Viernes 8 de junio de 2018
8
VANESA SÁNCHEZ, LA MUJER A QUIEN LE ARREBATARON
Esta es la carta que supuestamente Vanesa Sánchez le entregó a Victoria
María Agüero, la mujer de Caucete que la albergó en su casa, embarazada.
Con 19 años y embarazada de
5 meses, su madre adoptiva la
echó de la casa. Encontró
ayuda en Caucete, pero la
gente que la cuidó, terminó
quitándole a su hija y
diciéndole que había muerto.
Hoy, la encontró pero la joven
no quiere verla. El caso llegó
a la Justicia.
P
asó 20 años buscando a su hija en
cada rostro de niña que veía en la
calle. Estaba segura que el certifi-
cado de defunción que le mostraron a dos
meses de nacida su beba no era real. Ella
misma la había anotado en el Registro Civil
al salir del hospital de Caucete, donde dio a
luz a una pequeña que nació con 4,45 kilo-
gramos a las 22.58 horas del 22 de marzo
de 1998.
Hoy, Vanesa Sánchez sabe que lo que in-
tuía su corazón era verdad. El análisis de
ADN comprobó que su Micaela Guadalupe
Sánchez, vive, aunque ahora se llame Sil-
vina Claudia Agüero. Esta semana, la
mujer que se apropió de su hija, Rosa Ali-
cia Agüero; una hermana de ésta, Victoria
María Agüero; y una sobrina de ambas,
Patricia Miranda Agüero, fueron detenidas,
y el médico que redactó el certificado de
defunción de la beba y una nueva partida
de nacimiento con dos matrículas profesio-
nales diferentes, Celestino Elías, acaba de
entregarse a la Justicia.
Si esto fuera una ficción, seguramente el
final sería feliz. Sin embargo, la realidad de
Vanesa es muy diferente. En febrero de
este año comenzó a tener contacto con Mi-
caela Guadalupe, y ella a su vez con sus
tres hermanos, pero luego de que el caso
se hiciera público, la relación entre madre e
hija se rompió.
De hecho, durante el allanamiento efec-
tuado en el domicilio donde la joven vive
con su apropiadora y de donde se llevaron
a Agüero, los policías que efectuaron el
operativo y los testigos presenciales, escu-
charon varias veces a Micaela Guadalupe
decir:
“No declarés, mamá”, “Yo te voy a
ayudar, mamá”.
“No quiero que nadie vaya preso. Fue el
juez federal
(NdelaR: Leopoldo Rago
Gallo)
que mandó a detenerlos ya que es
un delito federal. Como persona no
quiero que nadie esté privado de su li-
bertad pero esto sabían que iba a
pasar”,
decía Vanesa llorando al conocer
la noticia del procedimiento policial.
“
No soy una persona que haya actuado
por venganza, yo hice todo porque mi hija
tiene el derecho de saber la verdad, que en
ningún momento la vendí ni la quise rega-
lar. Vengo 20 años buscándola. Con esto
que está pasando no me siento nada con-
tenta porque es duro. No soy una persona
con maldad. Amí me han criado bien, de
frente, nada de mentiras y las cosas como
tienen que ser”,
sostenía, angustiada.
En relación a cómo debía sentirse su hija
en este momento, Vanesa expresó: “
No
hablé con ella
. Imagino que me va a que-
rer venir a fusilar. No creo que pueda
tener un acercamiento con ella. Va a
estar dolida. Ella estaba totalmente en
contra de la denuncia.
Me pidió por favor
que no la haga, que no se haga público
pero ya estaba todo hecho. Imagino que
mi hija debe estar destruida y viene así
hace tiempo. Pero esto lo manda la ley, no
soy yo
”, dijo y agregó:
“Me robaron y me
quitaron el derecho de ser mamá. Yo
era muy jovencita. No tuvieron sangre
para hacerla pasar por muerta.
El daño
que hicieron, no pensaron que lo estaban
haciendo”
.
Hace 20 años
S
egún ella misma contó a los me-
dios, Vanesa tenía una relación
conflictiva con su madre adoptiva
y un hijo de un año cuando, con 5 meses
de embarazo, la mujer la echó de la
casa. El pequeño quedó con su abuela y
la joven comenzó a vivir de casa en casa
de sus amigas, en la Terminal de Ómni-
bus o en alguna plaza.
Sin recursos y enferma, se acercó hasta
el domicilio de un médico conocido de su
familia para que la atendiera. Celestino
Elías, el doctor al que recurrió y que ac-
tualmente continuaba viviendo y aten-
diendo a poca distancia de la casa de
Vanesa, la puso en contacto con un ma-
trimonio que vivía en Caucete.
Victoria María Agüero, hermana de
Rosa, era quien residía en ese domicilio
de Caucete, y quien ayudó a Vanesa
hasta que fue a dar a luz. De regreso del
hospital, la mujer cuenta que le pidieron
que saliera a buscar trabajo y que
cuando intentó salir con su hija, le expli-
caron que la dejara, que estaría bien cui-
dada.
Confiada, Vanesa salió de ese domicilio
y nunca más pudo volver a entrar. No
sólo le negaron a su hija, sino que tam-
poco le devolvieron sus pertenencias.
Según su testimonio, regresó todos los
días a reclamar a Micaela Guadalupe,
hasta que pasado un tiempo, Victoria
Agüero le dijo que su hija había fallecido
y le mostró un certificado de defunción.
A partir de ahí, la vida de la joven dio un
vuelco. Tres veces intentó suicidarse y
se sumió en el alcohol. Afortunadamente
y aunque en el primer tiempo, su familia
no creía que le hubieran robado a su
hija, con los años, la relación con su
madre mejoró y hoy Vanesa lamenta que
haya muerto, porque tendría la oportuni-
dad de conocer a su nieta perdida.
La mujer, quien actualmente tiene dos
hijos más, nunca dejó de buscar Micaela.
En el Registro Civil le seguían dando la
partida de nacimiento de su hija, y enton-
ces ella se aferraba a la creencia que es-
taba viva. Claro, desconocía que en el
departamento San Martín, Celestino
Elías le había extendido un nuevo certifi-
Una historia de película...
en la que todas pierden
Vanesa Sánchez, buscó 20 años a su hija.