—Yo lo he podido vivir desde adentro
con mis mellis y sí, es difícil. Es un ca-
mino muy largo. Yo opté por la misma
filosofía de mis padres, que fue amor
por sobre todas las cosas y la verdad.
Yo a mis hijos mellis les llevo como un
diario con fotografías desde el primer
día que los fuimos a visitar al hogar.
—Pero también tuviste que enfren-
tar problemas porque siempre apa-
rece alguien que quiere negociar.
—Sí, pasa y más cuando sos cono-
cido. Creo que el nombre de los papás
adoptivos no debería estar en un ex-
pediente, tendríamos que tener un
poco de protección porque no todas
las familias son iguales, no todas las
mamas biológicas pasan por una si-
tuación de decisión personal, a veces
la justicia es la que actúa. Pasamos a
ser las mamás adoptivas como un
enemigo y en realidad no lo somos.
—
Hay que tener en cuenta que este
país tiene una historia y esa historia
fue difícil, lógicamente quedaron
ciertos resabios y ahora hasta lo
que tiene que ser natural es difícil.
—Totalmente, uno parece ser un se-
cuestrador y no un padre en búsqueda
de dar amor y de recibirlo. De hecho
con Martín, mi esposo hicimos todo en
la justicia. Yo no iba a poder tener
hijos biológicos, lo supe siempre pero
nunca perdí la esperanza. Era un
diagnóstico médico, no una cuestión
que a mí se me había ocurrido.
Cuando nos casamos con Martín en el
2002 armamos la carpeta de adopción
que transitó todos estos años hasta
Viernes 9 de marzo de 2018
Cómo la vi
Pasa a pagina siguiente
s
llegar a la situación que nos tocó. En
ese momento yo me quedó embara-
zada contra todos los pronósticos y
con todos los riesgos que implicaba.
Yo sabía que el embarazo llegó por-
que Dios quería que así fuera e iba a
estar todo bien.
—Yo le comentaba a amigos, “hay
que tener mucho valor para lo que
hace Claudia”, por que estabas
arriesgando mucho.
—Sí, pero valió la pena arriesgarme.
Mi hijo ama a sus hermanos y es un
sol. Hay que dejar que la vida también
haga lo suyo.
—¿Cómo fue la unión entre tus her-
manos?
—Bien, la vida a veces nos juega unas
situaciones incómodas, con mi her-
mana por ejemplo. Pero sé que es pa-
sajero, cuando nos necesitamos
estamos.
—¿Todos llevan el mismo apellido?
—Todos somos de apellido Pirán,
cuando a mi madre le pasa algo esta-
mos los tres. Somos familia por sobre
todas las cosas.
—Vos desde chica enfrentas un pro-
blema físico, ¿cómo se llama la en-
fermedad?
—Osteogénesis imperfecta y es lla-
mada la enfermedad de los huesos de
cristal. La conformación del hueso es
como un vidrio. Tiene que ver con una
deficiencia de recambio de colágeno
en el hueso que es lo que lo hace
elástico. Por eso el hueso tiene cierta
elasticidad ante un golpe. Las perso-
nas con osteogénesis no tienen capa-
cidad de absorber un golpe, de poder
acompañarlo y entonces se quiebra.
Hay distintos grados, yo tuve mucha
suerte porque es uno de los grados
más leves a pesar de tener ya 21 frac-
turas. Mi primera fractura fue al año y
cuatro meses, cuando empecé a cami-
nar.
—Has tenido que luchar con mu-
chas cosas
—Sí, todos los días. Todo me cuesta,
nada es fácil, no soy una mujer de
suerte. Pero si soy una mujer de fe y
una mujer de mucho laburo de todos
los días.
—
Tenés una voz espectacular
—Dios siempre compensa. Por eso la
gente que dice “no yo no tengo nada”,
hay que ver algún potencial que por
ahí no le hemos visto. Siempre la ba-
lanza se equilibra. Con el trabajo, con
los dones y la fuerza de voluntad.
—Las alternativas también se pre-
sentan, una alternativa es decir “yo
ENTREVISTAS Y ALGO MAS...
C
laudia es una luchadora todo terreno. Tuvo que ganarse el amor
de sus padres adoptivos, vencer las limitaciones físicas, sólo
con su voz conquistar un lugar en el mundo de la canción,
armar una familia, ser madre contra todas las predicciones y hasta supe-
rar las miles de celadas que la salud le impuso.
Por eso, no se engañe por su apariencia pequeña o frágil. Ella no pide ni
da ventajas. Y como toda luchadora no siempre fue comprendida.
Escúchela. Es Claudia Pirán, la cantante.
JCB
l
Comenzó su
carrera en agosto de
1997. Obtuvo men-
ción especial en el
festival de Cosquín
en 1998.
9
Claudia en 1973, cuando cumplió su primer año