Viernes 20 de abril de 2018
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unA CALESiTA; Y un HoMBrE pArTiÓ En DoS un JEEp
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El regalo
Dany Lariviere, el alcalde de St-Theo-
dore-d’Acton, le regaló una mega piedra
de 20 toneladas cubierta con una cinta
de color rosa y colocada justo en el
patio, a su ex mujer isabelle prevost. El
alcalde mandó entregar el regalo usando
una de las máquinas de su compañía de
excavaciones. obviamente, luego la jus-
ticia lo obligó a retirarla.
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Bienes mancomunados
Branko Zivkov, de 76 años, partió en dos
todas y cada una de sus herramientas y
máquinas agrícolas. incluyó las escalas
de ganado, una rastra y una sembra-
dora, para que su ex-esposa Vukadinka
tuviera la mitad de los bienes.
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Centavo a centavo
Feliz de estar separado, un hombre es-
peraba la compensación que el gobierno
Despechados
por el mundo
Fuente:
le ordenó a la ex-esposa que le pa-
gara, un total de 50.120 dólares. Y la
mujer pagó, pero de una forma bas-
tante inusual: le envió el dinero en
cajas de plástico llenas de monedas
de un centavo.
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Sacó provecho
al vestido de novia
Kevin Cotter decidió buscarle 101 usos
al vestido de su ex-pareja después de
que lo abandonó. Ella se fue con todas
sus cosas, sólo dejó su vestido y
cuando el trató de regresárselo, ella le
dijo que podía hacer lo que quisiera
con él. Así que él comenzó una página
web llamada “Vestido de novia de mi
ex-esposa”. Ahora tiene cientos de
miles de visitas en su blog y escribió
un libro.
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Un obsequio “bomba”
randolph Smith, de 51 años, dejó en
la casa de su exmujer un tubo gris co-
nectado a la mesa con un alambre. Al
lado había una nota que decía: “Este
es un explosivo. Es una bomba”, y con
tinta roja escribió “BooM”. Aunque
todo fue un chiste, le salió caro a
Smith pues fue arrestado por cargos
de asalto agravado con arma mortal, la
plantación de una bomba falsa y resis-
tencia a la autoridad.
—¿Usted decidió cortar un jeep
porque estaba en litigio con su es-
posa?
—Sí, corté el jeep con una amoladora
y una caladora, y lo dividí en dos.
—¿Qué lo llevó a tomar esa deci-
sión tan drástica?
—Estaba muy enojado, me sentía im-
potente. Yo quería el vehículo, no era
cuestión de dinero, entonces, para no
venderlo lo corté. Era un auto que
tenía muchos recuerdos para mí. Yo
no tenía plata para darle la mitad a mi
esposa, entonces decidí cortarlo.
—¿Qué hizo una vez que lo tenía
partido a la mitad?
—Llamé al abogado y le dije que ahí
estaba el auto y que ahí tenía la mitad
(risas).
—
Ahora se ríe, pero debe haber re-
flexionado sobre esa actitud un
tanto violenta que tuvo…
—por supuesto, fue una reacción bas-
tante violenta, pero bueno… estaba
muy enojado.
—¿Qué pasó luego con el auto?
—Quedó en mi casa y perdió el valor,
MAuro VoLpini
“Corté el jeep con una
amoladora y lo dividí en dos”
lógicamente.
—¿Y con su esposa?
—Finalmente no nos separamos.
Luego volví a unir el jeep, lo dejé a
nuevo y lo vendí (risas).
“Le dejo la vivienda si no vuelve a rehacer su vida”
E
ntre las situaciones
más extrañas que le
tocó atravesar en un
proceso de divorcio, la abo-
gada Silvana Aciar recuerda
que un hombre exigió que,
para que su esposa y sus
hijos se quedaran con la casa
en la que vivían, la mujer no
podría rehacer su vida ni
hacer ingresar a ningún hom-
bre como pareja a la vivienda.
“El hombre puso como
cláusula para dejarles la
casa en la que vivían a su
esposa y a sus hijos, que
ella nunca podría rehacer su
vida ni hacer ingresar a la
vivienda a ningún hombre.
Obviamente traté de disua-
dirlo y le dije que no sabía
si lo iban a homologar, pero
hasta minutos antes de en-
trar en la audiencia seguía
exigiendo cosas así.
Cuando le conté a la mujer
sobre el tema, me respon-
dió: Déjelo, no me molesta
con tal de que se vaya”,
ex-
plica Aciar
.
Luego de cuatro años de liti-
gio, finalmente el matrimonio
no se separó pero lo insólito
fue que esa cláusula, que
quedó redactada en el pedido,
nunca fue objetada por el
juez.
“Nunca llegó a senten-
cia, entonces no sé qué hu-
biera pasado, pero de todas
formas lo proveyeron y or-
denaron que se tasaran los
otros bienes registrales, o
sea que no me observaron
esa cláusula”
, recuerda y
agrega: “en general, la parte
que deja es la más tranquila y
la que no exige; la parte de-
jada es la que está más eno-
jada y es la que exige”.
Silvana
Aciar
Volpini rearmando el
jeep., luego de haberlo
cortado al medio.