la_cena_de_los_jueves2 - page 30

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se la quedaron unos abogados… Un día, el más triste de mi
vida, Nancy me dijo que se iba con mis hijos. Que se iba a Men‑
doza, donde vivía su familia. Que no quería saber más nada
conmigo. Fue después de una gran pelea en la que…, bueno, so‑
braron golpes.
–¿Cuánto tiempo pasó desde que perdiste tu trabajo hasta que
te dejó Nancy…?
–Seis años. Fue todo muy rápido.
–¿Volviste a encontrarte con Nancy y los chicos?
–No, nunca. Ellos no lo intentaron, quizás por sentir vergüenza
de mi. Y yo por lo mismo, por sentir vergüenza de mi. Espero
que les haya ido bien.
–¿Dónde estás viviendo…?
–Por ahí…
Tito quedó en silencio, la mirada perdida, como si estuviera
transitando otros tiempos.
Le di los cien pesos que le parecieron mucho y le pedí que me
buscara al día siguiente por el diario.
–Alguna solución vamos a encontrar–,
le dije.
Me miró y sólo dijo:
–Se ha hecho muy tarde. Chau y gracias.
Nunca fue al diario. No lo volví a ver. Nadie lo recordaba ni
sabía donde ubicarlo.
Tres meses después vi su nombre en la sección policiales. El tí‑
tulo de la información decía:
Pelea entre linyeras
. Y la bajada
agregaba:
un hombre mató a otro luego de una discusión en la
piecita del baldío donde vivían.
Juan Carlos Bataller
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