El Nuevo Diario - page 8

COLUMNISTAS
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Viernes 29 de septiembre de 2017
—Tengo una duda. ¿Por qué no se
quedaron en Montevideo, si el
buque estaba allí, averiado?
Bachmann:
Las órdenes que recibi-
mos de Alemania era que debíamos ir
a Buenos Aires. Uruguay estaba con-
trolado por los ingleses. En cambio del
gobierno de Argentina sentía simpatía
por los alemanes.
—¿Cómo los recibió el pueblo?
Trella:
Muy bien. Acá en San Juan
todos nos trataban muy bien. Las seño-
ras se preocupaban por nuestras ma-
dres y decían: “Pobre tu madre, no
debe saber nada de ti”. Nosotros esta-
mos muy agradecidos de San Juan.
—¿Se hicieron ciudadanos argen-
tino?
Bachmann:
Yo tengo doble ciudada-
nía.
Trella:
Yo conservo la alemana.
—Pero, ¿se sienten sanjuaninos?
Los dos:
Sí, sin duda. Y cuando nos
encontramos con compañeros del Graf
Spee, para todos somos “los sanjuani-
nos”, como están los mendocinos o los
cordobeses. No se olvide que hemos
vivido 50 años acá y menos de 20 en
Alemania.
—¿Volvieron alguna vez a Alema-
nia?
Trella:
Yo lo hice en el 72.
Bachmann:
Yo en el 75.
—¿Y cómo la encontraron?
Trella:
Muy cambiada. Ha evolucio-
nado mucho. La gente ya no quiere ha-
blar de guerra. Es otra generación.
Recuerdo que hablando con jóvenes
les preguntaba qué pensaban de Hitler
y uno me contestó
: “Era un loco lindo”.
Mi hermano me dijo cuando hablamos
del territorio perdido por Alemania:
“¿Y
tú crees que volveríamos a meternos
en una guerra por recuperar tierras?
Bachmann:
Fíjese, ahora si un joven
no quiere hacer el servicio militar, no lo
hace. Y como instrucción militar hay
conscriptos a los que se les enco-
mienda contar pajaritos.
—Han cambiado los conceptos...
Trella:
cambió todo. Fíjese que noso-
tros capturamos nueve barcos ingleses
sin que se produjera un solo muerto y
los mismos prisioneros ingleses desta-
caron la forma como habían sido trata-
dos.
Bachmann:
En la batalla del Río de
la Plata, cada tanto se ordenaba el
alto del fuego durante 15 minutos
para que ambas partes atendieran a
sus heridos. Era otro el concepto de
la guerra. Había caballerosidad.
Luego, la misma guerra fue cam-
biando todo. Y se cometieron mu-
chas cosas que no tenían nada que
ver con aquellos conceptos...
—¿Recordaban el idioma alemán,
las comidas?
Trella:
Sí.
—¿Y qué comida les gustaban
más a esa altura, la alemana o la
argentina?
Trella:
La que hacía mi mamá.
—¿Les alegró la apertura del
muro de Berlín?
Bachmann:
Sí. Ese era el muro de
la vergüenza. Una vergüenza para
la humanidad.
—Si pudieran volver atrás ¿repeti-
rían lo que han vivido?
Trella:
Volvería a ser marino.
—¿Y volvería a participar de una
guerra?
Bachmann:
No, no creo en la gue-
rra ni la quiero.
—Y después de haber pasado por
tantas cosas... ¿Cómo ven la
vida?
Los dos:
Con esperanza.
Los chocolates
de Erico
Erico Trella cuenta que al perso-
nal técnico del Graf Spee le
daban cigarrillos, tabaco, chocola-
tes y conservas. Y como no fu-
maba, llegó a tener un gran
capital... en chocolates:
—Los escondía en un conducto
de cables sumamente peligroso
pero cuando tuvimos que aban-
donar el Graf Spee nos permi-
tieron llevar sólo una bolsa a
cada uno. Me presenté con dos
y un oficial preguntó “¿de
quién es esta bolsa?”. Ni al-
cancé a explicarle que eran mis
chocolates cuando gritó “¿No
se da cuenta que los ingleses
nos pueden matar” y de una
patada la tiró al agua. Fue en
ese momento que me dije “per-
dimos la guerra”.
1943 –
Ex tripulantes del
Graf Spee festejando
Pascuas
Eran las pascuas del
año 1943. Hacía tres
años que habían lle-
gado a San Juan cin-
cuenta ex tripulantes
del acorazado alemán
Graf Spee,
Esta fotografía fue to-
mada en una reunión
con motivo de pascuas
y en ella se ve a los
marinos alemanes ro-
deados de mujeres y
niños.
Foto cortesía de Hugo
R. Sochi (colección pri-
vada de Ana Marcela
Halupczok, hija del
Maschinengefreiter
Erich Halupczok de la
9ª Div. del Graf Spee)
Eran alemanes y evidentemente
buenos acróbatas. Pero su pro-
fesión no era esa. Neumann,
Stalberg, Witke y Bellmann son
los apellidos de estos intrépidos
gimnastas que fueron fotografia-
dos en los fondos de la vivienda
que ocuparon durante alrededor
de tres años en la entonces ave-
nida San Martín 830, Concep-
ción.
Foto cortesía de Hugo R. Sochi
(colección privada de Delia S. de
Neumann, esposa del Matrose-
nobergefreiter Gustav Neumann
de la 3ª Div. del Graf Spee)
s
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Los alemanes del
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