Viene de página anterior
s
Viernes 24 de febrero de 2017
8
LOS CARNAVALES DE ANTAÑO
1972 - Furor de los carnavales / En los años 70 el carnaval constituía una fiesta esperada por muchos sanjuaninos. Los corsos congregaban multitudes y las chayas, especialmente en horas de la
siesta, se reproducían en todos los barrios.Ya en estos años el tradicional pomo con agua perfumada y las ramas de albahaca habían sido reemplazados por el baldazo limpio con agua sucia o las
bombitas a las que, incluso, les ponían sal para que dolieran más cuando se estrellaban contra el cuerpo del desprevenido transeúnte. Esto hizo que cada año fuera mayor la polémica entre quie-
nes disfrutaban de este tipo de festejo y quienes lo sufrían.
Aquellos días de
grandes corsos y
salvajes bombitas
1972 - Furor de carnavales / En los años ´70 el carnaval constituía una fiesta esperada por mu-
chos sanjuaninos. Los corsos congregaban multitudes, y en ellos se destacaban los carruajes
alegóricos y temáticos, que el público disfrutaba en familia. Los municipios y entidades de la
provincia se esmeraban en diseñar y preparar los carruajes.
Los corsos constituían una tradición en San Juan. En esta foto de 1937 aparecen Armando Be-
negas y los locutores Raimundo Moreno Delgado y G. Lima en el puesto que LV5 instaló en la
plaza 25 de Mayo. Además de transmitir el corso, presentaban números artísticos.
Q
ué hermoso deben haber
sido los carnavales que
describe admirablemente
Rufino Martinez!
Mi juventud conoció otros carnava-
les. En mi memoria quedaron graba-
dos los famosos corsos con sus
comparsas, sus murgas, sus prota-
gonistas solitarios. La gente colmaba
la avenida Ignacio de la Roza para
ver un espectáculo que comenzaba
a tener su fama nacional y que muy
poco le costaba al Estado.
También quedaron grabados los bai-
les donde competían la cadena del
carnaval que organizaban Rony Var-
gas y Mario Pereyra y el grupo del
club Los Andes, presidido por Or-
lando “Pato” Palacio. Bailes masivos
donde actuaban artistas del nivel del
brasileño Roberto Carlos, Juan “Co-
razón” Ramón, Palito Ortega y hasta
un joven llamado Joan Manuel Se-
rrat.
Sí, en los años 70 el carnaval
constituía una fiesta esperada por
muchos sanjuaninos.
lll
Pero no todo era fiesta. Recuerdo la
noche que íbamos a un baile en la
Libanesa con un primo venido de
Mendoza y atraído por la fama de
nuestros carnavales. El pobre primo
se había puesto su único traje.
Al pasar por el edificio de Laprida y
Entre Ríos, desde la sombra llegó
del cielo el baldazo con agua sucia.
Aun escucho la voz de mi primo:
-Hijos de…, indios, salvajes!
Fue la única y última vez que vino mi
primo para un carnaval.
También recuerdo a unos vecinos
que al mediodía del sábado comen-
zaban a preparar centenares de
bombitas a las que agregaban sal,
lavandina y hasta orin. Todas las co-
locaban en un gran fuentón y este
en la carrocería de una camioneta.
Despues de eso… ¡agarrate! Nadie
se salvaba. Podía ser hombre,
mujer, niño o anciano. La diversión
de estos monstruos era agredir a
quién encontrara en su camino.
Había lugares famosos por lo que no
era recomendable pasar. Por ejem-
plo, la esquina Colorada o Libertador
y Del Bono o cualquiera de los ba-
rrios sanjuaninos.
lll
Para quienes amábamos los carna-
vales, sus bailes, sus corsos, sus
comparsas, fue una lástima que todo
fuera decayendo ante las críticas ge-
neralizadas por el accionar de estos
salvajes.
Chimbas quedó como último bastión
de aquellos días de corso y compar-
sas hoy recordados con nostalgia.
¡Enhorabuena!
J.C.B.