Viernes 31 de marzo de 2017
Escribe
Eduardo Quattropani*
temas de la justicia
s
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COLUMNISTAS
algo de alguien
Irritante
E
ntre las maldiciones que la
vida puede ponernos por de-
lante, hay una que es fácil,
casi constante, barata, tonta, anti-
pática, con consecuencias o no.
Es algo que desde la prehistoria
mal predispone a quien la sufre.
Es tan indeseable en el campo
como en la ciudad. Es silenciosa y,
casi siempre, oscura. No digo que
lo haga adrede pero así lo senti-
mos. Es reiterativa hasta el can-
sancio y, a veces, nos induce a
revelarnos, a no aceptarla; a men-
tir para evitarla; a hacer cualquier
cosa con tal de que por un día no
nos atormente. Me refiero a la mal-
dición de madrugar. Sí, porque a
todos nos costó, cuesta y nos cos-
tará madrugar.
Seamos de la religión que seamos,
pobres o ricos. Algunos más y
otros menos, pero a todos nos hin-
cha madrugar.
Como es obvio, los bebés son
quienes duermen más y, encima no
madrugan. Es una injusticia. En el
otro extremo están los adultos ma-
yores que, por razones biológicas,
duermen menos y madrugan, aún
sin quererlo. Allí ocurre a la in-
versa, quisieran dormir como un
bebé pero el madrugón los atrope-
lla. Eso me hace acordar que en
algunos supermercados tienen un
día dedicado a los jubilados. Ese
día hacen rebajas de precios y, ob-
viamente, se llena de veteranos y
veteranas.
Uno de esos días, cuando llegué a
la caja para pagar (porque yo tam-
bién voy esos días), charlando
sobre qué días había más gente y
cuáles menos, le dije al cajero que
era de suponer que esos días de
jubilados se llenaba y habría más
gente. Me contestó que no; que la
s
Vicepresidente Primero del
Consejo Federal de Política Cri-
minal de los Ministerios Públi-
cos de la República Argentina
Escribe
Gustavo Ruckschloss
cantidad era más o menos igual
pero que la diferencia era que
todos venían temprano. Todos
están esperando tras las puertas a
que abramos para entrar; los otros
días, no.
Debe ser otra de las cosas que los
niños le envidian a los abuelos: el
que no les moleste madrugar y el
cobrar un sueldo sin trabajar.
Cada cuál ve la vida conforme a
sus gustos y necesidades, pero
quienes estamos desde el naci-
miento hasta un rato antes de jubi-
larnos, sentimos que el madrugar
es un sacrificio, una molestia
cuando menos.
Dicen que Dios ayuda al que ma-
druga. Menos mal porque si en-
cima del fastidio que significa, él no
nos da una mano, más de uno ya
hubiéramos sucumbido.
Con cierta periodicidad el sis-
tema de seguridad, en especial
la actividad de las fuerzas policia-
les, es puesto en crisis debido a in-
conductas atribuidas a algunos de
sus miembros.
El ingenio periodístico, más
bien de quienes titulan, impo-
nen términos como “Narcopolicías”,
“Zonas Liberadas”, “Poliladron”,
etc., etc.; mientras los interesados
intentan superar esa crisis en base
a los recursos y habilidades con las
que cuentan.
El sistema debe
continuar, es lo que hay.
El tema central, que subyace,
es el definir si es lógico, mo-
derno y hasta tolerable que a esta
altura de la maduración del régimen
democrático se siga encomen-
dando la gestión del Derecho Penal
a las fuerzas policiales, si se puede
–en los hechos- depositar en esas
fuerzas, al mismo tiempo, el poder
de la prevención y el poder de la in-
vestigación.
Por si pasa desapercibido voy a
repetirlo,
el poder
de la preven-
ción,
el poder
de la investigación,
ello debe ser entendido así, so
pena de ser señalado de inocente
o ignorante.
Si
prevenir
, tener el uso exclu-
sivo de la fuerza pública, es
ejercicio del poder;
investigar a
los ciudadanos
, con todo lo que
ello significa, con todo a lo que ha-
bilita, lo es mucho más.
En democracia poderes como
esos debe ser, necesaria-
mente, controlados, repartidos, y
siempre sujetos en los hechos y en
el Derecho al Poder Político, sea
directa o indirectamente según el
caso.
Por eso el poder de la investi-
gación debe estar, si o si, en
cabeza de los fiscales –Poder Judi-
cial en el caso de nuestra provin-
cia- conduciendo, en su ejercicio, a
la Policía; todo bajo el control efec-
tivo, real y posible del Poder Juris-
diccional –los jueces-.
Para que ningún aprovechador
quiera sacar ventajas, queda
claro no estoy haciendo una valo-
ración de la ética o moral de nin-
gún sector, no estoy atribuyendo
solo virtudes a algunos ni solo vi-
cios a otros; lo que estoy plan-
teando es la verificación de un
sistema de controles mutuos, de
distribución de funciones y, por lo
tanto, del poder. Estoy propo-
niendo la instalación de un sistema
de investigación compatible con la
democracia.
Estoy urgiendo, en definitiva, la
instalación del Sistema Acusa-
torio de la mano de la indisimulable
voluntad expresada por el Poder
Político, y superando la oposición
tácita o expresa de quien o quie-
nes, en nombre de innobles moti-
vaciones, arrastraron a nuestro
sistema al atraso, a esta altura, ya
intolerable.
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El poder de la investigación
y la democracia
Quattro - Alguien_Maquetación 1 30/3/2017 16:43 Página 1