TAPA ATLAS LINGUISTICO TOMO 1 - page 36

Atlas Lingüistico y Etnográfico del Nuevo Cuyo
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Nuestro propósito no radicaba en repetir preguntas ya he-
chas por Alvar, ni en aumentar el número de informantes para
la región; tampoco en acudir a los mismos ámbitos culturales a
los que apuntara Alvar y Quilis, sino fundamentalmente, en
lograr una complementariedad con sus trabajos, aportar nue-
vas sendas para futuros estudios de especialistas que, partiendo
del ALH, sintieran la necesidad de ahondar la indagación con
datos anejos referidos a esas regiones. Esto es, pasar de un atlas
de mayor dominio a uno de menor dominio, forjado con simi-
lares características. Algo así como buscar el efecto que se logra
con una lupa cuando pretendemos profundizar el análisis de
un fenómeno puntual. Para lo que necesitamos del efecto am-
pliatorio de una cuestión simple y menor, con el propósito de
lograr una visión más acomodada a la realidad regional. Lo que
se suele designar en fotografía como efecto de aproximación o
de “zoom”
17
.
En tal sentido, nuestro
Cuestionario
se encaminó a través de
un número reducido de 479 preguntas, ordenadas hacia tres
campos específicos de la realidad cuyana, a saber: el del agua, el
de la vid y el del carneo. Con el primer tema, el agua, pretendi-
mos desentrañar el funcionamiento de las voces referidas a ese
elemento en el ámbito de una geografía desértica, montañosa y
de rígidos perfiles. Analizar el comportamiento actual de un
hombre que porta en sus espaldas varios milenios de enfrenta-
miento con una naturaleza ruda, de glaciares y nieves en las
zonas altas de cordillera, de antiguos lagos y hoy barreales dise-
cados por el sol en los llanos; en fin, considerar la tremenda
lucha del hombre por una subsistencia que comienza y culmi-
na con el dominio de las fuentes y el uso del agua. Desentrañar,
en suma, desde la oscuridad de la historia, la acción revolu-
cionaria de aquellos grupos más avanzados que iniciaron la
conducción artificial del agua hasta cisternas y terrenos culti-
vables.
Nos interesó el primitivo y paulatino dominio de los cursos
de agua, documentados en la región desde mucho antes del
arribo del Inca
18
, y registrado después con y durante el incario
(s. XV); ya más adelante, el esfuerzo continuado durante el
período de la Colonia española (ss. XVI y hasta comienzos del
XIX). Y, por fin, considerar el comportamiento de los argenti-
nos en tanto que herederos de aquellos
19
, constituidos en país
independiente y, en particular, a partir de la constitución como
República moderna. Si bien, el dominio del agua en Cuyo tuvo
en Carlos III
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un promotor de calibre, el país avanzó positiva-
mente un siglo después en la misma línea, en razón de la inten-
sa inmigración europea, y lo hizo, sobre todo desde 1880, en
parte porque la mayoría de los inmigrantes eran agricultores y,
en parte también, porque nuestros gobiernos liberales vestían
un fuerte tono progresista. Este proceso culminará a mediados
del s. XX con un enérgico impulso en la construcción de di-
ques, presas hidroeléctricas y una cimentada red de canales, de
la que Cuyo es modelo y expresión viva. Todo este desarrollo
secular de dominio y administración de las aguas, llevado a
cabo a través de complejas maneras, encuentra en la lengua un
refugio natural y selectivo que llega hasta el uso corriente y al
trajín diario. Proceso y resultado de especiales ribetes en los
grandes valles, hoy profusamente cultivados, los cuales si son
observados desde la altura, representan en sus desiertos los gran-
des oasis de producción cuyana, sostenidos por obras de gigan-
tesco control del vital elemento
21
.
En segundo lugar, nuestro
Cuestionario
apunta a la vid, en
tanto que cultivo más arraigado y de mayor expansión e im-
portancia económica de la zona. Ingresado a América en el ta-
lego español, fue hasta entonces desconocido por los aboríge-
nes. Vegetal que forma parte de la humanidad, de su alegría y
excesos, desde Noé hasta las tradiciones dionisíacas de Asia
menor y Occidente, arribó a esta Ignota Pars Mundi en el s.
