Sábado 2 de enero de 2016
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MALENA MÁRQUEZ: LA GANADORA DEL CONCURSO DE INTÉRPRETES
“Me gusta
sacarle una
sonrisa a
la gente”
Tiene catorce años, ama can-
tar, disfruta estar frente al pú-
blico y hoy sueña con poder
viajar, estar en grandes esce-
narios y dedicar su vida a la
música. Malena había que-
dado eliminada del certamen,
pudo volver a entrar cuando
uno de los finalistas se bajó y
tuvo su gran revancha.
E
n la previa a la gran final Viviana
Gordillo y su esposo, Ismael Már-
quez, estaban más nerviosos que
su propia hija, Malena Márquez. Ella estaba
ansiosa por salir a cantar pero, como en las
anteriores finales, se mantenía tranquila.
Con sus catorce años, cumplidos hace tres
meses, trataba de transmitirles seguridad a
sus papás. La espera resultó larga y ella fue
la tercera de las finalistas que actuó en la úl-
tima final. Con mucha confianza, con la ex-
periencia que ha ganado cantando en
uniones vecinales y escuelas, cantó la cha-
carera “La totora” de Montbrun Ocampo,
adueñándose del escenario y del aplauso
de la gente.
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Dos meses atrás, Malena había perdido
toda esperanza de estar en las finales del
Concurso de Intérpretes de La Ventana, tras
quedar eliminada en un desempate con el
tanguero Pepe Rivero. Después de que uno
de los ocho finalistas, Ministerio Callejero,
se bajara de la última instancia, recibió la
noticia de que podía volver. Sabiendo que
tenía menos tiempo de preparación que el
resto de los participantes, decidió aceptar el
desafío. Para sorpresa de muchos, la chica
que ahora pasa a tercer año del secundario,
en el Colegio Monseñor Orzali, fue siempre
una de las menos votadas cuando el jurado
tuvo que emitir su voto negativo. Final-
mente, para su propio desconcierto, fue ele-
gida por el jurado como la intérprete del
año.
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Ha sido un largo camino para Malena, que
también participó en el certamen en 2014,
aunque esa vez se presentó como intér-
prete de melódicos y no logró pasar a las úl-
timas rondas. Esta vez apostó por el folclore
cuyano, el género que canta su familia
desde hace décadas. Cuando su mamá la
tenía en la panza, solía recorrer las peñas
porque su esposo, Ismael, canta. Además,
su abuelo paterno formó parte de la Tropilla
de Huachi Pampa, el conjunto que formó
Buenaventura Luna.
—¿Cuándo empezaste a cantar?
—Desde muy chiquita, en la escuela me
gustaba cantar y salir en los actos. Por ahí
no salía cantando pero si leyendo algo o
bailando. Mi abuelo cantaba cuyano y tenía
muy buena voz, mi papá también. Y yo can-
taba melódico hasta que una vez mi papá
me dijo “probá con esta cueca” y me gustó
cómo me quedaba. Y cuando me pedían
cantar yo siempre quería hacerlo, cantara
feo o lindo, yo cantaba.
—¿Cómo te sentiste cuando te avisaron
que podías volver al programa?
—Contenta. Mi papá me preguntó qué que-
ría hacer y yo le dije “nos pongamos las
pilas y vamos”. Llegué a la final y me sor-
prendí, me emocioné mucho, es mucho es-
fuerzo, después de tanto quedar fuera y
entrar, salió como teníamos que
salir.
—¿Qué te decían en la
escuela por tu partici-
pación en el con-
curso?
—Estaban contentos,
sobre todo mis ami-
gas, siempre estuvie-
ron apoyándome.
Algunos iban a las fina-
les, otros no podían ir y
las miraban por televisión.
—¿Te piden que cantés, en
la escuela o en las juntadas?
—Si, en el aula, llaman a chicos de otros
cursos y me ponen a cantar, pero yo con
toda la buena onda porque me gusta. Y en
las juntadas también canto, no siempre cu-
yano porque no escuchan mucho eso, aun-
que a veces les gusta alguna cueca y se las
canto; si no hago canciones que se escu-
chan ahora, como las de Rombai, canto de
todo.
—¿Qué te gusta del folclore cuyano?
—Me llama la atención que me atraiga
tanto. Tiene poesía muy bonita, como la de
Buenaventura Luna y Ernesto Villavicencio.
Por ahí uno cree: “folclore, que aburrido”,
después leés, te informás y está muy
bueno.
—En general has estado tranquila antes
de las actuaciones en las finales, ¿por
qué?
—Es que nos preparamos
mucho y lo que me gusta
es divertirme en el esce-
nario, no voy con miedo.
El primer día que subí
a un escenario obvia-
mente que si sentí miedo, me quería ir co-
rriendo, pero después, con los años, practi-
cando, pude salir adelante.
—¿Qué expectativas tenías cuando te
inscribiste este año en el concurso?
—Yo pensaba que no iba a pasar, pero
cuando escuché que me quedaba bien el
cuyano fui con muchas ganas, ganas de
pasar y pasar, hasta donde llegara, pero la
verdad no sabía que iba a ganar.
—¿Qué sueños tenés con la música?
—Me gustaría ir a otros países, a los gran-
des escenarios, ahora voy a tener la suerte
de estar en la Fiesta del Sol.
—¿Te gustaría dedicarte a esto?
—Cuando no cantaba quería ser médica,
pero desde que estoy en la música me
quiero dedicar a esto, me gustaría ser pro-
fesora de música, es lo que tengo a mi al-
cance.
—¿Cuáles son tus virtudes como intér-
prete?
—Cantar. Es lo que más me gusta y me
sale bien, divertirme en el escenario, ha-
blarle a la gente.
—¿Qué te gusta generar en el público?
—Alegría, me gusta sacarle una sonrisa a
la gente, que se diviertan cuando estoy en
el escenario y que cuando salgan y hablen
de mi digan “¡qué bien que estuvo!” y que
se quedan con ganas de que siga en el es-
cenario.
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Familia:
Vive en Villa Italia, Raw-
son, junto a sus padres y dos her-
manos más chicos que ella: Gino y
Jesús.
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Formación:
Su padre es quien
le enseña canto según las técnicas
de la escuela de Luciano Pavarotti.
Aparte de tomar clases con él, Ma-
lena formó parte del coro mientras
estaba en la primaria, en la Escuela
Capital Federal, y actuó en más de
una oportunidad como solista. Aun-
que la música es su pasión sabe
que para dedicarse por completo a
eso tiene que sacar buenas notas
en la escuela y este año sacó todas
las materias.
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Hobbies:
le gustan los deportes,
sobre todo natación. Disfruta salir
con sus amigas y además ir al par-
que con su familia.
Ficha
Malena celebrando su consagración como intérprete del año junto a sus papás: Ismael
Márquez y Viviana Gordillo y sus hermanos: Jesús y Gino.
Malena Márquez
cuando iba al jardín.
Un par de años des-
pués ya comenzó su
camino en la música,
primero cantando en
reuniones familiares.