Viernes 26 de febrero de 2016
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Y LOS SUBEN A LAS REDES
Creciendo en la red
J
ulián, Ivo y Juan son parte de lo que
los investigadores denominan “nati-
vos digitales”, niños que crecieron
en la red y que son usuarios permanentes
de las tecnologías con una habilidad con-
sumada.
En el trabajo de investigación “Nativos digi-
tales y modelos de aprendizaje”, de Felipe
García, Javier Portillo, Jesús Romo y Ma-
nuel Benito (Universidad de País Vasco /
Euskal Herriko Unibertsitatea -UPV/EHU-),
los autores definen que la característica
principal de los nativos digitales es “
sin
duda su tecnofilia. Sienten atracción por
todo lo relacionado con las nuevas tec-
nologías. Con las TICs satisfacen sus
necesidades de entretenimiento, diver-
sión, comunicación, información y, tal
vez, también de formación
”.
Entre las características citadas, los nati-
vos digitales:
l
Absorben rápidamente la información
multimedia de imágenes y videos, igual o
mejor que si fuera texto; consumen datos
de múltiples fuentes; esperan respues-
tas instantáneas; permanecen comuni-
cados y crean también sus propios
contenidos.
l
Navegan con fluidez; tienen habilidad
en el uso del ratón; utilizan reproducto-
res de audio y video digitales a diario;
toman fotos digitales que manipulan y
envían; y usan sus ordenadores para
crear videos, presentaciones multime-
dia, música, blogs, etc.
l
Funcionan mejor trabajando en red.
Y prefieren los juegos al trabajo serio.
Hay quienes sostienen que el creci-
miento en este entorno tecnológico
puede haber influido en la evolución del
cerebro de estos individuos. En con-
creto, se investiga el efecto de los jue-
gos electrónicos en algunas habilidades
cognitivas y la generación incluso una
nueva estructura neuronal en los indivi-
duos. Sin duda, su actividad con la tec-
nología configura sus nociones sobre lo
que es la comunicación, el conoci-
miento, el estudio/aprendizaje e, in-
cluso, sus valores personales.
OPINIÓN
L
a red conecta pero atrapa.
¿A partir de qué? De la
mirada. Todo transcurre a
partir de la mirada. El ver todo,
ver de todo, ver todo el tiempo,
ser visto por todos. “El mundo es
omnivoyeur”, decía Jacques
Lacan. Es una mirada que
quiere más y más. La mirada ha
pasado a primer plano en nues-
tra época. Antes eran las pala-
bras. Incluso cuando surgió la
radio, en la misma se contaban
historias. Ya teníamos allí un
modelo de algo de lo que ven-
dría. Un pequeño aparato que
nos tiene atrapados pendientes
de él. La gente esperaba para
escuchar las novelas en las ra-
dios. Pero dado que la comuni-
cación no era inmediata como lo
es hoy, durante las esperas se
veían en la necesidad de llenar
el tiempo. Ello se hacía traba-
jando, hablando, jugando, imagi-
nando. En la imaginación está
presente la mirada pero de otra
forma, de manera creativa, in-
ventiva.
El televisor instauró el “ya no es
necesario imaginar”, la cosa
está “lista para ver”, así como se
dice, “listo para comer”. Sumado
a esto, los límites temporales,
los tiempos de espera, ya no
existen, se da de manera inme-
diata. La inmediatez es un sín-
toma de nuestra época.
Entonces estamos allí, atrapa-
dos en un pequeño objeto
(ahora el celular) dispuesto a
mostrarnos todo el tiempo todo
lo que queramos ver, saciar
nuestro hambre de ver y ser vis-
tos. En el fondo es una cuestión
exhibicionista-voyeurista, pero
sin la mediación del arte, de la
palabra, de otras maneras en las
que antes se vehiculizaba dicho
deseo. Siempre existió, pero
ahora está al alcance de cual-
quiera el mostrar cualquier cosa
a “todo el mundo” (en la fantasía
es todo ya que nunca es todo)
¿Por qué esto atrapa a los más
pequeños? En realidad atrapa a
todo el mundo, ya que es una
red, por donde circula la mirada
del otro, el ver lo oculto, el ver
más y más del otro, el mostrar
más y más de uno, pero claro,
los más pequeños son como los
peces en el mar, serán atrapa-
dos más fácilmente en las redes
de esta mirada del otro que no
plantea ningún enigma, ninguna
pregunta, ningún vacío que son
las cosas que angustian tanto al
ser humano, sino que llenan el
mismo de una mirada constante
que todo lo ve, todo lo abarca,
todo lo sabe. Es nuestro nuevo
dios.
Algo muy atrapante:
Inter-net, red
Por:
Ariel Moya
Licenciado en
Psicología