racio Lucero, escuchaba el fútbol de Men-
doza y ahí estaba. Hasta que a los siete
meses Hugo Rodríguez me dijo “usted es
muy jovencito pero vamos a hacer una
prueba de voz”. Al otro día empecé a salir
al aire. Era un programa de una hora y
había catorce profesionales.
—¡Lo que era Radio Colón en esa
época!
—Era una bestialidad. Yo tengo un sentido
de pertenencia con Radio Colón, porque
la mitad de mi vida la pasé ahí y porque
además en Radio Colón fui telefonista, fui
peón, limpiaba los baños, era el “che pibe”
que hacía los depósitos en los bancos. Yo
hacía eso porque quería ser periodista de-
portivo.
—Néstor Páez y Hugo Rodríguez mar-
caron toda una época. Pero esa Radio
Colón tenía una virtud. Recuerdo haber
estado en Roma como corresponsal y
de pronto vino un día Rony Vargas y le
dije “¿qué hacés acá?”, y me dijo
“estoy cubriendo una carrera, porque
corre un sanjuanino”. Y le dije “¿tiene
posibilidades de ganar?”. “No, nin-
guna, pero es un sanjuanino”. Esa era
la radio.
—Sí, esa era la radio. Yo recuerdo cubrir
vueltas de ciclismo en México con el Payo
Matesevach. Cubrir Juegos Olímpicos
porque corría el Payo, el accidente que
tuvo en Canadá. Vueltas de Colombia, en
Venezuela. Había un sanjuanino y había
un periodista de Radio Colón.
—Pero además, yo a Román me lo en-
contré en España, en Estados Unidos,
cubriendo todo.
son, ya dejaron el Médano?
—Claro, dejamos el Médano y nos vini-
mos a vivir a calle Mendoza, a una cuadra
de la Escuela Hogar y ahí hoy vive mi her-
mana.
—¿Y ahí ibas a jugar a Los Andes?
—En esa época era Los Andes y mi club
amado era el Barrio Rawson, en la ro-
tonda del barrio. Ahí hice mis primeros
pasos como locutor, como relator de fút-
bol, relataba los partidos por los parlanti-
tos que había en la cancha, conseguía
publicidades en los kiosquitos. Ahí co-
mencé.
—O sea que no comenzaste en un
medio de comunicación. Tuviste tu pro-
pio emprendimiento…
—Comencé ahí con mi propio emprendi-
miento. Después me escucharon algunos
y me dijeron que en Radio Colón se es-
taba haciendo un casting. En ese mo-
mento había tres radios nada más. Fui y
hablé con Néstor Páez y empecé a ir. Es-
tuve siete meses yendo y nunca dije nada.
Iba los fines de semana, le ayudaba a Ho-
Y lo hemos hecho mucho tiempo después
con un grupo de amigos, era mi deporte
predilecto. Después con el correr de los
años comencé a jugar a las bochas en la
UVT.
—En fútbol llegaste a jugar en primera.
—No, algunos partiditos, me defendía pero
nada más. Todos mis técnicos querían que
yo bajara de peso, claro, era fundamental.
Yo me reía mucho.
—¿Tenías tendencia a engordar en esa
época?
—Sí, ya era gordito.
—Pero, ¿desde chico fue así?
—Y si, hice una cantidad innumerable de
dietas intentando bajar de peso. Yo me
acuerdo, que hice dietas desde los doce
años.
—¿Tenías antecedentes familiares?
—Sí, mi mami era una gordita hermosa,
una gordita gringa valenciana.
—¿Cuando te vas a la escuela de Raw-
11
Viernes 30 de noviembre de 2018
CON TU VIDA
MARIO CASTRO
—Fue un momento de una radio muy im-
portante que además en los grandes pre-
mios era cabecera de radios de Buenos
Aires.
—Sos casi el último de los mohicanos
de toda esa época.
—Sí. Estamos quedando con Horacio Lu-
cero y Jorge Pinardi, somos los que que-
damos de esa época y que seguimos en
actividad.
—Y que conceptualmente es un perio-
dismo distinto, donde la vocación es
mucho. Yo veo que el periodismo hoy
es otra cosa.
—Hoy el periodismo, y especialmente el
deportivo, no hay que generalizar, hay
mucho chanta. En esa época vos te ha-
cías porque tenías vocación, porque sa-
bías que tenías que cumplir. Hoy si
aparece un chico y lleva una publicidad,
trabaja. Es una cosa de locos. A mí me
mandaban a la cancha de Villa Obrera,
iba en bicicleta y cada vez que hacían un
gol tenía que ir a la fábrica de carburo y
pasarlo al aire por teléfono. Eran partidos
de la división C del fútbol sanjuanino. Y
cuando volvía ya habían hecho otro gol,
no veía el partido. Una vez me acuerdo
que terminaron 7 a 1, o 7 a 2.
—Ahora me imagino, en bicicleta
desde Rawson hasta la radio en el cen-
tro y de acá a cubrir Villa Obrera.
—Sí, pero iba con gusto.
—Es que era una forma de vida el pe-
riodismo. Hoy creo que es más un tra-
bajo.
—Sí, es verdad. Es una salida laboral
para algunos pero de vocación hay poca
gente.
—¿Qué pasó en todo ese tiempo?
Cuando entraste a Radio Colón ¿cuán-
tos años tenías?
