Entre 1875 y mediados del siglo XX,
la prostitución era considerada un
“mal necesario” y la reglamentación
estatal era la política dominante: se
ejercía bajo el control de los munici-
pios y de la policía. Podemos afir-
mar que se trataba de una suerte de
“servicio público”.
Los métodos
de Modestino
A
Cantoni lo acusaban de
ser bárbaro, pero lo cierto
es que en aquellos años
nadie se andaba con chiquitas:
“todos somos angelitos en este
país”
, decía don Fico, dando a en-
tender que no había
“niños de
pecho”
en la política.
El colmo de la manipulación política
fue la intervención de Modestino Pi-
zarro, un interventor radical que Hi-
pólito Yrigoyen envió en 1928.
s s s
Alentado por el triunfo obtenido en
las elecciones legislativas, Pizarro
convocó a elecciones para goberna-
dor. Debían realizarse el domingo 7
de septiembre de 1930.
“Las elec-
ciones las ganaremos con votos
o sin votos”
, decía.
La Constitución del 27 posibilitó que
las mujeres sanjuaninas votaran
mucho años antes que lo hicieran
en el resto del país.
Como el voto femenino era
Cuando la
prostitución era
considerada
“un mal
necesario”
L
a prostitución comenzó a ser
legalizada en Argentina en
1875.
a designación “trata de blancas”,
es anterior a la actual “trata de per-
sonas” y se vincula, por oposición,
a la “trata de negros”, el comercio
de esclavos traídos por la fuerza del
continente africano.
La expresión confiesa la íntima vin-
culación entre uno y otro comercio:
en ambos “negocios” la persona hu-
mana - ahora europea, mujer y
blanca- no es más que una mer-
cancía cuyo valor se reduce a la
ganancia que potencialmente
pueda generar a su explotador o
rufián.
s s s
En 1875 se reglamentó la activi-
dad de los prostíbulos en Bue-
nos Aires. La ley local prohibía la
actividad a las mujeres menores
de 18 años, pero con una excep-
ción sorprendente y escalofriante.
La hipocresía de la sociedad de
entonces autorizaba legalmente
el ejercicio de la prostitución a
niñas menores de edad si habían
sido iniciadas tempranamente.
s s s
Paradójicamente no era autorizada
a casarse una joven hasta cumplir
los 22 años si no obtenía el consen-
timiento del padre. Si éste se hu-
biera muerto o estaba impedido, el
juez autorizaba el matrimonio de la
menor, pero frecuentemente la de-
negaba.
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H
ubo un tiempo en el que
la gente mayor era la
responsable de trans-
mitir los conocimientos, las
historias, la vida, a las nuevas
generaciones.
Eran los tiempos en los que las
rodillas de los abuelos transmi-
tían no sólo los conocimientos
sino también los valores.
La vida fue cambiando y hoy la
mayor parte de las respuestas
las buscamos en un señor lla-
mado Google o en otros
servidores.
Y acá estamos, rescatando
cosas del ayer para que no
seamos simples espectadores
de lo que nos traen las tecnolo-
gías, sino que también las utili-
cemos a esas tecnologías para
transmitir nuestra historia.
Cuándo
llegaron, de
dónde venían
y a qué se
dedicaron
nuestros
inmigrantes
(1)
Oreste Batezzati
era genovés
y se radicó en San Juan con 10
años en 1890. Comenzó con un
taller de carpintería mecánica para
dedicarse luego a la agricultura.
César Molli
nació en Roma, en
1854 y se radicó en Buenos
Aires en 1897. Tras vivir algunos
años en Santa Fe, se radicó en
San Juan en la primera década
del siglo XX dedicándose a la agri-
cultura.
Eduardo Grosso
llegó en
1898 procedente de Italia. Dos
años más tarde lo haría
Nicolás
Onetto.
Ambos fundaron en 1917
la firma Voena, Oneto y Groso
junto a Rómulo Voena.
José Paviolo
vino a San Juan
en 1885, procedente de Italia.
Llegó a ser un importante bode-
guero.
Rogelio Fernandez
llegó a
San Juan en 1884, procedente
de España y se inició en el comer-
cio de Basañez y Larrínaga. Fue
un importante bodeguero.
En 1889 se radica el
español
Antonio Segundo Bo-
rrego
quién llegaría a ser un
fuerte comerciante, agricultor y
bodeguero.
Isidro López
llegó procedente
de Granada en 1890. Tuvo una
finca en Santa Lucía.
León Rollán
nació en Vallado-
lid en l885. Radicado en San
Juan, en 1905 se dedicó al co-
mercio primero, estableciéndose
luego con casa de ferretería y
maquinarias agrícolas.
una de las banderas del canto-
nismo, Pizarro no las dejó votar.
s s s
¿Cómo justificó tal actitud?
Directamente las suprimió del pa-
drón.
Y al no figurar, no podían votar.
Algunos años más tarde, Modestino
Pizarro publicó un libro en el que in-
tentó explicar lo inexplicable de su
paso por San Juan.
Explicó que había suprimido a las
mujeres del padrón
“porque las
fiestas en los comités femeninos
degeneraban en verdaderas or-
gías para regalo de los secuaces
del gobernador Cantoni”.
Precisamente, para “regenerarlas”
aisló a muchas mujeres bloquistas
en El Buen Pastor y conculcó los
derechos constitucionales elimi-
nando a la mitad de la ciudadanía
del padrón.
s s s
Esas elecciones no pudieron reali-
zarse pues el día 6 cayó el presi-
dente Yrigoyen, con lo que comenzó
en el país lo que se llamó “la década
infame” y Pizarro huyó de San Juan.
Miles de documentos fueron echa-
dos en buzones y aparecieron en el
correo, dando a entender que el
fraude ya estaba organizado.
Las elecciones recién se realizarían
el 8 de noviembre de 1931 y en esa
oportunidad la fórmula bloquista –
Federico Cantoni – Vicente Cattani
obtuvo el 70,1 por ciento del total de
votos.
Viernes 10 de mayo de 2019
Mi
rincón
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El 8 de abril de 1928 las mujeres votaron
por primera vez en la Argentina. Y lo hicie-
ron en San Juan.
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