testigo fue mi pareja, porque estuvo conmigo
esa noche.
—¿En algún momento pensaste que no
ibas a salir?
—Sabía que tenía que esperar, me dijeron
que estas causas demoran. Veía cosas que
no me hubiera gustado ver, pero tenía que
tomarlo con calma y hacer las cosas bien.
Había muchos códigos, como el respeto a la
visita. Si viene mi visita mujer, cuando pasa-
mos caminando los otros se da vuelta y
miran la pared. Hay pabellones como el que
yo estaba que es de conducta, donde no de-
jaban tomar pastillas, al que trataba de ha-
cerlo lo corrían los mismos internos. A veces
lo lastimaban y otras les decían: “tocá el por-
tón y que te saquen”. A veces la Policía
sabía que tenías problemas y te decían: “Si
no salís con la cabeza rota o con una puña-
lada no te vamos a abrir”. Y no sabés cómo
le pegan a los internos.
—¿Qué querés hacer ahora?
—Correr, estar de nuevo en un equipo, no
pido de vuelta el SEP porque es continental y
yo dejé dos años por lo que me pasó. Estoy
seguro que si me pongo las pilas lo puedo
hacer. También tengo pensado hacer una de-
manda al Estado, eso lo estuve hablando
con el abogado y a la mamá de la damnifi-
cada que realizó la denuncia, por falso testi-
monio.
—¿A la chica que te denuncio la volviste
a ver?
—No, no la volví a ver.
—¿Si te la cruzaras que le dirías?
—Debería pegarme la vuelta y salir para
otro lado para evitar problemas, imaginate.
16
Viernes 19 de mayo de 2017
que nunca me las encontré y que ella la
acompañó a su domicilio.
—¿Por qué creés que te denunció?
—Una vez me mandó a decir con un com-
pañero que si estaba todo bien. Yo le dije
“decile que no me moleste porque puedo
tener problemas con mi pareja”. Después
fue lo de la denuncia. No sé si me habrá
querido arruinar, pero lo hizo. Perdí todo y
me ascusó de algo muy malo. Adentro tuve
que vivir cosas que nunca esperé, yo no
había pisado una comisaría. Tuve que pe-
lear, me lastimaron, también tuve que lasti-
mar para sobrevivir. Me daba bronca, en la
noche a veces lloraba y le pedía a Dios.
Además estuve 15 días con el máximo cas-
tigo por problemas en el pabellón. Yo soy
mendocino, la policía me trató re mal por
eso, y peleás o pagás derecho de piso.
—¿En qué momento te enteraste que tu
pareja estaba embarazada?
—Cuando estaba en la comisaría me dijo
“quiero contarte algo pero cuando salgas”,
porque supuestamente el abogado les pidió
8 mil o 10 mil pesos a mi familia porque yo
me iba. Tenía una excarcelación trucha y
decía que solo faltaba la firma del juez. Tuve
que vender mi bicicleta de competición para
pagar un nuevo abogado. A mi bebé no lo
conocí hasta que salí. Perdí mi familia, el
crecimiento de mi hijo, empecé a tener pro-
blemas con mi pareja y dejé de verla. Y
como mi familia es de Mendoza tenía visitas
muy de vez en cuando.
—La madre de tu hijo y tu familia, ¿con-
fiaban en que eras inocente?
—Sí, desde el primer momento. Mi primera
Carlos Ibaceta es ciclista, de
garra, aunque prácticamente los
dos últimos años de su vida los
pasó en el Penal, luego de que
una vecina, menor de edad, lo
denunciara por violación.
Mientras estaba detenido se
enteró de que iba a ser padre;
dice que un abogado lo estafó y
tuvo que vender su bicicleta de
competición para contratar un
nuevo defensor.
D
esde niño, Carlos Ibaceta soñaba
con el ciclismo y con 19 años era
una promesa para ese deporte en
San Juan. Sin embargo, una denuncia por
violación cambió por completo todo lo que
soñaba. Entre 2015 y 2017 estuvo detenido
casi dos años en el Penal, hasta que el juez
Raúl Iglesias declaró que no había pruebas
suficientes para condenarlo.
En la cárcel se enteró de que su entonces
pareja esperaba un hijo; además dice que el
primer abogado que tenía que defenderlo se
aprovechó de la desesperación de su familia
y los estafó. En el Penal pocas visitas recibió
porque sus padres viven en Jocolí, Men-
doza, y no contaban con los recursos para
viajar con frecuencia, además de tener pro-
blemas de salud.
Carlos llegó a San Juan por el ciclismo,
siendo adolescente. Se quedó a vivir y sus
parientes sanjuaninos, especialmente los
Falcón y los Pasten, son los que adoptó por
el deporte y quienes le dieron techo en más
de una oportunidad, hasta hoy.
Aunque sintió que perdía su familia, su hijo,
su pasión por el deporte, sin hablar de lo que
vivió dentro de la cárcel, y el ser asociado a
un delito como es la violación, espera poder
volver a correr.
—¿Cómo era tu vida antes de que te detu-
vieran?
—Competía para el Sindicato de Empleados
Públicos (SEP) de San Juan. Esa noche (N.
de la R: Cuando la denunciante declaró que
fue la violación) fui a un cumpleaños, con la
madre de mi nene. Estuvimos hasta las 5.30.
Después llegó la madre (N. de la R: de la de-
nunciante) con los policías, diciendo que la
hija le dijo que tuve relaciones con ella.
—¿Conocías a la chica?
—Del barrio y de vista, nunca tuvimos una
charla. Estuve 15 días en la Comisaría 17 y
me pusieron al abogado César Jofré, que es-
tafó a mi familia. Ahí cambié de abogado y,
antes de cumplir dos años detenido, me dijo
que nos íbamos a juicio. Le dije que si por-
que abreviado no quería, no me iba a hacer
cargo de algo que no hice.
—¿Cómo fue el juicio?
—El fiscal pedía 7 años de prisión. Mi abo-
gado apeló porque tenía Cámara Gesell a
favor. La chica tenía una infección, y yo y mi
pareja no la teníamos. Ella declaró que esa
noche yo pasé en una moto por una esquina
y que ella estaba ahí con dos vecinas, que le
pedí que se subiera a la moto y tuvimos rela-
ciones. Al juicio tenían que ir las dos como
testigos. Una no se presentó y la otra declaró
CARLOS IBACETA ESTUVO PRESO Y FUE ABSUELTO
Tiene 21 años y perdió todo
por una denuncia de violación
La primera vez
en San Juan
C
uando tenía 13 años Carlos
vino por primera vez a la pro-
vincia, invitado para correr en
la Vuelta a San Juan. Con su papá hi-
cieron un gran esfuerzo para reunir el
dinero que necesitaba para viajar y
participar. Sin embargo, la noche
antes de que viajaran, escuchó que
su padre le decía a su madre “ma-
ñana no lo despiertes, no vamos a ir a
San Juan”. Al otro día esperó a que
su familia dejara la casa, tomó su
bolso, el dinero que tenían guardado,
su DNI y se tomó un colectivo. Sabía
que los corredores se quedaban en el
velódromo del parque, y así, pregun-
tando, llegó a destino. Al finalizar la
competencia, el entrenador Armando
“Planeta” Ramírez contó a todos la
travesura que el novato corredor
había hecho.
Carlos sueña con
volver a correr para
algún equipo local.