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Viernes 16 de septiembre de 2016
“Siento un agradecimiento enorme porque
ellapensó en mi para que pudiera vivir,
pero ¿para qué voy a interferir?”, res-
ponde Yanina Balmaceda, hija adoptiva,
cuando le preguntan si le gustaría conocer
a quien le dio la vida. Ella organizó un en-
cuentro para que otras personas que fue-
ron adoptadas compartan sus
experiencias.
La propuesta surgió con Lorena Calderón
en el seno del grupo San José, que acom-
paña a padres adoptivos. Ella era mamá
adoptiva y falleció hace unas semanas.
En el intento de seguir adelante con esa
propuesta, Yanina la llevó a la práctica el
último sábado. Entre los asistentes al en-
cuentro hubo chicos desde los 11 años
hasta hombres y mujeres mayores de
cuarenta, que compartieron su testimonio
con los más pequeños. Entre ellos esta-
ban Celina, Marisa y Fernando Guardia,
tres de los seis hijos que adoptaron sus
padres. Ellos y Yanina, que tiene otro her-
mano,que al igual que ella fue adoptado,
compartieron su experiencia.
—¿Qué significa para vos ser hijo
adoptivo?
Yanina:
—No sé si tiene un significado, es
un hecho, una situación equis por la que
yo llegué a mi casa pero a mí no me de-
fine. Yo soy hija.
Marisa:
—No me define ser adoptiva, por-
que soy hija. Tengo 44 años, es una reali-
dad totalmente distinta ahora a cuando
era chica. Antes esto era tabú, tuve una
infancia con ese temor a que el otro no se
enterara por miedo a las burlas.
Celina:
—La palabra adopción es la más
bonita que escuché porque gracias a eso
tengo una familia. Para mi adopción es
amor.
—¿Cómo te enteraste de que eras hijo
adoptivo?
Yanina:
—No me acuerdo. No hay un
HIJOS ADOPTIVOS SE REÚNEN PARA COMPARTIR EXPERIENCIAS
hecho concreto, un día. Mis papás dicen
que desde el primer momento en que me
recibieron me lo dijeron, crecí con esta
verdad.
Marisa:
—Hemos mamado la palabra
adopción, pero un hecho que hizo que mis
papás se sentaran a hablar conmigo fue
un problema que tuve en la escuela. De-
cían que yo era adoptada y me dejaban
de lado. Yo tendría 7 u 8 años y no sabía
cómo defenderme. Mis papás me pregun-
taron si me daba vergüenza ser hija adop-
tiva y dije que no. Me dijeron: “Entonces
no tenés que avergonzarte cuando te lo
digan y sentite orgullosa. Somos tu papa y
tu mama y no hay otra”. A lo mejor cada
uno tuvo un momento, en el club, la es-
cuela, ese choque en el que alguien nos
enfrenta y nos lo dice.
Fernando:
—Es como que te pregunten
en qué fecha empezaste a amar a tu
viejo, los amo desde siempre.
Celina:
—No tengo noción, creo que por
ser la más chica, aparte de crecer con la
verdad de mis viejos lo hice con la de mis
hermanos. Desde bebé mi vieja me con-
taba cuentos diciéndome la verdad. Tengo
conocidos que desgraciadamente no se la
comunicaron o lo hicieron de grande, ahí
es doloroso.
—¿Quisiste o querés conocer a tu
madre biológica?
Celina:
—No me gusta que digan tu mamá
biológica. Mi mamá es mi mamá, la otra
es la señora que me tuvo y doy gracias a
Dios que lo hizo. En la adolescencia todos
tuvimos esa curiosidad, pero yo no tuve
mucha. A los 5 años más o menos, una
vez que mi mamá no me quiso dar algo,
peleando de repente le dije “no sos mi
mamá y me voy a ir con mi mamá, la que
me tuvo”. Me sentí tan mal que lloraba, no
sabía cómo pedirle perdón.
Yanina
: —La sociedad habla de mamá
biológica, madre es otra cosa, es la que te
forma como persona. La verdad es que no
Adopción: Un tabú que empieza a caer
hay interés en conocer. El amor que recibí
me basta paraseguir viviendo y sacarmelas
dudas. Siento un agradecimiento enorme
porque ella pensó en mí para que pudiera
vivir y tener una familia pero ella tomó su
decisión, ¿para qué voy a interferir? Es res-
petar la decisión de ella.
Fernando:
—Siempre rescato la opción por
la vida, porque nos podrían haber abortado.
En la adolescencia tuve en algún momento
la curiosidad de saber por qué habrá sido
que me dejaron.
—¿Te preocupan tus antecedentes gené-
ticos en salud?
Fernando:
—No. Me acuerdo que la pri-
mera vez que fui al oculista me preguntó si
había algún antecedente en la familia y le
dije que no. Pero no fue mentir, fue natural.
Hace pocas semanas fui al cardiólogo, me
preguntaron si mi papá tiene hipertensión y
dije “el papá si, la mamá no”. Yo trato de no
traer a la memoria si tendré algún problema
o no.
Yanina:
—A mi hace un par de meses me
operaron y también me preguntaron. Des-
pués de varias sesiones le dije que era
adoptiva, quedó en eso y no hubo algo para
preocuparse, no entra en nosotros esa
parte.
Marisa:
—A mí en los tres embarazos, como
tuve cesáreas, me preguntaron por antece-
dentes de diabetes y dije que no. Cuando
pensé dije, “uh, en realidad no sé”. Pero
uno contesta naturalmente.
—¿Sigue existiendo la discriminación
hacia los hijos adoptivos?
Celina:
—Debe seguir pasando y no hay
que olvidarse que los niños por ahí, sin que-
rer, son crueles entre ellos. Pero la raíz está
en la verdad.
Fernando:
—En esto creo que la sociedad
creció para bien. Yo tengo 50 años, en otra
época era algo tabú. Era mal visto que una
mujer no se quedara embarazada.
Marisa:
—Cuando me fui a casar, mi suegra
no me quería. Como mi mamá no había po-
dido tener hijos, pensaba que yo no iba a
poder tener. Hay gente muy ignorante res-
pecto a ese tema.
Yanina:
—El otro cree que al llamarte
“adoptado” te puede lastimar pero no va a
traernos confusión porque lo tenemos claro,
nuestros padres nos han preparado.
¿Qué significa ser hijo adoptivo?, ¿quieren conocer a quién les
dio la vida?, ¿cuándo y cómo les contaron su verdad? Yanina,
Celina, Fernando y Marisa fueron adoptados por sus familias y
trabajaron en la organización de un encuentro para compartir
su experiencia.
En el encuentro de hijos adoptivos: Diego Sessa con Angelita Sessa Calderón en brazos, José Alejandro Balmaceda, Marisa Guardia, Mariana Paez,
Celina Guardia, Yanina Balmaceda y Daniel Guardia.
Celina Guardia
Fernando Guardia
Marisa Guardia
Yanina Balmaceda