Viernes 2 de septiembre de 2016
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ELENA HIGHTON DE NOLASCO, VICEPRESIDENTA DE LA
Una nota de
Noelia Escales
“
”
En los cargos más
bajos tenés el 50 por
ciento de mujeres pero
a medida que subís
tenés menos
E
lena Higthon es la primera mujer
que llegó a la Corte Suprema de
Justicia de la Nación en un go-
bierno democrático. Cuando ingresó al
máximo tribunal, en 2004, no solo encaró
ese desafío sino también el de reemplazar
a un ministro que fue destituido por juicio
político, Eduardo Moliné O´Connor. En los
últimos meses, junto al resto de los inte-
grantes de la Corte, tuvo en sus manos
una de las decisiones más sensibles para
la sociedad argentina, la causa por las ta-
rifas. Además, a fines de 2015 se opuso,
en defensa de la división de poderes, al
decreto que sancionó el presidente Mauri-
cio Macri para designar dos nuevos jueces
en la Corte.
La jueza visitó la provincia para participar
en el XXII Encuentro Nacional de Mujeres
Jueces de Argentina. En diálogo con El
Nuevo Diario habló de los desafíos de su
rol, la mujer en la justicia, violencia de gé-
nero y el fallo por las tarifas de gas.
—¿La jueza tiene responsabilidades y
presiones extras al juez?
—Fui en su momento la única mujer
en la Corte, después estuvo Car-
men (N. de la R.: Carmen
Argibay ingresó a la
corte en 2005 e inte-
gró el tribunal hasta
que falleció, en
2014), ahora
de nuevo soy
la única.
Creo que a
medida que
uno está
más arriba,
una es más mi-
rada que los varones.
Como sos única te miran más para
ver que vales. Es como que tenés que
valer veinte veces más para estar ahí. Las
expectativas son que uno no puede fallar
y a veces pienso que no puedo fallar, por-
que si fallo es como que todas las mujeres
fallan y ya no puede haber otra.
—¿Existe la mirada femenina para los
temas judiciales?
—Hay cierta sensibilidad, no es que los
hombres no la tengan. Hay hombres que
la tienen y también hay mujeres que no la
tienen. Pero en general tal vez (la mujer)
tenga mayor capacidad de ponerse en los
zapatos del otro para tomar decisiones.
—¿Hay temas que la sensibilizan más?
—Siempre trato de priorizar y dar una vía
más rápida cuando hay niños involucra-
dos. Los expedientes pasan y los niños
van creciendo. A esos expedientes hay
que darles mucha importancia.
—¿En alguna causa tuvo que ponerse
un límite para no verse afectada?
—No; sé tomar las decisiones muy bien.
Hace 40 años que soy jueza, no voy a
decir que me rebota todo, pero hay que
saber mantener una distancia.
—¿Cómo vive la responsabilidad de
ser la segunda autoridad del máximo
órgano de justicia?
—Bueno, dentro de los expedientes es lo
mismo ser presidente, vicepresidente, o
ministro. Para el voto en el juicio no tienen
ninguna importancia, es más bien una
cuestión protocolar. Hacer una oficina de
violencia doméstica, la podría hacer cual-
quier ministro. Que sea vicepresidente tal
vez le da un poquito más de lustre a la
cosa.
—¿Y como integrante de la Corte?
—Es cierto que la Corte es la máxima res-
ponsabilidad y además tiene otra repercu-
sión económica, política y social. Es
importante tener en cuenta, en todas las
instancias, la repercusión de los fallos.
Hay que hacer la justicia del caso pero
además hay que tener en cuenta la reper-
cusión como precedente, de alguna ma-
nera como rector de las conductas
sociales. Al entrar en la Corte sentí que
era un desafío, porque la anterior estuvo
muy desprestigiada, fueron echados por
juicios políticos casi todos. Entonces el
desafío era darle prestigio de nuevo y
creo que de alguna manera lo logramos.
—En San Juan las mujeres ocupan los
puestos de menor jerarquía dentro de
la justicia. ¿Esto se da en otras provin-
cias?, ¿a qué se debe?
—Nosotros tenemos justamente en la ofi-
cina de la Mujer el mapa de género de la
justicia, ahí se ve a todas las provincias y
países de Latinoamérica. En los cargos
más bajos tenés el 50 por ciento de muje-
res pero a medida que subís tenés menos
y en la Corte de acá nunca hubo una
mujer. También se da en otras provincias,
en varias.
“Pienso que no puedo fallar,
sino todas las mujeres fallan”
Es la primera mujer en la Corte Suprema elegida en
democracia, estuvo en San Juan para participar en el
Encuentro Nacional de Mujeres Jueces de Argentina. La
magistrada habló de su rol, la mujer en la justicia, violencia
de género y el fallo por las tarifas de gas.
M
adre de dos hijos, casada con Alberto Nolasco, ingresó al Poder Judi-
cial como defensora oficial de incapaces y ausentes, después de
ejercer su profesión como abogada de manera independiente. A fines
de los 70 fue nombrada jueza de la Nación y en 1994 ingresó a la Cámara Na-
cional de Apelaciones en lo Civil. Cuando cumplió una década en este orga-
nismo el presidente Néstor Kirchner propuso su candidatura para integrar la
Corte. Además de jueza, fue profesora de la Universidad de Buenos Aires y
tuvo un rol importante en el desarrollo de la mediación en el país; fue una de
las impulsoras de la Fundación Libra, dedicada a la medicación judicial.
El perfil