El Nuevo Diario - page 17

Los mitos y el miedo que
persiste hacia los gitanos
Viernes 27 de octubre de 2017
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temas que más marca las diferencias
culturales con el pueblo gitano. Ellos lo
explican con total naturalidad: para ca-
sarse, el hombre debe pagar un precio
por la mujer. En tono de broma, Ariel
dice:
—las mujeres valen plata pero a
los hombres se los pueden llevar
tranquilos
—. Cuando les preguntamos
qué precios se manejan, explican que en
San Juan se paga 30 mil pesos por la
dote. Este acto no se realiza con ningún
papel como tampoco la unión en sí.
No pasamos por civil sino que direc-
tamente hacemos una joda en las
casas o en clubes— explica Alfredo,
que señala que después del matrimo-
nio la mujer debe usar un pañuelo en
la cabeza.
—¿Cómo es el rito del casamiento?
—Ponés la plata y la llevás. Si después
se quieren separar, pueden hacerlo pero
no te devuelven la plata. Igual no nos se-
paramos tan fácilmente porque nos
duele, como a todos. Se trata de conser-
var la virginidad en la mujer porque es el
orgullo del padre de familia. A los varo-
nes se les permite más casarse con crio-
llas pero para la mujer es más difícil
porque las protegemos más. Además el
noviazgo casi no existe porque las pare-
jas deben casarse a los 2 o 3 días y si
pasa más de una semana te ponen una
multa.
Venta de autos, a
precios muy bajos
—Vendemos de todo, desde sábanas
y cortinas hasta vehículos, baterías y
aluminio—
cuenta uno de los jóvenes.
En la actualidad casi todos los gitanos se
dedican a la venta de autos, que es lo
que más dinero genera. Desde niños,
aprenden las habilidades de comerciante
y alrededor de los 12 años comienzan a
trabajar. Ariel dice que a los gitanos no
les gusta trabajar en relación de depen-
dencia.
—El único jefe es el padre de fami-
lia—
asegura.
Ariel dice que este modo de vida les per-
mite manejar sus tiempos. Así se impone
un esquema inverso, en el que los fines
de semana son días de mucho trabajo y
el lunes de descanso. Las mujeres ven-
den artículos menores casa por casa o
se dedican a las tareas del hogar.
De perseguidos a
católicos y
evangelistas
En la religión primaria del pueblo gitano
reinaba el misticismo y el trato con Dios
era directo y personal y no hacía falta di-
rigirse a templos especiales. Al cuestio-
nar la autoridad eclesiástica, los gitanos
fueron rechazados por la Iglesia Cató-
lica. Sin embargo hoy queda muy poco
del antiguo credo y en la actualidad hay
muchos gitanos católicos mientras que
un porcentaje considerable se ha vol-
cado hacia el evangelismo. En la familia
Juan hay lugar tanto para los católicos
como para los evangélicos y de hecho
una tía dirige una iglesia de esta clase.
Así, esta familia festeja tanto Navidad
como Año Nuevo y celebra con gran al-
garabía el Día de la Virgen, el 8 de di-
ciembre.
Una cultura de
clan dominada por el
hombre
“La familia es lo más importante de
todo”, dicen los jóvenes de las familias
Juan y Yancovich. Siguiendo la tradición
de familia numerosa y patriarcal, los gita-
nos imponen límites a las mujeres, aun-
que a la luz del siglo XXI han
comenzado a reconocerles ciertas liber-
tades. Sin embargo, admiten que esta
estructura ha llevado a muchas mujeres
a huir de la comunidad.
Si quieren irse pueden hacerlo por-
que alguien que te falla no puede
estar acá—
explican.
Sin embargo, si la mujer acepta vivir
como gitana debe soportar el “reto” del
hombre si infringe las normas. Cuando
les preguntamos si alguna vez se las re-
prime con golpes, aseguran que este
tipo de castigos ya quedó en el pasado.
Hombres de jean, mujeres con
ropa gitana:
Mientras los hombres
usan jeans y la última remera de moda,
las mujeres se visten con las típicas po-
lleras largas, a partir de los 7 u 8 años.
La mujer no puede andar de panta-
lón porque es una falta de respeto al
hombre y a la comunidad— dice Gus-
tavo.
Las tareas del hogar:
Los trabajos
en la casa siempre quedan a cargo de la
mujer, que empieza a realizarlos desde
niña “apenas puede con la escoba”.
Salidas hasta las 21 hs:
Entre los
“permisos” que ellas tienen se en-
cuentra la posibilidad de salir a pasear, ir
a comprar o ir a tomar mate con las veci-
nas. Sin embargo, siempre deben pedir
permiso al hombre y sus salidas no pue-
den extenderse hasta más allá de las 21
ni salir a boliches como ellos.
“Todos trabajamos
para una sola caja”
La búsqueda de la independen-
cia:
En la estructura de la familia gi-
tana, los hijos viven en la misma casa
con sus respectivas familias y entregan
el producto de su ganancia al padre.
—Todos trabajan para una sola caja
pero en algún momento quieren inde-
pendizarse— dice Daiana.
