explosión de los airbags, mi novio que se
esforzaba por sacarme. Luego, tirada en
la ruta, cientos de personas se acercaban
pues justo pasaba por allí una carrera de
bicicletas. La primera reacción fue llamar
a mi padre en Buenos Aires, pidiéndole vi-
niera, y a mi tía Laura Adamoli, para que
me socorriera pues no sentía la pierna y
me costaba respirar. También me aferré a
una señora que estaba por allí, a la que
hice subir a la ambulancia, le tomé la
esquivar. El impacto por suerte fue en la
rueda y así salvamos nuestra vida de mila-
gro. Yo creo que me acompañaba la Vir-
gen del Valle. El camión venia de izquierda
a derecha y al tratar de esquivarlo por
atrás mi lado, como acompañante, fue el
que impactó de lleno en el camión.
—¿Pudieron socorrerlos de inmediato?
—Desde ese momento todo ocurre como
una película en mi mente. El choque, la
Viernes 19 de febrero de 2016
26
M
aría del Valle Basañes Bravo (25)
nació en Buenos Aires, pero tiene
sus raíces en San Juan: es hija
de Alberto Basañes y María del Valle
Bravo, y nieta del líder bloquista y exgober-
nador Leopoldo Bravo. El año pasado,
adeudando sólo la tesis de la carrera de
Relaciones Públicas de la Universidad de
Belgrano, decidió renunciar a la empresa
donde trabajaba e irse a vivir a Londres
junto con Ramiro, su novio. Antes de las
fiestas de fin de año, la pareja decidió re-
gresar a la Argentina y luego de pasar por
Buenos Aires, quiso llegar hasta San Juan
para saludar a la familia y a los amigos que
Valle tiene aquí. El destino les jugó una
mala pasada: al llegar a la intersección de
calle La Plata y ruta 183, el auto en el que
viajaban chocó con un camión que trans-
portaba combustible. El impacto fue del
lado del acompañante, justo donde viajaba
Valle.
La joven sufrió varias fracturas, de las que
debió ser operada, y luego de casi un mes
internada en San Juan, ya fue trasladada a
Buenos Aires. La cantidad de mensajes de
apoyo que recibió desde el accidente, la
llevó a compartir el paso a paso de su re-
cuperación a través de las redes, donde
sigue recibiendo y agradeciendo el cariño
de muchísima gente.
“El impacto por suerte fue en la rueda y
así salvamos nuestra vida de milagro.
Yo creo que me acompañaba la Virgen
del Valle”
, cuenta Valle hoy en esta entre-
vista con El Nuevo Diario y sostiene que
“creo mucho más que antes que las
cosas materiales van y vienen pero lo
importante es la salud, la alegría, el
amor, la familia y la amistad”.
—¿Cómo fue el accidente?
—Yo he nacido en Bueno Aires pero me
siento muy sanjuanina por mis padres y
abuelos que son de allí. Tengo cientos de
amigos en San Juan, como si hubiera vi-
vido ahí toda la vida, y quería ir unos días a
disfrutar de mi tierra, presentar a mi novio y
pasar unos días en Rodeo entre las fiestas.
Llegando a San Juan, el GPS nos jugó una
mala pasada y nos mandó por la ruta más
corta. Nos encontramos en el cruce de
calle La Plata con la ruta 183 en el departa-
mento 25 de Mayo —un camino extraño
para llegar a San Juan—, con un camión
de combustible con acoplado que no res-
petó el cartel de pare y al que no pudimos
MARÍA DEL VALLE BASAÑES BRAVO, NIETA DE LEOPOLDO BRAVO,
María del Valle junto a su novio
Ramiro, quien le regaló ese
enorme oso para el Día de
Reyes. Viajaban juntos
cuando sufrieron el accidente.
Valle y su papá, Alberto Basañes, en las primeras salidas,
caminando por la calle con el andador que usa.
María del Valle Bravo se instaló junto a su hija en la clínica, y
la acompañó dia y noche hasta que fue dada de alta.
Hija de María del Valle Bravo,
nació en Buenos Aires y
estaba viviendo en Londres.
Por las fiestas regresó junto a
su novio y cuando venían a
visitar a la familia sanjuanina,
el auto en el que viajaban
chocó con un camión en el
departamento 25 de Mayo.
Valle tuvo que ser operada
por las múltiples fracturas
sufridas y mientras se
recupera, comparte sus
avances a través de las
redes sociales y agradece
todos los mensajes de apoyo.
mano y la hice acompañarme hasta Cau-
cete, que fue la primera parada de la am-
bulancia. Nunca supe su nombre ni la volví
a ver así que ojalá sirva esto para agrade-
cerle su contención. Fue una gran compa-
ñía.
—Todo lo que pasó a partir del error del
GPS…
—Mi padre dice que si no me hubiera re-
comendado parar en el Encón a comer los
“Salvamos nuestra vida de milagro, creo
