Uno de los primeros trabajos de Sebastián Ramet, en su
adolescencia. Este fue un ejercicio que hizo utilizando tiza
pastel cuando estudiaba en la Escuela Obreros del Porvenir.
Josefa Clavijo junto
a su esposo Fran-
cisco Ramet.
S
ebastián Ramet se despidió en
la primavera de 2010. Esa era
justamente una de sus estacio-
nes favoritas, por los colores y
sobre todo porque las flores estaban en
su esplendor, y ese era uno de los mo-
tivos que disfrutaba plasmar en sus
acuarelas. Muchos de sus trabajos se
lucen en varias casas sanjuaninas, la
acuarela por excelencia, también los
grafitos con su toque especial, que dan
la sensación de estar vivos. Esta es la
historia de su familia, su arribo a San
Juan, cómo construyó su camino y el
legado que dejó.
Hacia el nuevo mundo
Sebastián nació en 1924 y era el
menor de los dos hijos que tuvieron
Francisco Ramet, a quien apodaban
“Frasquito” y Josefa Clavijo. Su her-
mano mayor era Francisco y ambos se
caracterizaban por su gran estatura, lle-
gaban casi a los dos metros de altura.
Por el contrario, sus padres eran
mucho más bajos y no tuvieron más
hijos porque Josefa se enfermó y falle-
ció siendo muy joven, afectada por un
cáncer de útero. La familia vivía en la
Línea de la Concepción, una localidad
límite entre Cádiz y el peñón de Gribral-
tar. Eso determinó muchos de los ras-
gos de los Ramet Clavijo. Por ejemplo,
Francisco y Josefa sabían inglés y,
como se trataba de una zona de paso,
él se dedicaba al comercio.
En la década del veinte, cuando Se-
bastián tenía tres años, sus padres de-
cidieron dejar España para venirse a
San Juan, Argentina. Es que con el
mismo destino viajaba toda la familia
de Josefa, que tenía dos hermanos vi-
viendo en “el nuevo mundo”, Idelfonso
y José, el último estaba trabajando en
una usina hidroeléctrica ubicada, en
ese momento, en la zona del Jardín de
Los Poetas.
Probablemente con no mucho capital,
pero si con mucha energía e inquietu-
des llegaron a San Juan. Josefa y
Frasquito vivieron un tiempo junto a los
hermanos y padres de la primera, en
las inmediaciones de la usina de Zonda
en la que trabajaba José Clavijo. Años
más tarde los Ramet y sus distintas ge-
neraciones vivieron sobre calle Las Pie-
dras, la que hoy es Avenida Córdoba.
tarde comenzó a ir a la Escuela Obre-
ros del Porvenir para estudiar dibujo.
Esa era prácticamente la única alterna-
tiva de estudio para quienes querían
formarse en las artes plásticas. Esto
fue a fines de la década del 30 y en el
establecimiento Sebastián tuvo como
compañeros a dos reconocidos pinto-
res, Alfonso Terranova y Sebastián Pa-
redes. Se respetaban muchísimo y
Viernes 19 de agosto de 2016
La influencia materna
Cuando llegaron a San Juan Frasquito
Ramet se dedicó a la actividad comer-
cial. Fue vendedor al por mayor de fru-
tas y verduras, en algún momento
también incluyó carne. Cuando sus
hijos Francisco y Sebastián fueron un
poco más grandes comenzaron a ayu-
darlo en el trabajo. El segundo, siendo
chico, en la mañana trabajaba y en la
crecieron a la par en el camino artís-
tico, salían juntos a pintar y compartían
modelos.
El vínculo de Sebastián con su familia
Clavijo fue fundamental para el desa-
rrollo de su vocación artística. Él desde
muy pequeño mostró gran destreza
para el dibujo, fue su gran don pero no
el único. Su madre, como buena anda-
luza, disfrutaba de cantar, aunque no
era precisamente afinada y él tenía
gran talento para el canto. Viendo su
virtud para la música, Josefa lo envió a
que aprendiera a tocar la guitarra, lo in-
centivaba en cada inquietud que tenía.
En la década del cincuenta llevó su voz
a Radio Colón, hizo muchos radio tea-
tros y grabó un disco de tangos con el
maestro Hermes Vieira. Además, junto
a sus primos y tíos Clavijo conoció el
arte dramático. Su familia materna era
muy apegada a diversas expresiones
artísticas y desde su tierra trajeron
obras de teatro, entre ellas algunas de
tinte anarquista. Hacían tertulias y ahí
el artista tuvo oportunidad de debutar
como actor y descubrió que tenía habi-
lidad para memorizar los parlamentos.
La joven de
cabello oscuro
En uno de los bailes de la época, Se-
bastián conoció a Agustina Prieto. Se
quedó sorprendido con su belleza, el
contraste de su cabello oscuro y si piel
blanca. En ese momento no dudó en
dedicarle una serenata, era un hombre
romántico y podía además valerse de
su don para el canto. Así comenzó la
relación con la joven. Ella era maestra,
hija del inmigrante español Santiago
Prieto, que se dedicaba a la herrería y
era oriundo de Palencia, Castilla. Su
madre era Josefa Pineda, hija de espa-
ñoles nacida en San Juan.
Sebastián y Agustina se casaron en
familias
sanjuaninas
22
LOS RAMET PRIETO
El artista plástico Sebastián
Ramet llegó desde España
junto a sus padres y her-
mano, con apenas tres años.
Compañero de estudio y de
salidas al paisaje con Al-
fonso Terranova y Santiago
Paredes, esta es la historia
de su familia y su camino ar-
tístico.
Los Belert Palacio. Ricardo Belert y su esposa
Leonor Palacio Alós junto a sus hijos: Ricardo,
Rubén y Walter en la Plaza 25 de Mayo.
Una nota de
Noelia Escales
para Fundación
Bataller
Por amor al arte