la_cena_de_los_jueves2 - page 92

92
También es cierto que sólo ganan las compañías con esta moda
de enviar saluditos para el día del amigo, de la madre, del
abuelo o para cargar al amigo que es del equipo contrario
cuando pierde.
Es verdad, también, que sin celular podemos ahorrar dinero.
Pero ahorraríamos mucho más si nos fuéramos a vivir a un
poblado amish. Y ni se nos ocurriría hacerlo
.
¿Qué me queda? ¿Renunciar a la tarjeta de crédito?
Les aseguro que no la uso mucho.
Pero si usted sale de San Juan o quiere contratar algo a distan‑
cia, verá que sin tarjeta es medio hombre.
Nadie le alquilará un auto ni le reservará la habitación de un
hotel ni le venderá un pasaje de avión a través de Internet si
usted no tiene tarjeta.
En Estados Unidos y en muchos países europeos,
no es confia‑
ble un hombre que dice no tener tarjeta y paga en efectivo.
En definitiva, es cierto que mi generación nació sin televisión,
sin teléfono celular, sin Internet, sin tarjetas de crédito o débito.
Como la generación de mis abuelos nació sin luz eléctrica, sin
agua potable y gas domiciliarios, sin automóviles, sin aviones,
sin teléfonos.
Y todos nos fuimos adaptando ante un mundo nuevo, maravi‑
lloso en servicios, superfluo en algunos aspectos, despiadado en
la creación de dependencias.
Y lo hicimos, independientemente de nuestra edad. Y sin que
nadie nos obligara.
Aunque cada principio de mes, cuando llegan las boletas, corra‑
mos el riesgo de morir
por una sobredosis de indignación.
Juan Carlos Bataller
1...,82,83,84,85,86,87,88,89,90,91 93,94,95,96,97,98,99,100,101,102,...206
Powered by FlippingBook