El Nuevo Diario - page 32

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democracia
Años de
distinto
JORGE ESCOBAR
Un justicialismo
N
uevos aires corrían en el país al comenzar la
década. Carlos Saúl Menem era el presidente
de los argentinos que querían olvidar los años
de hiperinflación, de emisión incontrolada, de un Es-
tado derrochador. Y aquel abogado riojano, descen-
diente de sirios, hablaba un idioma que no era el que
suponía la gente que utilizaría de acuerdo a su pasado
político. Hablaba de modernidad, convocaba a los
grandes grupos empresarios, alineaba la política exte-
rior junto a los Estados Unidos y aseguraba que al ter-
minar su mandato Argentina estaría entre los
principales países del primer mundo.
Muchos fueron los empresarios que se sumaron a
aquella propuesta. Entre ellos un sanjuanino, licen-
ciado en administración de empresas, propietario de
una importante agencia de venta de automóviles y
apasionado del fútbol, en especial del club que presi-
día: San Martín.
Ese empresario sin pasado político se llamaba
Jorge
Escobar
y cuando promediaba 1990 apareció en es-
cena con la firme convicción de ser gobernador.
Un peronismo
dividido
E
l peronismo sanjuanino, en aquellos años, es-
taba profundamente dividido y nadie en su
sano juicio le daba posibilidades de triunfar en
las elecciones del año siguiente.
La puja, para la mayoría, estaba centrada entre el
Partido Bloquista, desgastado por diez años de ges-
tión pero con una sólida estructura y la Cruzada Re-
novadora, el partido de Alfredo Avelín, triunfador de
las legislativas de 1989.
Pero Escobar pronto demostró que estaba dispuesto
a luchar. Y contaba con medios para hacerlo.
Los peronistas estaban divididos en fracciones irre-
conciliables.
Un sector era liderado por José Ubaldo Montaño. En
la vereda de enfrente, los hermanos Gioja. Luis Al-
berto “Quito” Martinez, un gremialista de buena orato-
ria proveniente del sector docente, había ganado
posiciones tras ser electo diputado nacional en 1985.
Había integrado con José Amadeo Conte Grand la
fórmula peronista en 1987, ocupando el tercer lugar,
tras los bloquistas y el radicalismo.
Ante un panorama tan desalentador, aparece una fór-
mula que se promovía como superadora de un es-
quema congelado por las divisiones. Esa fórmula
estaba integrada por el rector de la Universidad Na-
cional de San Juan, Tulio Abel Del Bono, militante del
justicialismo pero proveniente de una de las familias
bodegueras más importantes de San Juan y un joven
abogado, Guillermo De Sanctis.
Pero, aunque pocos apostaban a un triunfo peronista,
habían otros candidatos. Por ejemplo, el astronómo
José Augusto López, quien había sido gobernador en
la época de Onganía, se proponía junto a Jorge Ma-
nuel Camus, hijo del ex gobernador Eloy P. Camus,
quien pese a su juventud ya había sido diputado na-
cional y secretario del Partido Justicialista cuando
este era presidido por el general Perón.
Aparece
Jorge Escobar
F
ue en ese esquema que aparece el tercer can-
didato.
Enrique Victorio, hermano del suegro y socio
de Escobar, contó esta historia:
-A mi me habían mandado a La Rioja para gerenciar
la agencia de automóviles y allí hice excelente rela-
ción con Eduardo Menem, hermano de Carlos y hom-
bre de gran influencia. Eduardo estaba convencido
que si el peronismo quería gobernar nuevamente la
Argentina debía buscar figuras nuevas, provenientes
de sectores no políticos. La gente estaba harta de los
Herminio Iglesias, de los gremialistas, de los políticos
perdedores. Es así como surgieron figuras como el
Alberto Escobar luego de
ganar las elecciones de
gobernador que se realizaron
el 11 de agosto de 1991. El
candidato justicialista que inte-
gró fórmula con Juan Carlos
Rojas advertía pronto que le
iba a resultar difícil gobernar
con minoría en la Cámara.
Viernes 3 de enero de 2014
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