Viernes 29 de septiembre de 2017
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La historia de
amor de Federico
Bachmann y
Vicenta Sastre
L
a guerra había terminado
Algunos días más tarde, los
cincuenta alemanes fueron
trasladados a Carrodilla, Mendoza,
donde permanecieron hasta 1946
en que se los llevó a Buenos Aires
desde donde fueron trasladados a
Alemania
.
No obstante, fueron mu-
chos los que optaron por permane-
cer en el país. Algunos ya estaban
casados, como Federico Ba-
chmann, que contrajo matrimonio
en 1945. Otros estaban de novio.
Y finalmente, estaban los que tras
seis años de permanencia en el
país le habían tomado cariño y
prefirieron permanecer definitiva-
mente.
Aquella noche, Federico y Trella
contaron una hermosa historia de
amor tras el horror de la guerra.
Federico estaba, junto con sus
compañeros, internado en Carrodi-
lla, Mendoza. El le había dicho a
Vicenta Sastre, su esposa:
“Si
nos trasladan a Buenos Aires es
porque nos llevan a Alemania.
Cuando esté por producirse el
traslado yo me escapo”.
Y co-
menzaron a organizar todo.
Federico:
Nos fugamos de noche,
con la ayuda del sargento Gar-
cía. Ellos querían ayudarnos por-
que conocían nuestra situación.
Yo hacía tres meses que me
había casado y Vicenta me es-
cribía. En esos días ya había
terminado la guerra, era 1945 y
teníamos el status de prisione-
ros de guerra. Con Trella toma-
mos un taxi y nos vinimos para
San Juan.
Trella:
En Jocolí nos pararon
y nos pidieron documentos.
Bachman, que era casado
los tenía, yo no. Trataba de
hacerme el dormido. Enton-
ces Bachman le dice al
guardia:
“El viaja a San
Juan a casarse”
. Y escucho
al guarda decir
: “Entonces pasá,
por tonto”.
Bachmann:
Llegamos a la casa de
mi cuñado y allí había un policía es-
perando. Seguramente ya habían
recibido el aviso de nuestra fuga.
Nos piden los permisos y les deci-
mos que los tenemos en las valijas
y que venimos a ver nuestras fami-
lias. El policía duda. Cuando hace-
mos ademán de abrir las valijas nos
dice:
“Vayan nomás, está bien”
. In-
mediatamente entramos a la casa
en el coche de mi cuñado, nos lle-
varon a la finca de los Sastre,
donde permanecimos escondidos
durante un tiempo. A los pocos mi-
nutos de partir nosotros, el policía,
que sospechaba, entró a la casa.
Ya era tarde. Poco después fueron
a requisar la finca y tampoco nos
encontraron. Yo me había ocultado
en el interior de una chimenea”.
Vicenta fue a Buenos Aires y
habló con el ministro de Guerra.
Tenía que saber si se los querían
llevar a Alemania o no. El minis-
tro le dijo:
“Yo no puedo decirle
nada señora pero algo le co-
mentaré: El 15 estarán en el
Hotel de Inmigrantes represen-
tantes de Alemania”.
El hombre
había dicho todo.
Vicenta regresó con un pano-
rama claro: tenía que hablar con
alguien importante para que los
ayudara. Y pensó en un hombre
que ya había sido gobernador y
era nuevamente candidato. El le
dijo:
-Llévelos a mi finca de El Cerri-
llo.
Así lo hicimos. Allí ya estaban
seguros. El dueño de la finca
solía venir y preguntaba con voz
alta
: “¿Y? ¿Cómo están los
checoslovacos?”
, para que los
peones no advirtieran que eran
alemanes. Ese hombre era
Fe-
derico Cantoni.
Tiempo después, ya pudieron
salir libremente a la calle.
Federico,
Vicenta y las
dos hijas del
matrimonio,
Erika, docente,
y Susana,
abogada.
Los que se
quedaron
en San Juan
O
cho fueron los marinos
alemanes que se radica-
ron definitivamente en
San Juan. Todos ya han fallecido.
Ellos fueron:
Federico Bachmann,
casado
con la artista plástica Vicenta
Sastre y padre de Erika (maestra)
y Susana (abogada). Bachmann
fue agricultor en el Médano de
Oro.
Erich Heine,
soltero que trabajó
en Walter Melcher y se hizo muy
conocido en San Juan con su
ropa tirolesa y abasteciendo de
cerveza en las fiestas.
Gerardo Schwenke,
casado con
Dora Schulz, quien era telegra-
fista de a bordo y falleció en
enero de 1989.
Y los también fallecidos:
Erico
Sawade, Horst Wittke, Willie
Babick y Otto Teichmann,
quie-
nes formaron familias en San
Juan, donde aun viven sus hijos,
hoy profesionales.
Graf Spee en San Juan
Federico y Vicenta Sastre en sus años jóvenes.