El Nuevo Diario - page 11

Sábado 2 de enero de 2016
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TIERRA AFIRMACIONES DE LOS SANJUANINOS
En efecto, aunque la afluencia de extran-
jeros fue reducida en los primeros años,
desde 1874 funcionó la
Comisión de In-
migración
, dependiente del gobierno
nacional, la que contribuyó a radicar eu-
ropeos en la provincia.
Desde el siglo XIX el gobierno de Men-
doza contaba con un representante en
Buenos Aires para derivar inmigrantes
hacia allá.
Y aunque en San Juan también actuó la
Si uno repasa la lista de
apellidos que hicieron
grandes empresas, ad-
vierte que tanto españoles
como italianos vinieron
en una gran mayoría con
deseos de progresar.
Así lucía San Juan en la época que
el gobernador Carlos Sarmiento or-
denó un Censo Provincial. Sobre la
izquierda de la foto se aprecian los
mateos; la calle aún no tenía pavi-
mento y los automóviles no habían
llegado a la vida ciudadana. Los
postes indican la presencia de la
iluminación eléctrica, por lo que
todo da a entender que esta foto es
de alrededor de 1910.
(Foto publicada en el libro “El San
Juan que Ud. no conoció” de Juan
Carlos Bataller y proporcionada por
la familia Graffigna Freites)
Comisión de Inmigración, esta fue
mucho menos efectiva que en Mendoza.
l l l
Hay quienes sostienen que esas comi-
siones de inmigración no fueron decisi-
vas. Al menos no en la medida que
influyó el hecho de que San Juan fuera
un punto terminal con el ferrocarril. Posi-
blemente muchos inmigrantes descen-
dieron en Mendoza para probar
suerte, atraídos por estímulos oficia-
les que no existían en San Juan.
Otros en cambio argumentan que la
inmigración que llegó a estas tierras
lo hizo de una forma que se deno-
mina
“inmigración en cadena”.
Es
decir, viene primero un inmigrante y si
a este le va bien al poco tiempo lle-
gan familiares, amigos o vecinos
atraídos por los relatos sobre posibili-
dades futuras.
E
n ese sentido y siempre de
acuerdo a estos argumentos
hubo una temprana influencia
de europeos en Mendoza, desde
1850, que sin duda contribuyó en la
formación de las cadenas étnicas que
tan destacado papel han cumplido
para incorporar connacionales en las
sociedades receptoras.
San Juan nunca tuvo una política mi-
gratoria.
Y ahí estuvo la explicación de por qué
Mendoza recibió mayor inmigración
italiana…
pero también española,
turca, rusa y de todo el mundo.
Y en esa gente estuvo la palanca
del desarrollo mendocino.
LOS MAS VARIADOS ORÍGENES
Todos hicimos San Juan
Los Graffigna
(Italianos)
C
orría 1862 cuando llegó a San Juan el inmi-
grante italiano José Graffigna, un aventu-
rero que luego de mucho recorrer, encontró
aquí una tierra con las características ideales para
el cultivo de la vid. Así fue que compró una propie-
dad con viña en Concepción.
Pocos años después, en 1865 arribó a estas tierras
su hermano, don Juan Graffigna, quien se enamoró
inmediatamente del lugar y comenzó a trabajar en
sociedad con él por un breve período. Fueron estos
pioneros inmigrantes italianos los que trajeron consigo
excelentes variedades de uvas europeas, las cuales
incorporaron a nuestro suelo y, por supuesto, la gran
experiencia vitivinícola italiana.
En 1869, don Juan Graffigna, continuando la tradición
familiar, comenzó modestamente las actividades de la
bodega con la compra de una propiedad en Desampa-
rados.
Años más tarde, ante las excelentes posibilidades que
ya demostraba el negocio, Santiago Graffigna, que se
encontraba en Italia, fue solicitado por su tío Juan para
que lo viniera a ayudar. Es así como don Santiago, se-
ducido por la descripción de estas tierras, decidió em-
barcarse para América en busca de su porvenir.
Santiago Graffigna fue quien, verdaderamente, dio co-
mienzo a la gran empresa.
Los Del Bono
(Italianos)
U
n día aquel inmigrante se encontró con otro
que dio la casualidad era del mismo pueblo de
origen. Era el ingeniero Cereseto, por muchos
considerado el padre de la moderna vitivinicultura san-
juanina.
Tanto le habló Cereseto de San Juan, donde ya estaba
radicado, que Juan Del Bono se entusiasmó y se vino
en 1870 para ver si realmente existían aquellas “tierras
prometidas”.
Del Bono estuvo algunos días en San Juan y regresó a
buscar a su familia. “He encontrado el paraíso”, les dijo.
Inmediatamente se vinieron todos.
Don Juan, casado con María Briano y padre de tres
hijos, comenzó trabajando de obrero de Cereseto y fue
empleado de esa firma hasta 1888. Fue entonces
cuando se independizó. En 1890, en Desamparados, ya
había levantado su primera y modesta bodega.
La empresa creció y desde 1903 el establecimiento viti-
vinícola quedó a cargo de sus dos hijos varones: Carlos
y Bartolomé. Este último fue quien dio un gran impulso
al emprendimiento, que llegó a transformarse en una de
las grandes empresas familiares de San Juan.
Esta es una hermosa foto de los primeros años del
Siglo XX. Don Juan B. Del Bono y su esposa María
Briano aparecen en un coche de plaza con cochero.
(Foto publicada en el libro “El San Juan que ud. no co-
noció” de Juan Carlos Bataller - Imagen proporcionada
por Eduardo Graffigna)
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