Viernes 26 de octubre de 2018
6
UNA ENTREVISTA A FONDO CON EL ARZOBISPO JORGE LOZANO SOBRE UN
E
n medio de numerosos casos de
abuso en perjuicio de menores,
en muchos de los que hay involu-
crados sacerdotes, el arzobispo de San
Juan, Jorge Lozano, por primera vez
abordó el tema de fondo.
l l l
El caso del sacerdote Walter Bustos,
quien fue separado de sus funciones pas-
torales en la capilla de Angaco, es la
muestra concreta de cómo ahora actúa la
Iglesia ante un hecho concreto.
Otro de los ítems abordados fue el poten-
cial peligro que implica que un sacerdote
confiese a un menor. El tema fue seña-
lado por el periodista Rolando Chiffel en
una entrevista y monseñor Lozano coinci-
dió en que es bueno que sea diga, acla-
rando que se trabaja para dejar
establecido el procedimiento de cómo se
debe confesar a un menor.
—¿Hay posición tomada por parte de la
Iglesia respecto a abusos sexuales en
los que se involucra a sacerdotes?
—Sí, esa postura implica no solo una mi-
rada de juicio de un delito aberrante sino
también que provoca heridas muy profun-
das y muy doloras tanto en quien es víc-
tima como en su entorno familiar, sus
amigos y en las comunidades. Esto se ha
ido clarificando con el correr del tiempo,
algo que en la década de los 90 aparecía
como un episodio aislado en algunos paí-
ses. Ya a comienzo de los 2000 el Papa
Juan Pablo II empezó a promover algunas
acciones dentro de la vida de la iglesia a
nivel global para, primero, ver cuáles eran
las veracidades o no acerca de los casos
que se iban presentando y luego, también
en la elaboración de algunas líneas guías,
por decirlo así, para que después cada
Conferencia Episcopal realizara un proto-
colo para ver qué tipo de medidas tomar
ante la aparición eventual de alguna de-
nuncia.
—¿Qué cambio hubo?
—Hubo un cambio importante porque me
parece que empiezan a surgir estas de-
nuncias particularmente en torno a los
90. Hasta ahí se los miraba como
hechos aislados en Estados Uni-
dos particularmente, luego en
algún otro país de Europa y
después empezó a tomar una
dimensión global planetaria.
Ahí es cuando el Papa Juan
Pablo, amén de lo que ya está
en el Derecho Canónico
acerca de las conductas de los
sacerdotes, empieza a ver con
una preocupación mayor la si-
tuación, entonces establecen pro-
tocolos a seguir que han ido
creciendo en claridad y también
en ser más severos en torno a
cuáles son los pasos a seguir.
—¿Qué hace y cómo se actúa
en estos casos?
—A nivel de la Conferencia
Episcopal Argentina, tene-
mos un protocolo que dise-
ñamos hace unos años y
aprobado por el Vaticano.
Este protocolo indica que
ante la certeza de una de-
nuncia, no un
chisme o un simple comentario, sino una
persona que se acerca al propio obis-
pado, a una parroquia o algún otro lugar y
fehacientemente dice haber sido abusado
o haber sido víctima de algún tipo de con-
ducta impropia siendo menor de edad, ini-
ciamos una investigación preliminar.
Tomamos esa declaración formalmente,
vemos si la persona tiene algunos testi-
gos, citamos al sacerdote y se hace una
especie de primera evaluación.
—Mientras tanto puede estar en con-
tacto con menores...
—Tenemos indicado separar al sacerdote
del ejercicio del ministerio sacerdotal y en-
viar estas respuestas o el resultado de
esta investigación a Roma para que la
Congregación para la Doctrina de la Fe,
donde hay un equipo dedicado al segui-
miento de estos temas en todo el mundo,
determine qué es lo que corresponde
hacer. Se puede separar al sacerdote de
su cargo, dependiendo también un poco
del tipo de delito, si se comprueba, o darle
algún tipo de tarea reducida o acotada en
algún lugar. Eso depende de la denuncia
en particular.
—¿La diócesis da asistencia legal al
sacerdote?
—Depende. Si es algo que acontece den-
tro del ámbito de la comunidad cristiana y
puede involucrar también al obispado, en-
tonces se designa un abogado para ver
cómo seguir el caso. Si es algo particular
y queda dentro del ámbito familiar o per-
sonal del sacerdote, entonces el sacer-
dote, como cualquier ciudadano, busca al
abogado que le asista.
No se condena, pero
tampoco se tapa
—Casos de abuso alejan a fieles...
—El mensaje es de tranquilidad. Jesús
nos dice en el evangelio “
la verdad nos
hará libres
”, entonces lo que trasmito es
tranquilidad y no tenerle miedo a la ver-
dad. Si hay alguna persona que tiene al-
guna queja o ha pasado o atravesado
alguna situación de este tipo en su infan-
cia o conoce de otros, que pueda acer-
carse a plantearlo. Las puertas están
siempre abiertas para escuchar, contener,
acompañar y ver, depende el tipo de re-
clamo que haya, cómo dar alguna res-
puesta. Me tocó, estando en la provincia
de Entre Ríos y a veces en la Conferencia
Episcopal, recibir planteos o quejas de al-
gunos otros lugares del país. Hay gente
que no sabía dónde acudir, qué hacer. Es-
tamos para ayudar y para ver cómo cana-
lizar cualquier tipo de denuncia. Entonces
el mensaje a las comunidades es que
sean transparentes y que también
ayuden mucho a los sacerdotes
en la tarea que les toca, por-
que la responsabilidad de la
tarea misionera es de toda
la comunidad, no solo del
sacerdote. Hay que ver
La posición de la Iglesia
y cómo actúa.
La condena social.
La confesión de los
menores y cómo se pre-
para a los sacerdotes.
“Nos dan
vergüenza los
casos de abuso
en la Iglesia ”