Métodos anticonceptivos:
La ma-
yoría de las parejas tiene hasta 10
hijos, hasta que la mujer tiene unos 28
años, y no usan métodos anticoncepti-
vos sino hasta después de tener esta
cantidad de niños.
H
ace varios años, la telenovela
“Soy gitano” puso el foco en
esta cultura pero provocó las denun-
cias en el Inadi de miembros de
esta comunidad, que se sentían
ofendidos ante una representación
que los pintaba “con los peores es-
tereotipos: mafiosos, ladrones, pro-
miscuos, hechiceros, estafadores,
conspiradores y asesinos”. Más allá
de la ficción, muchas de estas con-
ductas forman parte del imaginario
popular y aunque a veces las cróni-
cas policiales los incluyen en distin-
tos delitos, ellos se defienden:
—Si hay un gitano que roba, hay
100 criollos que roban y matan—
dice Ariel Juan.
—Los que roban, matan y se dro-
gan ya no son gitanos porque si
alguno hace eso, lo
echamos—
dice el joven.
Las familias Juan y Yancovich die-
ron su versión sobre los delitos de
los que se los acusa:
Autos “mellizos”:
Alfredo Yan-
covich afirma que —tal vez haya gi-
tanos que venden autos duplicados
pero esto no sucede en provincias
como San Juan. Además son más
las veces que nos engañan a noso-
tros con autos robados o que tienen
deuda de patente—.
Secuestro de niños:
Ante esta
acusación, los gitanos aseguran:
no robamos niños, nosotros tene-
mos muchos hijos— dicen mientras
aclaran que estas ideas llevan a una
gran discriminación hacia su gente.
El robo y la quiromancia:
Son
comunes las historias del robo
de relojes u otras pertenencias por
parte de gitanas que se acercan a la
gente con la excusa de “leer la
mano”.
Los Juan aseguran que la quiro-
mancia es una costumbre en de-
suso, que “queda solo en algunas
mujeres mayores” e indican que la
ley gitana prohíbe el robo y repiten
que esto pasa solo en las grandes
ciudades.
La muerte de un familiar:
Cuando
algún gitano fallece, la familia lo en-
tierra en un cementerio común pero a
los 2 o 3 meses se reúne para celebrar
una especie de misa.
Vamos a una cancha o un camping
y ponemos un mantel grande sobre
la tierra con muchas frutas y comida. Se
ponen velas y damos vueltas alrededor
cantando y recordando al fallecido—
cuenta Alfredo.
Votar sin saber a quién
Están conectados con el mundo a través
de la tecnología pero no manifiestan in-
terés por las cuestiones sociales y políti-
cas.
El domingo cuando fui a votar aga-
rré cualquier papelito para no perder
mucho tiempo. Vamos porque es obli-
gatorio—
cuenta con sinceridad Alfredo
Yancovich.
Cuando les preguntamos si saben quié-
nes ocupan los cargos de presidenta y
de gobernador de San Juan, algunos
guardan silencio y miran con cara de
duda pero Ariel responde con mayor se-
guridad: —Sé que Gioja está acciden-
tado y sabemos de Cristina por la tele—.
Sin embargo, reconoce el mismo desin-
terés de su grupo: —no nos interesa lo
que hacen ellos—.
“Nos estafan
porque confiamos
en la gente”
No tienen un código de leyes escritas
sino que se rigen por normas transmiti-
das por tradición oral. Sin embargo, con
el avance de los tiempos debieron ape-
lar a contratos más fiables que la pala-
bra. —Nos han estafado muchas veces
porque tenemos confianza en los
otros— dice Gustavo, quien asegura
que
—al revés de lo que se cree, son
más las veces que los criollos estafan
a los gitanos que viceveresa—.
Antiguamente los gitanos tampoco guar-
daban su dinero en los bancos pero
ahora sí apelan a estas instituciones
porque dicen que “ya no se puede tener
la plata en la casa y la gente no se fija si
sos criollo o gitano para robarte”.
Sin cuotas ni obra
social: la cultura
de la inmediatez
“Nosotros queremos todo rápido”, dice
Ariel Juan para explicar el porqué de
muchas decisiones que nos resultan sor-
prendentes. En el área de los negocios,
venden autos a precios mucho más
bajos, con tal de concretar la operación
rápidamente. —Si en una semana no lo
vendemos acá, vamos a otra provincia
porque queremos el dinero rápido— ex-
plica Ariel. Además, le huyen a los
siste-
mas de cuotas
, que alargan los planes
inmediatos que tienen.
Las
vacaciones
constituyen otro de los
aspectos que nos diferencian ya que
ellos manejan sus propios tiempos y no
dedican un período del año para des-
cansar. La cultura de la inmediatez tam-
bién influye en la
salud
y determina que
los gitanos prefieran las clínicas en vez
de los hospitales públicos. —No tene-
mos obra social y si hay alguna urgen-
cia, vendemos todo y pagamos de
contado— dice Pablo Yancovich.
DE LOS GITANOS
Rara vez los gitanos visitan el hospital público, salvo una urgenciamuy importante. Prefieren las
clínicas en donde no tienen problemas en pagar de contado
s
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