—Tenía 17. Había salido de la secundaria
en ese momento, había comenzado a es-
tudiar y comencé a trabajar y en el año
1978, el día 2 de enero, me despiden de
Radio Colón. Fue terrible. Para mí fue un
cachetazo inmenso. En ese momento se
van Rony y Mario a Radio Sarmiento. Yo
no sabía qué hacer, era mi vida, era mi
pasión, y también lo despidieron a Pepe
Arnau. Y él armó una productora de publi-
cidad y me dijo: “venite, vos tenés expe-
riencia, dame una manito”. Vendíamos
publicidad con él y con José Ubaldo Mon-
taño, que no tenía trabajo en ese mo-
mento. Así que hacíamos las famosas
páginas para Diario de Cuyo sindicales.
Entonces íbamos con José Ubaldo, nos
sentábamos frente a los sindicalistas, todo
el mundo lo conocía y llegado un mo-
mento me pegaba una patadita debajo de
la mesa, entonces yo aparecía y les ofre-
cía. Nos fue muy bien. En ese momento,
habían pasado tres meses desde que es-
taba ahí, me llamó Rony para que me
fuera a trabajar con él a Radio Sarmiento.
Estuve mucho tiempo con él, era el perio-
dista deportivo de Rony.
—Un lujo…
—Yo me he dado muchos lujos. He traba-
jado con los mejores de San Juan, lejos,
con Rony, con Mario, con Noemí Colom-
bano, Luis Yunes, Nina Galván. De todos
he sido el flashero deportivo y con un tipo
que yo quise mucho y nos hicimos muy
amigos, Juan Carlos Vilches. Borcelino,
un muchacho de Buenos Aires que vino,
que era el locutor de Héctor Larrea, y que
lo trajo Bustelo a Radio Colón cuando se
van Mario y Rony. Después, cuando se
van a Córdoba, va Juan Carlos Vilches.
Yo me hice muy amigo de él y hemos
compartido tres años. Después él se fue a
la Radio Mar del Plata. Hizo sus esfuerzos
para que me fuera con él.
—Tu amor fue siempre la radio.
—Sí, es la radio. Yo soy un bicho de radio.
Tengo un sentido de pertenencia hacia
Radio Colón, por eso cuando por ahí veo
algunas cosas me dan ganas de ponerme
a llorar, porque viví la época gloriosa de
la radio. Hoy están tratando de salir y es
importante.
—¿Cómo te iba en el resto de las
cosas? Un periodista tiene un lugar en
la sociedad, es conocido, pero tiene
que empujarla, remar mucho para lle-
gar a fin de mes también.
—Sí. Tuve suerte que por ejemplo en
Radio Sarmiento me nombraron efectivo.
Un día me llamaron y me dijeron, “¿vos
has sido telefonista?”. En ese momento la
radio era mitad estatal y mitad privada,
era Carlos Lambrechts su director. Y me
dijo “mirá Marito”, ya era Marito, el Marito
me lo puso Rony Vargas. “Hemos com-
prado un conmutador telefónico y quere-
mos que seas telefonista” y así comencé.
Escritura con rasgos que manifiestan una fuerte manejo
defensivo, tendencia a mantenerse a resguardo, se pre-
senta reserva y prudencia.
Se observa la presencia de una arraigada fuerza de volun-
tad.
El margen izquierdo es pequeño, mostrando posible an-
claje a la figura materna o a situaciones de su pasado. Po-
dría tratarse también, de fuerte vinculación afectiva con la
familia de origen.
La diferente dirección entre el texto y la firma, podría mani-
festar deseo de superación, posible inconformismo o des-
contento interno con la situación social o laboral actual.
Se detectan rasgos que podrían ser analizados como indi-
cadores de indecisión, timidez y una búsqueda de refugio
en el pasado.
Se presenta tendencia al idealismo, a la vida intelectual.
Subjetivismo que se orienta hacia el misticismo, la Filosofía
o la creación artística.
La firma se encuentra ligada, manifestando fluidez en los
sentimientos, pensamientos y la acción.
Cuando logra conectarse con una fuente de motivación
que lo nutre, se manifiesta con optimismo de fondo, con
espíritu de superación y de perfeccionamiento.
El perfil
psicografológico
Por: Elizabeth Martínez
Grafoanalista
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s
l
Hugo Rodríguez
fue su mentor, su
amigo del alma, con
quien compartió diez
años “en los que nos
reímos, pasamos
buenas y malas y
compartimos varios
mundiales en
distintos países”.
Un referente...
Y así fui tironeando y me salvó el ir a Men-
doza. Yo ganaba 10 mil pesos en moneda
nacional por transmisiones en Radio Sar-
miento y aparecieron de Radio de Cuyo y
me ofrecieron 70 mil pesos por transmi-
sión. Estuve ahí seis años. Después me
surgió la posibilidad de ser el director de
Deportes de la Municipalidad de Rawson y
de jefe de Prensa con Carlos Fernández.
En Radio Sarmiento me cambiaron el
turno. Emilio Ventura se portó de primera
conmigo. Trabajaba en la mañana en la
municipalidad y en la tarde en Radio Sar-
miento.
—Y un día se te ocurrió meterte en po-
lítica también.
—Y un día bueno, esto de ser director de
10
Vuelta de Mendoza
radio LV10. Año
1991
Junto a Hugo Rodríguez en el Mundial de Lodi, Italia, en 1993