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Viernes 10 de agosto de 2018
veces más rápido que los gigantes de la
Patagonia, por ejemplo. Además, tenemos
evidencia que tenía adaptaciones de un
sistema de respiración similar al de las
aves actuales. El descubrimiento le dio
fuerza a la investigación: no era solo un
gigante sino el camino evolutivo hacia el
gigantismo. Antes de este descubrimiento,
se consideraba que el gigantismo había
surgido durante el Jurásico, hace 180 mi-
llones de años aproximadamente, pero
In-
gentia prima
vivió a fines del Triásico,
entre los 210 y 205 millones de años.
—Si hay una virtud que se cultiva en la
paleontología es la paciencia.
— Mucho, porque a este dinosaurio lo en-
contramos en el 2015 y estuvo preparán-
dose acá en el laboratorio cerca de 7
meses. Un año y un poco más me llevó a
mí estudiarlo, mandar a analizar algunas
muestras, discutir con otros colegas y
comparar los restos con todos los dino-
saurios de distintas épocas en el mundo.
He viajado por el mundo viendo otros di-
nosaurios, conociéndolos, para poder
tener una idea completa de qué estaba
pasando. Sudáfrica era un punto impor-
tante para comparar y para poder enten-
der esto. Una vez que completamos ese
mega trabajo, lo escribimos y lo manda-
mos a publicar en febrero de este año. Lo
aceptaron y finalmente en julio fue publi-
cado. Es un proceso largo.
—Comenzaste tu carrera descubriendo
un dinosaurio. ¿Qué viene después?
— Por suerte me tocó descubrir un dino-
saurio nuevo, que no es común. Un fósil
no es casualidad, es un proceso de años
de trabajo, de ir al campo, de un montón
de dinero invertido, insumos, gente, expe-
riencia y se dio así… Estoy muy entusias-
mada porque esto me ha empujado para
seguir trabajando. Hay un montón de fósi-
les de Balde de Leyes por publicar. Esta-
mos trabajando en proyectos de
investigación, con convenios con otros
países, apoyo de la Provincia, la Universi-
dad y Conicet.
—¿Ya tenés nuevos proyectos?
—El CONICET es un viaje de ida, siempre
querés más. Publicar en este tipo de re-
vistas, te abre otras puertas. Otros cole-
gas me han escrito para que hagamos
proyectos juntos. Cada vez tenés ganas
de crecer más, porque las puertas que se
abren son infinitas. No pienso en dejar la
investigación por ahora. Siempre hay una
nueva pregunta por resolver.
—¿Queda material aún por descubrir?
— San Juan es un lugar único en pa-
leontología. Es privilegiado en el mundo
con sus yacimientos fosilíferos. Varias
provincias de Argentina tienen mucha ri-
queza fosilífera, pero San Juan tiene dos
grandes yacimientos que son el Valle de
la Luna y Balde de Leyes. Aquí se en-
cuentra un periodo de la historia evolu-
tiva, cuando se originaron la mayoría de
los grupos de animales que conocemos
ahora, a los vertebrados me refiero. Hoy
conocemos peces, anfibios, reptiles,
mamíferos y aves, son los 5 grupos de
animales. De esos 5, 3 grupos (o al
menos antecesores) se originaron en el
Triásico y ese Triásico está expuesto en
superficie en San Juan, y en algunos
otros lugares como Brasil, Sudáfrica, Es-
tados Unidos, Alemania, etc, pero acá es
increíble no solo la cantidad sino la cali-
dad de preservación de los fósiles. Acá
se dan muchas “causalidades” que lle-
van a tener yacimientos reconocidos en
el mundo por su validez científica.
—¿Inmersa en esta revolución feme-
nina, pensaste en la repercusión que
tendría una “dinosauria”, cuando
siempre se presentan machos?
—Fue inesperado realmente. Me parece
que pegó mucho el nombre femenino del
dinosaurio. No nos imaginamos que iba
a pegar tanto. Lo hicimos inocente-
mente, porque siempre es en masculino
y entonces pensamos ¿por qué no feme-
nino? No sabemos si son hembras o ma-
chos, al menos por ahora no podemos
determinarlo. Fue Ricardo Martínez el
que propuso el nombre femenino y a mí
me sorprendió. Automáticamente dije:
¡por supuesto!, y más en este momento
que estamos viviendo, en este cambio
de paradigmas sociales, vincular el ori-
gen del gigantismo con una hembra me
parecía altamente probable.
L
os autores de la investigación -
Cecilia Apaldetti, Ricardo N.
Martínez, Ignacio A. Cerda,
Diego Pol y Oscar Alcober- creen que
Ingentia
llegó a tener una masa corpo-
ral de unas 10 toneladas. Se trata de
un verdadero gigante, sobre todo, para
aquel momento de la evolución donde
la mayoría de los animales que coexis-
tían no pasaban los 2-3 metros de al-
tura y los más grandes llegaban, como
mucho, a 3 toneladas. En
Ingentia
prima
se ve el origen del gigantismo,
los primeros pasos para que, más de
100 millones de años después, llega-
ran a existir saurópodos de hasta 70
toneladas, como
Argentinosaurus
o
Patagotitan
, del sur argentino.
La primera gigante
“
”
San Juan es un lugar
único en paleontología.
Es privilegiado en el
mundo con sus
yacimientos fosilíferos.