52
La clausura de
la Legislatura
JONES
E
ra 24 de diciembre y aquella
mañana el centro sanjuanino era
un hervidero de gente que realiza-
ba sus últimas compras, antes de las fiestas
navideñas.
En la Casa de Gobierno, Amable Jones
estampó su firma en un último decreto, que
ya habían firmado los ministros Juan
Barrera Cordón y Abraham Tapia.
En los considerandos se explicaba el origen
de la medida:
“Resultando de la precedente nota de la
jefatura de policía que el vocal de la exce-
lentísima Corte de Justicia, doctor José
Flores Perramón, trata de constituir un
nuevo tribunal que lleve el mismo nombre y
desempeñe idénticas funciones que el legíti-
mo, no sólo en cuanto a la tramitación y
decisión de asuntos judiciales sino al nom-
bramiento de funcionarios y empleados que
la Constitución confía al tribunal legítimo...
Que estando constituida la excelentísima
corte de acuerdo con la prescripción expre-
sa de la constitución, por los doctores
Enrique Rojo y Alejandro Saldarriaga,
cualquiera otras personas que se atribuyan
ese carácter cometen el delito de usurpa-
ción de autoridad previsto por el artículo
240, inciso 1º del Código Penal, desde que
carecen de título legal para hacerlo.
Que el Poder Ejecutivo está en el impres-
cindible deber de adoptar todas las medidas
necesarias para guardar el orden público y
de poner a los delincuentes bajo la acción
de la justicia, impidiendo que los actos
sediciosos adquieran mayor magnitud.
Que habiéndose iniciado la gestión judicial
La Legislatura —ubicada en la esquina de General Acha y Rivadavia— fue cerrada y mientras
numerosos efectivos policiales custodiaban el edificio, la gente comentaba desde la plaza.
Una espiral de violencia
iba ganando todos los
espíritus sanjuaninos,
cuando el año 20 expiraba.
