El Nuevo Diario - page 22

El apellido Coca se hizo po-
pular en el ámbito universi-
tario y de la comunicación
de la provincia, sobre todo
por dos integrantes de esta
familia, las hermanas Mó-
nica y Carina Coca. La pri-
mera llegó a ser vicerrectora
de la Universidad Nacional
de San Juan. La segunda
comenzó trabajando en pe-
riodismo para luego abo-
carse a la que es su pasión,
la fotografía. Ellas son des-
cendientes de familias anda-
luzas y valencianas y esta
es su historia.
M
ónica y Carina son la hija
mayor y menor de Miguel
Coca y Anita Ripoll. Entre ellas
nació el único varón de los hermanos,
que lleva el nombre de su papá, Miguel
Ángel. Miguel padre conoció a Anita en
uno de los tradicionales bailes de car-
naval del Club Sirio Libanés. Ella era
hija de valencianos y creció arraigada a
las costumbres de la tierra de sus an-
cestros. Él era hijo de andaluces, un
campesino “agrandado”, que se atrevía
a tomarse el colectivo desde Pocito
para venir a la ciudad a ver a la joven
Anita.
Aunque valencianos y andaluces no ha-
cían buenas migas en España, en esta
tierra el amor de Anita y Miguel tuvo
otra chance. Claro que él tuvo que
aprender valenciano para poder estar
de novio y casarse con ella. Además,
respetaba religiosamente los dos días
en los que le permitían ir a visitarla. Se
bajaba del colectivo en la Escuela Anto-
nio Torres y caminaba media cuadra
hasta llegar a la casa de Anita.
De Granitada a Pocito
Miguel era hijo de Manuel Coca y Do-
lores Pellegrina
. Aunque su historia
estuvo teñida por grandes dificultades,
como buena familia andaluza, cualquier
excusa era motivo de festejo para ellos.
Manuel y Dolores eran oriundos del
pueblo de Monte Frío, ubicado en la
provincia de Granitada y ella era prima
hermanita de la madre del reconocido
dramaturgo Federico García Lorca. Se
casaron siendo muy jóvenes y el ham-
bre que vivía España a principios de
siglo XX, antes de la Guerra Civil, los
forzó a viajar a Argentina. Venían prácti-
camente solos, ella tenía catorce años y
él poco más de veinte. En Europa deja-
ron prácticamente toda su familia, solo
algunos primos se radicaron en Rodeo
del Medio, Mendoza. Manuel y Dolores
se instalaron en Pocito. Durante un
tiempo él trabajó en otras fincas, hasta
que logró hacerse de un capital para
comprar su propia tierra.
En San Juan el matrimonio Coca Pe-
llegrina tuvo nueve hijos, aunque
solo siete vivieron: Pedro,
que fue
padre de Ricardo Coca, quien llegó a
ser decano de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de
San Juan en dos oportunidades entre
2008 y 2016;
José, Juan, Diego,
María, Remedios y el menor, Miguel.
Cuando Dolores cursaba el octavo mes
de embarazo del más chico, Manuel fa-
lleció. La pérdida volvió a poner a la fa-
milia en una situación económica
complicada. A pesar de eso, decidieron
seguir en Argentina y los hijos mayores,
que ya podían trabajar, se ocuparon de
la finca de su padre. Entre sus labores
estaba la diaria visita a la feria de la ciu-
dad, donde compraban y vendían ver-
dura. Allí, uno de los hermanos Coca,
Juan, que tenía gran talento para el
canto, aprovechaba para cantar y
sumar otras monedas para la familia.
En una de sus actuaciones en el preca-
rio entorno, lo vio un cazatalentos que
le propuso llevarlo a actuar Buenos
Aires. El joven se hizo conocido en la
gran ciudad como cantaor de flamenco
y lo hacía bajo el seudónimo Juanito
Viernes 31 de marzo de 2017
Montoya. Con su trabajo artístico, él
también contribuyó económicamente
para que la familia saliera adelante.
Miguel Coca Pellegrina, que era bas-
tante menor que el resto de sus herma-
nos, fue prácticamente criado por
Remedios y María y tenía casi la misma
edad que algunos de sus sobrinos. Al
igual que sus hermanos se dedicó a
trabajar la tierra y en los momentos de
festejo él solía tocar el acordeón, tam-
bién bailaba y cantaba. Tenía muchos
amigos y era muy sociable. Así fue que
siendo joven, en una de sus salidas a la
ciudad, en el Club Sirio Libanés, cono-
ció a Anita Ripoll.
Los alicantinos que
eligieron la ciudad
Anita era hija de Bartolomé Ripoll y
Carmen García
. Ambos llegaron desde
el pueblo Xaló, ubicado en Alicante, Va-
lencia; solo que Carmen viajó en el
vientre de su madre. Vinieron a princi-
pios de siglo XX, acompañados por va-
rios familiares, entre ellos padres, e
incluso uno de sus abuelos. Al igual
que en España, en San Juan se dedi-
caron a trabajar la tierra. Bartolomé
tuvo propiedades en Angaco y en Trini-
dad, cerca de la UVT, y el matrimonio
tuvo su casa en calle General Acha,
entre Córdoba y Santa Fe. Allí crecie-
ron las
dos hijas de los valencianos,
Anita y Carmen
. Bartolomé y Carmen
familias
sanjuaninas
22
LOS COCA RIPOLL
Una nota de
Noelia Escales
para Fundación
Bataller
Anita Ripoll junto a su esposo Miguel Coca,
poco después de su casamiento, en la dé-
cada de 1950.
Bartolomé Ripoll y su esposa, Carmen García, junto a su nieta Mónica Coca Ripoll y sus bisnietos Romina, Rodrigo e Isabella Reta.
La familia de orígenes españoles que cultivó
el porvenir de destacados profesionales
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