L
a Iglesia Católica volvió a fijar posi-
ción en torno al juego y la adicción
que provoca. Monseñor Alfonso
Delgado, a poco de dejar su cargo de ar-
zobispo de San Juan de Cuyo, habló de
una relación del juego con “cosas poco
claras”, lo equiparó con la oferta de la
droga y pidió revisar los lugares en los
cuales están instaladas las salas de
juego.
La opinión del máximo referente del Igle-
sia Católica local se da después del in-
forme publicado por El Nuevo Diario, en
el que queda al desnudo que la propia
Caja de Acción Social detectó que la ma-
yoría de las personas que se reconocen
ludópatas son jóvenes cuya edad prome-
dia los 21 años.
—¿Qué postura mantiene la Iglesia Ca-
tólica en torno al juego?
—Podría decir que el juego no es un
juego, la ludopatía no es un juego, es una
adicción que termina siendo grave. Daña
fuertemente a la persona, a su familia y
especialmente a los más vulnerables: los
jóvenes y personas mayores. Tal vez es
necesidad y surge la tentación de arries-
gar para ver si un golpe de fortuna re-
suelve el problema y en realidad lo
empeora y va por un poco más y se ge-
nera una adicción, una esclavitud, la
misma adicción que al alcohol o la droga.
—¿Está la adicción del juego a la al-
tura de otras adicciones?
—Ofrecer un mercado tan abundante de
juego y medio compulsivo es como ofre-
cer droga en la calle. A veces uno se
tienta y prueba y se engancha, como es-
tamos viendo en los últimos años en la
Argentina. En el juego siempre pierde la
gente, pierde su dinero y su dignidad.
—De acuerdo a su experiencia de
haber recorrido el país, ¿en qué situa-
ción está San Juan respecto a otras
provincias, incluso grandes ciudades?
“
”
En el juego
siempre pierde
la gente, pierde
su dinero y su
dignidad
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Viernes 28 de octubre de 2016
“Ofrecer un mercado
tan abundante de juego
es como ofrecer droga
en la calle”
ALFONSO DELGADO – ARZOBISPO
—Hubo una proliferación en todas partes,
me asombra que en San Juan esté ligado
tan fuertemente al centro de la ciudad. Me
he encontrado a veces con personas llo-
rando que fueron a cobrar y por ganar un
poco más terminan perdiéndolo todo. Una
familia, un país, no salen adelante en
base a golpes de fortuna sino en base al
trabajo.
—¿A dónde puede llevar esta prolifera-
ción a la que hace referencia?
—Esta proliferación del juego es un ca-
mino muy abierto para la corrupción, la-
vado de dinero, entre otras cosas. La
generación de juegos con apuestas elec-
trónicas, apertura de casinos, termina
convirtiéndose en un cáncer social, detrás
de esto está el objetivo de ganar dinero
fácil a costa de la fragilidad de la persona.
—¿Hay conciencia en la gente respecto
al juego?
—Creo que nos debemos un debate so-
cial para ver qué queremos, si lo acepta-
mos porque alguien lo decretó o porque
es lo que más nos conviene. Los casinos
suelen estar en sitios alejados y no en
medio de la gente, va el que quiere, se ve
una capacidad económica distinta, es
menor el riesgo en el que se pone a la fa-
milia aunque puede ocurrir algo grave
también. Me parece que esa proliferación
del juego en el centro de nuestros barrios,
lo que hace es generar una ludopatía, una
dependencia, donde alguien se lleva el di-
nero y no es precisamente la gente.
—¿Es correcto que las salas de juego
se encuentren ubicadas a escasos me-
tros de la catedral, de oficinas públi-
cas, de escuelas o de los bancos?
—Tengo entendido que hay una legisla-
ción distinta. Si bien significa una entrada
para el Estado, la entrada principal es
para el negocio del juego que va atado a
muchas cosas que no son muy claras.
Esa proliferación en medio de lugares de
gran afluencia de gente, es para generar
adicciones, no tiene otro sentido. Está
bien que hay que tener 18 años para en-
trar ahí, pero una persona de 18 años y
un día no está madura para eso.
—Aun cuando hay un porcentaje del
juego que va destinado a temas socia-
les, ¿la Iglesia sigue rechazándolo?
—Esto se permite dentro de un parámetro
más suave como lotería y quiniela, y es
lógico que vaya un porcentaje muy grande
a resolver problemas sociales. El pro-
blema es la oferta del juego electrónico en
tus narices y cuando se convierte en com-
pulsivo.
—¿Le llama la atención que el propio
Estado detectara que la mayoría de los
ludópatas son jóvenes que promedian
los 21 años?
—No me llama la atención, pero es bueno
conocer este dato porque sabemos a
quién está dañando y si daña no es
bueno. Esto va en la misma dirección que
la droga. Me llama la atención que esta
oferta de juego tan abundante se dé en
países pobres o empobrecidos. Aquí es
vender en el kiosco, en la heladería o al
lado del banco, salir con la plata y jugarse
el mes.
—¿Hay que revisar la ubicación de las
salas de juego?
—Me parece que sí y también la oferta, a
quién va dirigida, no vaya a ser que por
ganar unos pesitos más para una obra so-
cial, el único que se lleva es el empresario
del juego, hay que ver cuál es el balance
social de esto.
Después de muchos años, la Iglesia Católica rompe el
silencio y ataca al juego. Lo compara con fomentar la
droga y pide revisar la ubicación de los casinos.
E
l próximo viernes 4 de noviembre llegará a la
provincia monseñor Jorge Lozano, quien a partir
de ese momento y hasta la renuncia de monse-
ñor Alfonso Delgado el año próximo al Arzobispado, se
desempeñará como obispo coadjutor de San Juan
Dentro del marco del Año de la Misericordia, la Iglesia
de San Juan comenzó a preparar la fiesta de bienve-
nida. “Recibiremos a monseñor Lozano peregrinando,
celebrando la Eucaristía y nutridos de la bendición jubi-
lar, con deseos sinceros de abrirnos cada día más a la
misericordia de Dios”, señaló Delgado, “la bienvenida
será en la Iglesia de La Merced y desde allí partiremos
caminando hacia la Iglesia Catedral”, donde será cele-
brada la Santa Misa.
Esto ocurrirá el 4 de noviembre desde las 19. Ya han
comenzado a confirmar su presencia obispos de otras
diócesis quienes acompañaran esta fiesta histórica
para la Iglesia de San Juan.
Preparativos para la llegada de monseñor Lozano