía no
nacía Alfonso. La foto es de principios del siglo XX.
Los de la Torre Celani, los tres hermanos junto a sus hijos.
compañías grabadoras más grandes del
mundo. Fue su padre, Sebastián, quien
consiguió esa oportunidad para ellos. En
su uno de sus viajes de trabajo a Bue-
nos Aires, aprovechó para acercarse por
la productora y con su “entradora senci-
llez” dijo que era padre de dos chicos
que, él creía, cantaban muy bien. Les
hizo escuchar una grabación no profe-
sional y en el acto le dijeron que viajaran
en dos meses a grabar un álbum de
doce canciones. Así se concretó la in-
creíble experiencia para los dos jóvenes.
Antes de Los Hermanos de la Torre, la
RCA solo tenía en su plantel un intér-
prete de folclore, Los Chalchaleros; así
que los sanjuaninos fueron los segundos
en sumarse. Después de grabar y actuar
en la TV, recorrieron casi todos los festi-
vales folclóricos nacionales; actuaron en
Chile, Brasil, Uruguay, entre otros luga-
res.
“Quizás un día, comprendas
acaso, ese misterio que nos
da la vida”
Dice la zamba “Recordemos”, de Raúl.
Él junto a Hugo grabaron catorce álbu-
mes de larga duración, además de va-
rios simples en sellos nacionales y uno
internacional, en el sello estadouni-
dense Parnasso Record. En 1995 fue-
ron nominados al premio Martin Fierro
por el programa de televisión “La noche
de los Hermanos de la Torre”, que se
emitía por Canal 8. Fueron los primeros
folcloristas que actuaron en el Auditorio
Juan Victoria y toda su obra está gra-
bada por al menos 60 intérpretes, tanto
argentinos como extranjeros. Recibieron
el premio “Para el tiempo de cosecha”
del Senado de la Nación, en 2009; tam-
bién el disco de Oro del sello Proel, en
2011. Además, fueron declarados veci-
nos ilustres por la Municipalidad de la
Ciudad de San Juan.
Tanto Hugo como Raúl se recibieron de
abogados, ejercieron la profesión y la
docencia universitaria. Aparte de esto
,
Hugo
tuvo un hijo,
Santiago
, que es
psicólogo;
Raúl
se casó con Cristina Ca-
rrera, a quien él mismo describe como
muy buena bailarina de folclore y juga-
dora de mami hockey. Ellos tuvieron
cuatro hijos, la mayor es
Julia
, que es
artista plástica; le sigue
Esteban
, abo-
gado y juez del Tercer Juzgado de Fami-
lia;
Federico
, que es abogado y
Agustina
, que es psicóloga. La her-
mana de Hugo y Raúl,
Delia
, es maqgis-
ter en Ciencias Políticas y profesora de
danza.