la_cena_de_los_jueves2 - page 51

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Acto en apoyo a Jones,
con la plaza dividida
JONES
E
l acto estaba organizado y la gente
comenzó a llegar al atardecer a la
Plaza 25 de Mayo...
—Hay como cuatro mil personas, gober-
nador—,
le dijo Honorio Guiñazú.
Zavala sonrió. Aunque eran muchos los pre-
sentes, difícilmente llegarían a la mitad..
—¿Cuál es el clima?—,
preguntó Jones.
—Han venido todos—,
dijo Guiñazú.
—Espero que no se agarren a los tiros—,
comentó Zavalla.
—¿Por qué?
—La gente del bloque viva a Cantoni y ya
han habido empujones y algunos insultos
entre los sectores nuestros y ellos.
—No sea tan pesimista Zavallita. Es emo-
cionante ver como la gente ha llegado
caballo, en carruajes, a pie, desde toda la
ciudad...— decía exhultante Guiñazú.
Cuando Jones apareció por el balcón de la
Casa de Gobierno, la multitud cubría toda la
calle General Acha, desde Mitre a Rivadavia
y se diseminaba por sectores de la Plaza.
Hubo aplausos. Y algunos gritos que llega-
ron hasta los oidos del gobernador.
—¡Viva Cantoni, carajo!
Los organizadores se habían preocupado
porque en el balcón estuvieran empresarios,
algunos independientes especialmente invi-
tados; otros simpatizantes del radicalismo.
E
l primero en hablar fue Roberto
Adaro, médico que había militado
en el setor intransigente pero luego
se unió al sector jonista.
—Estamos acá para solidarizarnos con
nuestro gobierno que realiza una gestión
que a todos nos enorgullee y va a traer el
progreso que reclama la provincia—,
dijo
Adaro y desde el sector Cantonista se escu-
charon silbidos e insultos.
Eduardo T. Vaca, también médico y ex
intransigente, ya habló entre silbidos y
aplausos entremezclados, con la plaza divi-
dida, exaltando la figura del gobernador.
El siguiente orador fue Justo P. Zavalla y su
disurso se centró en la figura de Jones. Buen
orador, cosechó muchos aplausos aunque
estaba claro que el sector intransigente no
había venido precisamente a aplaudir a
Jones sino a expresar su repudio al gobierno
y su identifiación con los diputados.
El plato fuerte, sin duda, era el discurso de
Jones.
Algunos esperaban un discurso conciliador.
No fue así.
“Estoy con el pueblo y con la juventud,
porque son los dos elemetos bien inspira-
dos de la democracia que anhelan la ver-
dad y van detrás de la justicia para su pro-
pio mejoramiento”.
La gente aplaudía y aunque el tono de la
voz era monocorde, Jones intentaba
hablar con el corazón en la mano.
“Me he criado en las grandes universidades
donde todo lo que no es verdad se deshecha.
He tenido el honor de recibir merecimientos
de los grandes maestros y de haber escalado
la cima de la ciencia. He sido siempre hon-
rado y recto y de buenos sentimientos. Y no
comprendo como un hombre honrado y
bueno puede transformarse de la noche a la
mañana en un bandido, en un tirano y en un
enemigo del pueblo. Eso es mentira, nunca
sucede un hecho semejante”.
Jones dejaba atrás al político y hablaba
como hombre de ciencia.
“El malvado nace y queda malvado toda la
vida, hasta que muere, según Lombroso y
todos los hombres de ciencia. Y si el medio
es malo es más malvado y criminal. Yo
quiero el bien del pueblo y por ello estoy
trabajando; por eso me reconforta ver el
aliento que trae el pueblo a esta casa”
L
as aguas estaban divididas y
Jones —alentado por la presen-
cia de tanta gente—, lanzó el
desafío:
“La situación política atual puede resumirse
en esta fórmula, oidlo bien y decidlo por
toda la provincia: Si quereis la verdad y la
buena justicia, ya sabéis por qué candidatos
debéis votar en el cuarto oscuro. Si queréis
Me he criado en las
grandes universidades
donde todo lo que no es
verdad se deshecha.
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