XVI. Vid y vino que encontraron en esta región del Nuevo
Mundo un oasis escogido para entregar frutos opimos y virtuo-
sos. Y desde ellos pretendimos conocer el comportamiento de
la lengua en nuestros hombres que, sobre la base de una estirpe
hispano criolla se muestra muy mestizado con los aportes de la
inmigración masiva del s. XIX.
Fue de tal importancia nuestro acierto en la elección del
tema de la vid, que los propios informantes aportaron materia-
les que dieron pie a nuevas investigaciones. De este modo se
desprendieron trabajos lexicográficos en relación con la vid y el
vino
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, y a partir de las últimas preguntas dedicadas a los reci-
pientes para conservación y transporte de los caldos, se abrió
un espectro de estudio sobre un ámbito íntimamente ligado a
la vid y la producción vinícola, a la vez que especialidad del
arte con madera, como es la tonelería
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.
En tercer lugar, nos abocamos a desentrañar un tema próxi-
mo a la antropología regional, a la designación de los animales
que se utilizan para la alimentación, en particular del carneo
del cerdo, en un Cuyo donde la inmigración europea y
microasiática de los ss. XIX y XX tuvo características propias
de recepción, expansión y, numéricamente, de menor cuantía.
Todo ello, respecto a la masiva colonización de las regiones
rioplatense y central del país.
De los temas tres abordados, los del agua y la vid, se conec-
tan parcial o lateralmente con algunos otros del
Cuestionario
de Alvar y Quilis con una escasa repetitividad de 26 preguntas
con el mismo sentido científico con que lo ejecutó en Aragón.
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Los ríos cuyanos, grandes y chicos, más o menos caudalosos e irregula-
res, han sido interceptados casi en su totalidad por potentes diques y
presas que regulan la alimentación de los valles inferiores.
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Aída González de Ortíz produjo un
Léxico de la vid y el vino
, que publicó
la Academia Argentina de Letras en su Boletín t LXX 279-280, de 2005.
Este trabajo, con incremento de información, apareció como
Breve
Diccionario argentino de la Vid y el Vino. Estudio etnográfico lingüístico
,
Buenos Aires, Dunken, 2006.
23
César E. Quiroga Salcedo y Gabriela Llull Offenbeck publicaron el
Léxico del tonelero
, AAL, Buenos Aires, 2004. Con él se inauguró la
Serie La Academia y la lengua del pueblo.
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Justamente esto es lo que intentamos mostrar a través de nuestra contri-
bución a la obra
Filología y Lingüística. Estudios ofrecidos a Antonio Quilis
en el artículo “La tonelería. Un camino desde el Atlas Lingüístico y
Etnográfico de Cuyo al Atlas Lingüístico de Hispanoamérica”. UNED,
CSIC, Universidad de Valladolid, Madrid, 2005, Tomo I,
p.1151-1164.
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Los arqueólogos han estudiado y analizan suficiente y cuidadosamente
el proceso de paso desde cazadores y recolectores a agricultores sedenta-
rios. Para el área de San Juan, basta recorrer las publicaciones de Maria-
no Gambier y lo expuesto en el Museo que lleva su nombre, de la Facul-
tad de Filosofía, Humanidades y Artes, UNSJ, particularmente las salas
de las Culturas de Punta del Barro, Angualasto y Calingasta.
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San Martín hizo excavar, ampliar y mejorar algunos canales (hoy
matrices) de la región de Cuyo con prisioneros de guerra, sobre todo,
después de Chacabuco y Maipú (1817-9). Posteriormente (1840-50) el
Gobernador Nazario Benavides construyó el pequeño Dique San
Emiliano a las puertas de la ciudad de San Juan, que dado los cursos
irregulares del río y las necesidades de regadío, quedó obsoleto antes del
siglo.
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Carlos III hizo calcular y levantar puentes sobre el río Tunuyán y pautó
la disecación controlada del rosario de Lagunas de Huanacache,
1...,26,27,28,29,30,31,32,33,34,35 37,38,39,40,41,42,43,44,45,46,...230
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