TAPA ATLAS LINGUISTICO TOMO 1 - page 39

Instituto de Investigaciones Lingüisticas y Filológicas Manuel Alvar
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Debimos actualizar las cadenas de informantes, determinar
cuidadosamente los puntos a encuestar en las zonas limítrofes
y decidir sobre la elección de las localidades teniendo en cuen-
ta la totalidad del espacio abarcado, las rutas de acceso y las
interrelaciones culturales. De manera que en los casos de du-
das incrementamos las localidades visitadas, con lo que, su-
mando la docena de contrastivas
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, superamos el centenar de
encuestas.
5. De las encuestas
Las encuestas se realizaron sobre un mismo cuestionario base
aplicado a todos los puntos. Junto a la información fonética y
lexicográfica, se acopiaron los datos etnográficos de interés. En
un comienzo, por dificultades propiamente económicas ,
encuestamos a los informantes sin obtener sistemáticamente el
registro grabado de la exposición completa del encuestado. Si-
tuación que se corrigió en posteriores encuestas.
Las doce encuestas contrastivas obedecieron a diferentes si-
tuaciones. En algunos casos, a una ampliación de información
dentro de una misma localidad. En otros, para precisar aspec-
tos fonéticos y etnográficos. En menores casos, para completar
encuestas de informantes poco conocedores de uno de los tres
temas organizadores.
En algunos lugares, la grabación en cinta fue interrumpida
cuando observábamos que la presencia del grabador condicio-
naba las respuestas o el habla corriente del informante,
acicateado en algunos casos a expresarse como los locutores de
radio, o en otros por buscar un purismo en la dicción, cayendo
en lo que Alvar ha calificado como polimorfismo dentro de
una misma persona. En tal sentido, algunas produccione s
lingüísticas resultaron de escasa significación para la tarea de
los fonetistas. En efecto, la presencia del grabador puede o no,
resultar benéfica como documentación, sea por la afectación o
por la timidez de los hombres de tierra adentro. En todo caso
sigue primando el tino y la habilidad del especialista quien debe
tener la perspicacia apropiada para escoger las muestras, o como
se realizó en la etapa final del proyecto, para contrastar la ob-
servación directa con las pruebas experimentales de laborato-
rio. De hecho, las discusiones y cambios de ideas entre los
encuestadores permitió dirimir innumerables aspectos referi-
dos a la variedad fonética y entonacional de nuestras gente.
6. Del equipo de investigación
El equipo de trabajo se mantuvo uniforme en la mayoría de
sus miembros, desde el comienzo, en 1993, hasta la finaliza-
ción del proyecto, en 2001. Dirigido por César Eduardo
Quiroga Salcedo y secundado por la codirectora, Aída González
de Ortiz, el grupo se constituyó con la participación de Stella
Jaime de Arrieta,GracielaGarcía de Ruckschloss,EstelaHaydée
Mercado, Ana CristinaQuinteros de Silva, y los entonces alum-
nos Isidro Ariel Rivero Tapia, Ariadna Tejada Flores, Gabriela
Llull Offenbeck y Gustavo Daniel Merlo, ahora colega s
diplomados
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.
Las obligaciones y tareas de cada miembro fueron diferentes
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Para San Luis y Mendoza, 20 cada una; para San Juan, 22; y para La
Rioja, por las circunstancias aludidas, 29. Sumando a todas estas, las
doce encuestas contrastivas, tenemos un total de 103 encuestas.
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En breves períodos actuaron la Prof. María Inés Balada y los alumnos
María Lorena Santander y Víctor Mesa, hoy profesores en letras.
y de distinto grado. Cupo al director la planificación y admi-
nistración general de los trabajos, la determinación de las fe-
chas de realización de los viajes, la elección de los informantes
y la ejecución de las encuestas. Con tal responsabilidad hemos
participado del centenar de encuestas, salvo de una
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, toman-
do las notas etnográficas y supervisando las notaciones fonéti-
cas.
La codirectora, Aída González de Ortíz, mantuvo la comu-
nicación epistolar con los informantes, administró los aspectos
formales y académicos de cada viaje y, durante las encuestas,
recogió los datos referidos al encuestado, ocupación, instruc-
ción y referencias sociolingüísticas. Completó la información
etnográfica que se volcaría después a los cuestionarios y ficha-
jes varios. A su cargo estuvo el cuidado de los cuestionarios, el
archivo fotográfico y la administración académica del proyec-
to.
Stella Jaime y Graciela García contactaron los lugares que
hacían de base de operaciones. Durante los trabajos con el in-
formante, ellas obtuvieron las notas lexicográficas necesarias y,
Ariel Rivero, como geógrafo, analizó la conveniencia de selec-
ción de pueblos, las vías de acceso, y los aspectos relacionados
con la materialidad de los viajes en su permanente rol de copi-
loto.
Papel de importancia ocuparon los fonetistas, quienes tra-
bajaron a veces individual, a veces paralelamente. Estela Mer-
cado cubrió el mayor espectro de las cuatro provincias, secun-
dada por Ariadna Tejada, Gustavo D. Merlo y Gabriela Llull.
Las transcripciones fonéticas fueron controladas y pasadas a los
cuadernos de forma por esta última, a cuyo cargo estuvieron
las encuestas contrastivas. Bajo la responsabilidad de los
fonetistas aparecen las láminas dedicadas a exponer los fenó-
menos fónicos destacados
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.
Ana Quinteros no pudo acompañarnos en los azarosos via-
jes llenos de anécdotas. Retaguardia logística de las operacio-
nes a distancia, fue la conexión necesaria con las autoridades y
nuestras familias. Hábil administradora de los fondos, se des-
empeñó como sagaz asesora en materia de referencias históri-
cas de los lugares visitados.
A todos y cada uno de los integrantes nos cupo colaborar en
las actividades previas y posteriores a los viajes, en ocasiones de
varios días, y casi siempre de largos recorridos. Antes de los
desplazamientos, cada cual trababa relaciones y actualizaba
nexos con personas que no eran del ámbito universitario, o
lejanamente conocidas de otros amigos. Para informantes y
colaboradores, preparábamos agradecimientos y cortesías que
se convertían en simples notas de reconocimiento, libros, ob-
sequios sencillos o productos de nuestras manos, en fin, nada
que no saliera de la constante estrechez económica del Proyec-
to. Al regreso, el Instituto se tornaba un laboratorio donde se
evidenciaba la necesidad de revisar las encuestas, confrontar
los datos obtenidos, los aportes léxico de cada uno de los infor-
mantes y procurar correcciones a la modalidad de emisión de
las preguntas, revisión de las grabaciones y la transcripción de
datos fonéticos a los cuadernos de formas.
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Precisamente, la encuesta en la población de Mediagua, departamento
Sarmiento, provincia de San Juan, realizada por Aída González de Ortíz
y Estela Mercado, el 26 de marzo de 1995.
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El proyecto conserva por un lado, un archivo sonoro y, por otro, el
programa ANAGRAF, para los estudios espectrográficos.
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