El Nuevo Diario - page 4

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Viernes 29 de septiembre de 2017
@JuanCBataller
Juan Carlos Bataller
LOS ALEMANES DEL GRAF SPEEQUE SE QUEDARON EN SAN JUAN
Fue una cena casi mágica.
Para un amante de las histo-
rias de los inmigrantes, la
posibilidad de compartir
una larga noche con dos
alemanes que participaron
de la guerra y se quedaron
en nuestra provincia, fue
algo muy especial. La cena
fue en el edificio que El
Nuevo Diario tenía en la
calle 9 de Julio. Hacía poco
que habíamos debido inte-
rrumpir nuestras ediciones
diarias y en aquel inmenso
edificio semivacío, compar-
timos un asado con dos de
los tripulantes de acorazado
de bolsillo Graf Spee fon-
deado en el Río de la Plata.
Cincuenta de los tripulantes
de aquella nave que fuera
orgullo de Alemania perma-
necieron internados durante
cinco años en San Juan y al
término de la guerra, ocho
se radicaron definitivamente
en la provincia. Dos de
aquellos marinos, Federico
Bachmann y Erico Pedro
Trella, fueron nuestros invi-
tados aquella noche.
FRITZ BACHMANN
Había nacido en la región de Ba-
biera, cerca de Neuremberg, el 24 de
abril de 1920. Cinco hermanos, un
padre mecánico, propietario de un pe-
queño taller y su madre, componían la
familia, de religión luterana. Ese fue
para Fritz el marco de una niñez feliz
pero con las estrecheces propias de
una Alemania que sufría las conse-
cuencias de la posguerra.
Tan solo 12 años tenía Fritz cuando
Hitler llegó al poder en Alemania. Por
aquel entonces, integraba un grupo de
boys scouts y se aprestaba a aprender
el oficio de mecánico.
A diferencia con lo que ocurre en la Ar-
gentina, en Alemania los oficios obliga-
toriamente tienen que estudiarse en
una escuela especial, similar a nuestra
escuela de artes y oficios, en la que
deben cursarse cuatro años y rendirse
los exámenes correspondientes. Re-
cién en ese momento, el joven está ha-
bilitado para comenzar a
desempeñarse en un trabajo.
Federico:
Para mí era la primera vez
que salía de Alemania. En el Graf
Spee era electricista y trabajaba
en la revisión técnica.
s s s
ERIK PETER TRELLA
Había nacido en Schlesiel,
una localidad de la antigua Prusia
que hoy forma parte de Polonia,
el 18 de noviembre de 1919.
De familia católica, Tre-
lla tenía dos hermanos y, al igual que
Bachmann, estudiaría herrería artística
en la escuela de Artes y Oficios e inte-
graba un grupo de boys scouts.
Erico:
Tenía 19 años cuando me alisté.
Nunca había salido de Alemania y sólo
48 horas antes de partir, me subí al
acorazado. Formaba parte del personal
técnico en la sala de máquinas 3.
s s s
La vida continuaba en Alemania, bajo
el régimen nazi. Fritz ya era mecánico.
Erik, herrero artístico. Todos los
boys scouts habían pasado a
formar parte de la juventud hit-
leriana. Y la guerra estaba
cada vez más cerca. En 1938,
Bachmann ingresa en la Ma-
rina como voluntario y tiene
como destino la escuela de
Kiel. Trella ingresaría un año
después, en abril del ‘39.
Pocos meses más tarde iban
a comenzar una aventura que
les cambiaría totalmente la
vida.
Hacia una
misión
desconocida
N
inguno de los 1050 suboficia-
les y marineros conocía el ob-
jetivo de aquella misión, al
mando de 44 oficiales comandados por
el capitán de navío Hans Langsdorff,
cuando el 23 de agosto de 1939, en
pleno verano alemán, el Graf
Spee partió de Wilhelms-
haven con destino al
Oceano Atlántico.
Tampoco sabrían las
s
s
Bachman y Trella
durante el asado
en El Nuevo Diario
Recuerdos de una
noche con historias
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