C
uando hay que hacer algún
trabajo elemental de carpin-
tería, me gusta encararlo
porque me pone bien trabajar con
maderas en ese oficio que me pa-
rece tan noble y bonito. Pongo a
prueba mis habilidades y me encan-
tan los olores de las distintas made-
ras. No deja de maravillarme
cómo, con mucha destreza, se puede
transformar trozos de madera bruta
en hermosas piezas que uno nor-
malmente no sabría de dónde ni
como se parieron.
Tiene mucho de ingenio y de las
mañas de cada artesano. Siempre
el importante es el artífice más que
otra cosa, porque, en general, se
usan pocas herramientas o máqui-
nas.
Para mi trabajo estaba por usar un
par de planchas finas de un aglo-
merado que sirve para cubrir sola-
mente, porque tiene muy poca
resistencia. Al verlo endeble, creí
conveniente encolar dos placas
entre sí para darle más firmeza. Así
lo hice y puse abundante cola, y las
prensé para que pegaran bien y pa-
rejas. Al otro día vi que había obte-
nido una nueva pieza, diferente de
las que metí a encolar. Esta plancha
nueva era firme, resistente y sin
nada que reprocharle. Me dije que
allí se aplicaba aquello de que el
resultado es mejor que la suma de
las partes.
Como es de suponer, me quedé pen-
sando en el símil con los humanos.
Cuando encontramos el adhesivo
adecuado somos mucho más que
Viernes 19 de febrero de 2016
17
s
s
Sistema Electoral =
Reforma política
/
¡A pegarle!
TEMAS DE LA JUSTICIA
Escribe
s
s
dos. En especial cuando el adhe-
rente es el amor. Hace que el resul-
tado sea, también, sorprendente.
Hace lo que ninguno de lo que los
dos por separado podría hacer y
logra mucho más, en todo sentido.
Es cuestión de que el adhesivo esté
siempre vigente y remozado. Culti-
varlo y cuidarlo, porque apenas se
deteriora, comienzan a separarse
cada parte dela otra. Por fuleras
que sean cada cual por separado,
juntas son formidables. Son fuente
de creación y alegría; de proyectos.
Separados de poco sirven. Muchas
veces habrá que ingeniar un nuevo
adhesivo para que las partes sigan
firmes y vigentes, porque siempre
vale la pena.
meramente administrativas pero también,
claro está, existen definiciones de orden
político que hacen, sin duda alguna, hasta
al modo de contar la voluntad popular,
por lo que es deseable que a la hora de le-
gislar se intente hacerlo para los tiempos,
“gambeteando la ventajita de corto
plazo” y todos conscientes que
no existen
sistemas electorales neutros, todos tienen
consecuencias.
Que no sería, tampoco, ocioso recordar
que, la mayoría de las veces, quienes han
intentado sacar ventajas de intrincadas
arquitecturas electorales, han terminado
siendo víctimas de ellas, ya sea porque fa-
vorecieron a otros sectores o porque a la
larga políticamente perdieron.
Seguramente volveremos, en futuras co-
lumnas, a tratar estos temas de un modo
más circunstanciado; la intención de esta
es , solo, la de presentar la
cuestión con-
ceptualmente
, necesidad que me ha na-
cido de leer barbaridades que escriben en
medios nacionales catedráticos que desti-
lan no solo pura teoría sino, francamente,
un absoluto desapego por las jurisdiccio-
nes provinciales y el régimen municipal.
Todo se puede hacer, mejor si se hace
con conocimientos previos.
Es más, bueno sería que se haga una
reforma profunda, integrada, consen-
suada y en época de serenidad electoral.
Reforma en el sistema de votación no
es sinónimo de reforma política, sino
que constituye, solo, una parcialidad de
ella.
Ley Orgánica de Partidos Políticos, su
financiamiento y el de las campañas
electorales, Simultaneidad de Elecciones,
Cupo, Estructura de los Organismos
Electorales y otros institutos, deberían
ser abordados en cualquier proyecto con
pretensión de constituir una reforma polí-
tica medianamente profunda.
Para encarar una reforma como la
propuesta debería, creo, tenerse en
cuenta como mínimo:
Que coexisten el Estado Nacional, los
Estados Provinciales y Ciudad Autónoma
y los Municipios.
Que las Constituciones Provinciales dan
un marco inconmovible a ciertos aspec-
tos de la organización política y del ac-
ceso a los cargos públicos electivos.
