Viernes 21 de abril de 2017
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El fin de semana
largo los sanjuaninos
revalorizaron espacios
como la flamante
Hostería de Zonda
que se vió colmada
de gente.
esperábamos
En su momento fue una obra monumen-
tal, aunque quedó sin terminar. La obra
consistía en siete niveles de caminos que
se unían a través de túneles que la gente
podía recorrer a pie. Sobre el cerro se
construyeron miradores y monumentos ta-
llados en la piedra, como El Libro abierto y
El Libro cerrado, entre ellos La cabeza del
indio, a la que se llegaba por escaleras o
por una silla elevadora y desde donde se
podía observar el valle de Zonda y el Valle
de Tulum. Más impactante aún es que
desde esa altura se podía apreciar el Es-
cudo Nacional, hecho totalmente de vege-
tación, tales como, olivos, laureles, tilos,
cipreses, siempre verdes etc. Actualmente
tiene integrado al lugar el “Jardín de los
poetas”, con varios bustos de escritores.
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Según se cuenta, el trato que recibían los
obreros extranjeros era inhumano. Traba-
jaban sin horario y debían realizar grandes
esfuerzos físicos. Se asegura que incluso
algunos murieron durante la obra. En ge-
neral porque trabajaban con explosivos.
En septiembre de 1932 los trabajadores
paralizaron sus tareas y presentaron una
nota al Congreso de la Nación porque se
les pagaba con un treinta por ciento de
descuento para contribuir a la construc-
ción de la Villa Obrera.
Además, eran obligados a comprar en una
cantina que pertenecía a la famosa Mer-
cedes Macho, que manejaba con mano de
hierro la cantina del lugar. La nota fue pre-
sentada por los obreros Ohich y José Pu-
sich junto a treinta y dos firmas más. Varios
trabajadores fueron encarcelados a raíz de
la huelga.
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Pero por encima de algunos atropellos labo-
rales, la obra se hizo. Parque Rivadavia,
una obra monumental que debemos resca-
tar en toda su dimensión.
Juan Carlos Bataller
para Fundación Bataller y publicado
en
Y si algo llamaba la atención eso
era el cablecarril ubicado al final del
parque Bernardino Rivadavia.
Otro atractivo era el escudo.
Así se veía desde lo alto, en
una foto tomada por el fotó-
grafo Suero en 1935. En
aquel tiempo era mucho más
nítido el diseño.
Las aguas del estero se utili-
zaban para las grandes pile-
tas de water polo y natación,
ubicadas a la vera del camino,
en Zonda. Obsérvese los au-
tomóviles de la época.
Esta fotografía, de 1932, muestra el puente de acceso al camino a Calin-
gasta, en cuyo lugar existía un pequeño dique que servía para el embalse y
decantación de las aguas del estero.
Según explicaron los
encargados del pro-
yecto, en el lugar los ar-
tesanos y productores
locales podrán exhibir y
vender sus productos.
