11
PADECEN ESTA PATOLOGÍA
Viernes 21 de septiembre de 2018
E
l cuidado de una persona con
esta enfermedad genera que la
vida gire en 180º y adaptarse
es la única opción. Cuándo, dónde y
cómo celebrar los cumpleaños, en qué
fecha irse de vacaciones y comerse un
asado con la familia, todo sufrirá cam-
bios les guste o no a los que rodean a
un familiar con demencia.
Ya nada podrá ser espontáneo y todo
contraerá una planificación con varias
semanas de anticipación. Si el enfermo
es cuidado por un familiar, otro inte-
grante deberá cubrir el bache de
tiempo y así permitir que todos conti-
núen con su agenda. Si es un profesio-
nal el que lo cuida, habrá que planificar
para que pueda tomar descansos.
Pero una de las rutinas que más im-
pacto sufre desde el primer momento
es la comida familiar semanal. Gene-
ralmente en las familias no existe pre-
supuesto para poder sostener
cuidados permanentes de una persona
con demencia durante los 7 días de la
semana, las 24 horas. Por eso es que
los fines de semana, cuando la carga
laboral de las familias se reduce y es el
momento en que los cuidadores se
toman el descanso semanal, ahí se ob-
serva la dificultad de poder planear un
almuerzo en familia.
Son todos inconvenientes que ponen a
la familia a prueba en sus lazos de soli-
daridad. Si se supera, el cambio de la
rutina podrá generar una satisfacción y
unirá a todos los integrantes.
El impacto
en la rutina
Por Marcos Ponce
Periodista que vivió la
experiencia de tener dos
abuelos con demencia
OPINION
—¿Cómo fue cuidar a tu madre
con Alzheimer?
—El primer síntoma que descubrí
fue cuando me dijo que se perdió al
venir hacia mi casa, en Pocito.
Luego, confirmamos la enfermedad
y fue complicado el proceso. Mi
hermana acababa de adoptar un
bebé y mis dos hijos eran aún chi-
cos. Ellos se quedaron a vivir en
Pocito y yo estaba en casa de mi
mamá, pero luego la llevamos a mi
casa. Mi familia me ayudó muchí-
simo, sobre todo mi marido.
—¿Siempre la cuidaste vos?
—Al principio decidimos pagar una
cuidadora y los fines de semana la
cuidaba yo, hasta el domingo a
las 12 de la noche. Fue difícil ha-
cerle entender la situación a mi
papá. Él pensaba que ella se
hacía la enferma. Luego se cayó,
se quebró y se olvidó de hablar y
después de caminar. Mi mamá era
de Huaco y le poníamos “Valle-
cito” y lo tarareaba. Es difícil cui-
dar a una persona así si una no
estás bien plantada y tiene una fa-
milia que te respalde. Mi mamá
estuvo 5 años así y siempre me
quedó la intención de formar un
grupo para las personas que cui-
damos. Para mí es importante dar
por el otro, lo que el otro dio por
vos.
SILVANA ZALAZAR- CUIDÓ A SU MADRE CON ALZHEIMER
“Mi familia me ayudó muchísimo, sobre todo mi marido”
—¿Cómo es la relación con tu
abuela?
—Cuando llego a verla, me mira,
me sonríe y sé que me reconoce.
A mi novio, por ejemplo, que no
lo conoció antes, no lo mira, le es
indiferente. Mi abuela tiene de-
mencia por multi infarto, desde
joven tuvo muchos problemas de
salud. Me quedo con ella una vez
por semana, para ayudar a mi
abuelo sobre todo, que la cuida
todos los días. Mi papá, sus her-
manos y mis primos, todos nos
turnamos para quedarnos.
—¿Tienen alguna rutina para
que ella realice?
—Sí. Ella camina mucho, le
gusta cantar y le ponemos sus
canciones favoritas para que
cante. Tratamos de que tenga
contacto visual con nosotros y
que coma sola, aunque a veces
hay que ayudarla. Somos muy
cariñosos con ella y celebramos
lo que hace bien. Le gusta que la
abraces y estés con ella. Es difí-
cil y es una enfermedad que
nunca terminás de asumir. Lo pe-
noso es verla que se vuelve un
bebé, pero no llora y nunca sabe-
mos si tiene un dolor. A veces se
vuelve una tarea cansadora.
NOELIA ESCALES – PERIODISTA Y NIETA DE UNA PERSONA CON DEMENCIA
“Me mira, me sonríe y sé que me reconoce”