la_cena_de_los_jueves2 - page 38

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misma edad. Nos hicimos amigos, todos iban para Guayana. En
eso cae un viejo de más de 60 años, se sentó con nosotros y dice
¿Les gusta la aventura? Y nos ofrece llevarnos en un barco que
él tenía en la desembocadura del Atlántico.
—¿Qué pasaba con el barco?
—Se le había roto una pieza, la había conseguido y nos ofreció
llevarnos. “Sólo tienen que llevar la comida para cinco días”,
nos dijo. Compramos 50 dólares en mercadería que pagaron el
holandés y el francés y nos embarcamos en una lancha, los tres
y la moto. Desde ahí hasta la desembocadura del Atlántico, sali‑
mos a las 12 del día, llegamos a las 9 de la noche. Arribamos a la
desembocadura, que estaba invadida por tiburones y el viejo
hace arrancar el barco y al rato pum, saltó la pieza. El hombre
llevaba un contrabando de cacao, de Brasil a la Guayana. Pero
eso no era problema porque en Guayana necesitan el cacao. Y el
tipo nos dice “no se preocupen, nos vamos a vela”.
—Navegando a vela entre los tiburones…
—No sólo eso. Cuando empieza a desplegar las velas vos vieras
lo que eran, emparchadas, zurcidas. Pero allí íbamos, por el
Atlántico, con buen viento. Pero de pronto se paró el viento,
empezaron a pasar los días, el agua se empezó a terminar. No
teníamos agua ni para hacer un café. Hasta que una noche
vimos las luces, Cayena, ¡qué emoción!
—¿Qué hiciste en Cayena?
—Empecé a andar, me fui a Saint Lorént a ver el presidio de Ca‑
yena, aquel famoso del libro de Papillón, que existe. Como
existe también el hospital que comunica por un pasadizo con el
presidio, que cerró en el año 47 para quedar luego como un
museo. El famoso presidio lo creó Napoleón Bonaparte para los
presos políticos y criminales de Francia.
—La población de Guayana es negra…
—Sí, son negros pero la parte comercial está manejada por los
chinos, todo, restaurant, tiendas, todo chino.
—¿Y vos qué hacías?
Juan Carlos Bataller
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