Viernes 7 de septiembre de 2018
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HISTORIAS DE 8 EMPRENDEDORAS SANJUANINAS QUE SE
Rompiendo mandatos
Varias decidieron dejar de trabajar para
criar a sus hijos, fueron despedidas de
sus empleos o vieron en la crisis una
oportunidad de emprender. Casi todas
compartían problemáticas comunes: les
costaba enfocarse, no tenian conocimien-
tos en nuevas tecnologías y a veces se
sentían frustradas o deprimidas. San Juan
Tec las unió en una capacitación de Mar-
keting Digital y despertó en ellas la nece-
sidad de seguir perfeccionándose para
llevar adelante sus emprendimientos.
CECILIA RUARTE
“El curso me orientó porque
antes tiraba piñas al aire”
E
mpoderamiento y sororidad.
Esas dos palabras podrían defi-
nir la tarea de Rosario Ahumada,
una emprendedora que creó Juno, una
empresa social que conecta a mujeres
que quieren trabajar desde sus casas
con distintas empresas, y que fue el
nexo para que San Juan Tec, centro tec-
nológico que depende del Ministerio de
Producción y Desarrollo Económico,
diera un taller de Marketing Digital y
Community Manager sólo para mujeres
emprendedoras.
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La idea prendió de inmediato en Alejan-
dro Moreno, secretario de Política Eco-
nómica y responsable de San Juan Tec,
y así, Rosario lo vinculó con POW
(Power of Woman), una empresa de di-
seño y comunicación integrada sólo por
mujeres y cuyas propietarias –Cibeles
Guarnido y Magu Colque-, fueron quie-
nes dictaron el taller.
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El llamado convocó a más de 200 muje-
res interesadas, cada una con un em-
prendimiento y una problemática
diferente. Fue entonces Celeste Oliva-
res, quien trabaja en San Juan Tec, la
responsable de seleccionar los 20 perfi-
les adecuados para la capacitación.
La mayoría de las interesadas, menores
de 45 años, habían decidido dejar de
trabajar para dedicarse a criar a sus
hijos, habían sido despedidas de sus
empleos o habían descubierto una
nueva veta para iniciar un proyecto pero
no sabían cómo encararlo. Casi todas
compartían problemáticas comunes: la
imposibilidad de enfocarse, el descono-
cimiento de nuevas tecnologías y el de-
saliento, el desánimo y hasta alguna
depresión.
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Reunidas las “alumnas”, el horario de
cursado se estableció a partir de las 15,
cuando la mayoría tenía algunas horas
libres para dedicarse a ellas. Llegaban
—¿Cómo llegaste a San Juan Tec?
—Tengo un emprendimiento dedicado a
la construcción. No soy arquitecta ni in-
geniera, pero tengo una historia en
esto. En mis 27 años, descubrí gente
que me ayudó a ver que esto me gus-
taba. Empecé en un trabajo como
maestranza. Mi jefe de ese momento
me empezó a orientar cuando vio lo
que me gustaba, hasta que me dijo: ya
estás lista para esto.
—¿Cómo se llama tu emprendi-
miento?
—Elohim Construcciones, es un nom-
bre cristiano. Dentro de la misma em-
presa se está creando una ONG que
persigue un fin más social que econó-
mico. Yo fui una niña abusada y sufrí
violencia familiar. Tuve a mi primer hijo
a los 15 años, tengo 3 ahora, y sé lo
que es dormir en el banco de una
plaza, por eso quiero ayudar a gente
que esté pasando lo que yo pasé. Yo sé
lo que se siente. Nadie me lo contó. El
curso me orientó a hacer lo que quería
porque antes tiraba piñas al aire. Las
páginas de Facebook se han activado
solas, hasta una vieja. Se me están su-
mando muchos emprendimientos.
Estoy muy agradecida. Para mí fue un
paso muy grande.
corriendo, cansadas, a veces frustradas
y el grupo en varias ocasiones les sirvió
de contención.
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Hoy se ríen cuando recuerdan que casi
ninguna sabía qué era una “fan page” y
menos aún cómo se armaba un perfil
de Instagram –las dos redes sociales
que más funcionan en San Juan-. Tam-
bién recuerdan otra capacitación en
que tuvieron que crear un “bot” (soft-
ware que sirve para comunicarse con
los usuarios, imitando un comporta-
miento humano). Como pasaba en va-
rias ocasiones, muchas llegaron tarde,
a las corridas y a una clase donde
había una mayoría de gente joven. Las
carcajadas no tardan en llegar cuando
piensan en las veces que hicieron las
mismas preguntas o que una de ellas
tuvo que pedir ayuda porque su hija le
había bloqueado la tablet, mientras que
a otra se le había roto la computadora.
“A la gente mayor siempre le cuesta”,
decían unas jóvenes, obviamente en
referencia a ellas, quienes a pesar de
tantos inconvenientes, finalmente pu-
dieron crear el “bot” y eso sin dudas les
produjo no sólo una gran alegría sino
una gran satisfacción personal.
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Entre conocimientos y charlas de au-
toayuda, todas recibieron su certifica-
ción final y hoy, cuentan orgullosas
cómo lograron estrategias para posicio-
nar su marca y de a poco van logrando
nuevos clientes. Despertada la necesi-
dad, ahora son ellas las que instan a
nuevos perfeccionamientos en San
Juan Tec y otras, solidarias, comparten
lo que aprendieron con otras empren-
dedoras que no tuvieron las mismas
posibilidades que ellas.
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El Nuevo Diario reunió a 8 de estas
mujeres para que compartieran sus his-
torias. Historias con las que cualquier
mujer, sin lugar a dudas, puede sentirse
identificada.
De izq. a der., Daniela, Rosario, Alejandro, Ivana, Celeste, Alejandra, María José, Cristina, Maribel, Janet y las profes, Magu y Cibeles, reunidas en San Juan Tec.