Que en las distintas jurisdicciones pro-
vinciales, los Municipios son receptados
de modo diferente, en cuanto a sus atri-
butos o competencias electorales.
Que cada Provincia cuenta –por Consti-
tución (ver Art. 130 de la Constitución de
San Juan)- con su propio Tribunal Elec-
toral los que, solo en mérito a la simulta-
neidad, pueden ceder ciertas
competencias operativas de un proceso
electoral.
Que rige hoy una ley de Simultaneidad
de Elecciones y su Decreto Reglamenta-
rio que datan del año 1959, es decir que
no atrapan, en modo alguno, las realida-
des políticas de hoy.
Que en el abordaje existen cuestiones
Eduardo Quattropani*
Escribe
ALGO DE ALGUIEN
* Vicepresidente Consejo Federal de
Política Criminal de los Ministerios
Públicos de la República Argentina
LA COLUMNA DE LA TANA
s
s
Escribe
Alejandra Araya*
Hoy: No serán flores pero...
De bondis
L
as dos y pico de la tarde. Se
cruzaría a comer una porción
de pizza con una cerveza. ¡Y si
justo viene el colectivo! Nada de
pizza. Mejor lo espera mascando el
chicle que tiene desde las 10 cuando
una compañera del Centro Cívico le
dijo: ¡qué carucha! Y le ofreció el chi-
cle. ¡Cómo no va a tener esa carucha!
Hace 2 meses que está en lo de su
madre.
-¡¿Volviste a vivir con tu vieja?! (Ca-
chito dixit) ¡Te hubieras ido a alquilar
solo!
-¡Ah, claro, como si fuera tan fácil!
No me alcanza la guita. A la Liliana le
tuve que dejar el auto. Y para colmo,
pasarle plata.
-Joya, todo por hacerte el vivo.
-No, todo porque me descubrieron.
Daniel para el colectivo. Antes de que
Liliana le sacara tarjeta roja, en un
toque estaba en su casa. Ahora, hasta
Rawson, tiene como cuarenta y cinco
minutos. En la mañana se tiene que
levantar más temprano para tomar el
de las seis y cuarto. Si se le pasa,
llega tarde.
Seguro su madre, que ya está dur-
miendo la siesta, le ha dejado las mi-
lanesitas con purecito, como cuando
llegaba de la secundaria. Pero han
pasado 20 años de eso. Con 37, tuvo
que meter el orgullo en un bolso y trin
trin, hola, ma, ¿tenés un lugarcito?
Dormita apoyado en la ventanilla.
-¡Qué bolú, Daniel! ¡Dejar el celular
a mano! ¡Las fotos se bo-rran!
-Pensé que iba a ser como el pelado
Rivera, que la mujer lo enganchó y lo
perdonó. Pero, la Liliana…
-Mujer de armas tomar.
De armas tomar no, de expediente ju-
dicial iniciar, sí. Esa mañana, Daniel
recibió un llamado.
-Buen día, soy la Dra. Godoy y patro-
cino a…
La casa, el auto, 40% del sueldo y la
ayuda escolar de los pibes. Su madre
diría: “Ay, Danielito, tu sueldito”. Le
parece que desde ahora cobrará esos
billetes de cotillón que una vez le
pidió la maestra a su hijo para apren-
der a sumar. (En este caso, restar)
Colectivo, frenada, pasajeros. Colec-
tivo, frenada, pasajeros. El sopor de la
siesta. Hambre y embole. Vuelve a ce-
rrar los ojos.
-Está bien, Cachito. Me la mandé.
Pero la Liliana es una histérica, rom-
pepelotas. Veníamos mal desde las va-
caciones en Necochea. ¿Viste cuando
te peleás porque no hay toallas en el
baño o se te quemó el asado?
-¿Y con esta piba, qué onda?
(0 onda, espere mientras restablece-
mos la señal de satélite)
-¿Qué hago, Cachito?
Y Cachito con golpes de puño se gol-
peó el pecho.
Lo que Daniel no contó es que a su
conquista le había dicho que lo ha-
bían ascendido y tenía el número per-
sonal del jefe supremo. Mentir, no
mintió. Del segundo piso lo habían
trasladado al cuarto y tenía el celu de
Marquitos, el jefe de mayordomos. En
fin…
Se despierta. Sube una mujer ven-
diendo bizcochuelo de naranja. A esta
hora, Liliana toma mate. No serán
flores pero…
*Profesora en Letras y escritora
Gustavo Ruckschloss