sortear las medidas de seguridad,
vino la presentación de la nueva
Ferrari.
Don Enzo, el gran viejo, no habló
ese día. Estaba presente para dar
testimonio simplemente.
Eran los técnicos los que explica-
ban que después de una decepcio-
nante temporada 1980 se había
decidido crear un coche totalmente
distinto de la obsoleta 312 T.
Diseñada por Mauro Forghieri la
Ferrari 126 CK debía su nombre a
que estaba dotada de un motor en
V de 120 grados, con 6 cilindros.
La C sintetiza la palabra Competi-
ción
s s s
Aquella Ferrari estaría signada por
los éxitos y la tragedia. Con l 126C
Ferrari lograría dos títulos y un sub-
campeonato de Constructores,
entre 1981 y 1984. Además de 10
Viernes 31 de marzo de 2017
COLUMNISTAS
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@JuanCBataller
Juan Carlos Bataller
C
orría 1981 y desde el dia-
rio, en Buenos Aires, me
pedían telefónicamente
que viajara a Módena, para cubrir
la presentación de la nueva Ferrari
126 CK.
La noticia era importante para el
mundo automovilístico. La escude-
ría del
cavallino rampante
no ga-
naba el campeonato de Fórmula 1
desde 1979, había despedido a su
primer piloto, Jody Scheckter, y
había dado ese lugar al joven ca-
nadiense Gilles Villeneuve, quien
formaría equipo con Didier Pironi.
Recuerdo que pregunté:
—¿Interesa una entrevista con
Enzo Ferrari?
Del otro lado sentí una carcajada.
—Ferrari no da entrevistas. Olvi-
date de eso. Lo importante es
que estemos presentes.
s s s
Realmente, yo no era una espe-
cialista en automovilismo.
Pero el nombre Ferrari era para mí
algo mágico. Y cuando abordamos
el tren con el fotógrafo Roberto
Pera, ya iba con la idea de lograr
una entrevista con el famoso
com-
mendatore
.
Había leído mucho sobre el perso-
naje. Decían que, aunque era ya
un anciano y había vendido a la
Fiat gran parte de las acciones de
su empresa, seguía siendo autori-
tario, malhumorado, cínico, intro-
vertido, déspota con sus
corredores, obsesionado con el
trabajo, perfeccionista y tajante.
Desde la muerte de su hijo nunca
participó de una reunión pública,
no daba entrevistas a la prensa y
tampoco concurría a las carreras.
Pero basta un dato que hoy pode-
mos agregar para advertir la real
dimensión del hombre: bajo su di-
rección (1947—88)
Ferrari ganó
más de 5.000 carreras en todas
las categorías y obtuvo 25 títu-
los de Campeonatos del
Mundo.
Y allí estaba, en Maranello, una
pequeña ciudad ubicada a 16 kiló-
metros al sur de Módena.
Maranello es sinónimo de Ferrari.
El pueblo creció al mismo ritmo
que la fábrica a la que acogía. Los
éxitos de Ferrari hicieron que la
empresa se desarrollara rápida-
mente, logrando que casi todos los
negocios existentes giraran en
torno a la casa del Cavallino Ram-
pante.
En 1963, Il Commendatore fundó
el Instituto Professionale per l´In-
dustria e Artigianato (Instituto Pro-
fesional para la Industria y el
Artesanado), una escuela de
aprendizaje en la ciudad, cerca de
la fábrica, del que salen casi todos
los técnicos e ingenieros que tra-
bajan en Ferrari. Es por eso que, a
pesar de la globalización, un gran
porcentaje de los trabajadores de
la fábrica son de la zona.
s s s
Tras las acreditaciones y luego de
victorias y otros 18 podios en cua-
tro años.
A diferencia de otros monoplazas
más exitosos, el 126C comenzó
con Didier Pironi y Gilles Ville-
neuve abandonando. La tempo-
rada fue más de lo
mismo. Abandonos constantes y
en numerosas ocasiones porque el
coche se iba de atrás al entrar en
las curvas.
Fue una temporada de transición a
la espera de un mejor 1982. Pero
nada de eso sabíamos aquel día
en Maranello.
Tampoco sabíamos que los triun-
fos recién llegarían en la tempo-
rada siguiente. 1982 resultó ser el
año de Ferrari.
Sin embargo, lo que podría haber
sido una temporada llena de victo-
rias y alegrías, acabó siendo una
de las temporadas más trágicas de
Juan Carlos Bataller, entonces corresponsal de Clarín en Italia, con Enzo Ferrari, en Maranello, 1981
Ferrari y
mi abuelo