El Nuevo Diario - page 55

de rumbo
Cambio
N
oviembre de 1982. Una larga fila de jóve-
nes espera para inscribirse como aspi-
rante para ingresar a estudiar a la UNSJ.
En realidad no es una sola fila, son varias, una
por cada carrera de la Facultad de Ciencias So-
ciales. Lo notable era que dos de esas filas supe-
raban por mucho al resto: eran las que reunían a
los que querían estudiar Sociología y Ciencias
Políticas, dos carreras que durante la dictadura
militar que había comenzado en 1976, se habían
cerrado. En la espera hay jóvenes, recién salidos
de la secundaria, pero también los hay mayores,
que tuvieron que dejar de estudiar porque les ce-
rraron las carreras. Y hasta adultos, entusiasma-
dos por el inminente retorno de la democracia al
país.
● ● ●
Veo esta escena desde la ventanilla de la línea
10 que me lleva desde la casa de un compañero
(yo era estudiante de Ingeniería desde el `79), en
Rivadavia, hasta el centro. La avenida Ignacio de
la Roza, que todavía algunos llamaban Cereceto,
era una vía más angosta, con árboles inmensos
en ambos costados. Por entonces, la Facultad de
Ciencias Sociales y un poco más allá, la Universi-
dad Católica de Cuyo, parecían ser el confín de
la ciudad. En el colectivo, cerca de mí, dos seño-
res mayores conversan sobre la escena. “Está
bien que estudien, ahora que todo empezó a
cambiar”, dicen.
● ● ●
Yo no lo sabía entonces, pero fui testigo de una
historia que empezaba a escribirse en esa fila, en
esa espera de jóvenes deseosos de recuperar el
debate, la libre expresión de sus ideas y el ejerci-
cio de las instituciones, desde las aulas de la uni-
versidad. Hoy, a 30 años y mirando en
perspectiva, recuerdo las palabras de aquel
señor mayor en el colectivo y coincido plena-
mente con su apreciación: todo empezó a cam-
biar.
A la Universidad Nacional de San Juan le llevó
un tiempo adecuar su funcionamiento interno a la
democracia recién recuperada. En 1986 asumió
el primer rector elegido democráticamente por la
Asamblea Universitaria: el arquitecto Sebastián
Villar, acompañado por la profesora Cristina
Krause. El sistema era el de voto indirecto y el
mandato de las duplas rector/vice y decano/vice
duraba dos años. La UNSJ tampoco tenía esta-
tuto propio y fue recién durante el primer man-
dato del ingeniero Tulio Del Bono cuando la
Asamblea Universitaria aprueba la norma. En el
Estatuto Universitario, la UNSJ incorpora con voz
y voto al personal de apoyo universitario al cogo-
bierno dentro del Consejo Superior, siendo la pri-
mera universidad nacional en adoptar esta de-
cisión.
● ● ●
De a poco, pero en forma sostenida, en el Con-
sejo Superior y en el Rectorado mismo empie-
zan a ponerse en marcha otros mecanismos de
participación, a tono con la democracia. El
Consejo Social Asesor surge como una necesi-
dad de los universitarios de escuchar a la co-
munidad en la que se inserta UNSJ y de
responder a sus demandas. Con este espíritu
se crea también la Secretaría de Extensión
Universitaria en el Rectorado y en las faculta-
des y dentro de ella, surge el Programa Univer-
sitario de Asistencia Municipal, como una
forma de responder a las demandas de los de-
partamentos de la provincia. Se suceden los
convenios con municipios, organizaciones no
gubernamentales, entes intermedios de la pro-
vincia y la región, que permiten que la UNSJ se
vincule de manera efectiva dentro de la comu-
nidad.
● ● ●
Participar y permitir la participación de todos:
tal fue y es la premisa. A 30 años de aquella re-
cuperación de la democracia, estoy convencido
que no hemos equivocado el camino. Por el
contrario, creo que debemos intensificarlo.
Hace poco, hablando ante jóvenes egresados,
aseguré que la participación es un derecho y
un compromiso. En ese sentido, sostengo fir-
memente lo que nuestro estatuto enuncia,
cuando habla de los fines de la universidad: la
formación integral de hombres y mujeres libres
en una sociedad auténticamente democrática,
centrada en ideales de independencia y partici-
pación; hombres y mujeres comprometidos con
el ser nacional y con su realidad local y regio-
nal.
● ● ●
E
stos son, a mi entender, los objetivos
que no debemos perder de vista. A esa
tarea estamos abocados, escuchando
todas las voces, atendiendo el sano disenso y
el debate de ideas, custodiando celosamente
el espacio en el que todos puedan expresarse
y apoyando todas las iniciativas que tiendan a
ello.
Este es el rol de la universidad en la democra-
cia. Y es mi aspiración, cuando termine mi
tarea como rector de la UNSJ, dejar a quien
me suceda una institución que educa para la
democracia, a través de la solidaridad, la res-
ponsabilidad social, el compromiso por el ac-
ceso igualitario al conocimiento y la difusión de
la ciencia, las manifestaciones artísticas y el
libre pensamiento de todos.
Por
Dr. Oscar Nasisi*
*
Rector de la UNSJ
Viernes 3 de enero de 2014
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