—¿Qué miedos tuviste que superar
para presentarte al casting?
—Cuando supe de la Fiesta del Sol y
quiénes iban a estar, pensando en uno
de mis maestros, querido y admirado por
mí, Juan Carlos Carta, me entusiasmó
esa idea. Pensé el “no” ya lo tengo pero
si no me presento, siempre me voy a
quedar con la duda de si era capaz de
semejante desafío a esta altura de mi
vida. Y disfruté profundamente el mo-
mento del casting, desde lo más profundo
de mi ser, como si siempre me hubiera
presentado a castings y era la primera
vez.
—Entre hijos y nietos, a veces a los
adultos les cuesta generar un pro-
yecto de vida.
—Sí, este es mi proyecto de vida y en el
arte, que también se lo inculqué a mis
hijas y lo hemos transitado juntas. En
este proyecto ya no estamos juntas sino
que soy yo, María Luisa González Au-
bone, con 71 años, largos, y para mí fue
tocar el cielo con las manos. Estoy feliz.
Sé que los ensayos van a ser bastante
duros, por lo menos para mí, en relación
a la cantidad de horas y todos los días.
Pero me siento inmensamente feliz.
—¿Tuviste que aprender un parla-
mento?
—Sí, aprendí un monólogo de una parte
que para mí fue bastante complicada de
Madre Coraje, de Bertolt Brecht. Lo ela-
María Luisa Gonzalez Aubone
“Fue tocar el cielo con las manos”
Juan
Pérez Calvo,
el policía que
tampoco tiene
antecedentes.
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Viernes 2 de diciembre de 2016
MARÍA LUISA GONZÁLEZ AUBONE Y BENJAMÍN KUCHEN PARTICIPARON DEL CASTING DE LA FNS
Atreverse
E
ntre los 1.400 actores y
bailarines que se presenta-
ron al casting de la Fiesta
Nacional del Sol, estuvieron María
Luisa González Aubone (71),
quien estudió danza con Juan
Carlos Abraham; teatro con Juan
Carlos Carta, integra Protea y es
exdirectora del Centro de Arte y
Recreación Jelú, y Benjamín Ku-
chen (75), ingeniero, exrector de
la UNSJ y excandidato a goberna-
dor de San Juan.
Ambos son reconocidos en la so-
ciedad sanjuanina, tienen más de
70 años y se animaron a competir
con cientos de jóvenes que fue-
ron, durante unas horas, sus
pares. Lejos de los prejuicios y los
miedos, los dos se animaron a
cumplir sueños pendientes, y que-
daron confirmados como actores
titulares de la fiesta. Aquí su re-
lato.
Ambos son conocidos en la sociedad sanjuanina y pasan los
70 años, sin embargo se animaron a participar del casting
para elegir actores y bailarines para la Fiesta Nacional del
Sol. Los dos decidieron cumplir sus sueños y más allá de
cualquier prejuicio, liderar su propio proyecto de vida.
boré al personaje como yo lo sentí, desde
lo más profundo de mí ser. Fue un gran
desafío presentarme a un casting ante
este jurado tan importante y prestigioso.
Entré con un grupo de chicas jóvenes y yo
era la mayor de todas.
—¿Cuántos nietos tenés y qué te dije-
ron?
—Tengo seis nietos. Cuando les conté, me
dijeron: “¡ay, Naná, vas a estar en la Fiesta
del Sol! ¡Te vamos a ver otra vez en el es-
cenario!”. Yo les dije sí, que les sirva de
ejemplo. ¿Qué más le puedo pedir a la
vida y a Dios? Gracias a la vida que me ha
dado tanto. Me sigue dando y yo voy a se-
guir en la medida que pueda porque me
siento capaz. Y a las pruebas me remito.
—¿Qué te llevó a presentarte al casting?
—Mis hijos Guillermo y Ernesto son actores,
y bastante buenos por lo que dicen; ellos
siempre me hablaban de la cuarta pared, de
lo que significa estar en un escenario, y yo
pensé, de algún lado debe venir esta inclina-
ción artística, por ahí de mi familia de Santa
Fe, de mis hermanas. Mis hijos me incentiva-
ron a presentarme y dije vamos a ver qué es
ser actor. Me parecía como una meta a cum-
plir en algún momento esto de subirme a un
escenario.
—¿Cuáles fueron los miedos a vencer?
—Fui rector de la Universidad Nacional de
San Juan, trabajo, tengo una vida social, por
ahí pensaba en eso. Lo hablé con mis ami-
gos que se rieron mucho pero luego pensé,
a esta edad, podría sentarme en la vereda
de mi casa y ver la vida pasar o involu-
crarme. Siempre me he involucrado en cada
cosa que hice.
—¿Tuviste que aprender un parlamento?
—Sí, la producción nos daba tres y yo elegí
uno de Viñas que hablaba de Dorrego. Mis
hijos obviamente me ayudaron a prepararlo.
Cuando estaba esperando en el casting, es-
cuchaba a otros jóvenes que habían elegido
el mismo texto y pensaba que no lo hacían
nada mal. En ese momento, ellos eran mis
pares.
—En este ámbito, ¿cómo se siente que
los roles se inviertan, ser el padre
de...?
—
Espero estar a la altura. No sé nada de
la obra, por ahí entro y me matan en un
momento...
—¿Con qué compararías la experiencia
de pasar por el casting?
—Con rendir el doctorado, con esto de
tener muy poco tiempo para expresar lo
aprendido.
—¿Qué dijeron tus nietos cuando se
enteraron?
—Tengo seis nietos. Los más grandes se
rieron. Espero estar a la altura...
Benjamín Kuchen
“Fue como
rendir el doctorado”
