de diabetes, hipertensión, infarto o de
accidente cerebrovascular. La adheren-
cia a la dieta mediterránea reduce en
un 30% el riesgo de padecer diabetes
tipo 2, sin necesidad de reducir la in-
gesta calórica, el peso o realizar ejerci-
cio físico. También mejora el desarrollo
embrionario y fetal, y disminuye los pro-
blemas disovulatorios y de infertilidad.
También genera problemas
No obstante, la difusión mundial de la
dieta mediterránea es uno de los princi-
pales factores que están contribuyendo
a:
Creciente aumento de casos de en-
fermedad celíaca, sensibilidad al
gluten no celíaca y otros trastornos re-
lacionados con el gluten, debido al ele-
vado consumo de alimentos que
contienen gluten.
En los países mediterráneos la pirá-
mide de la dieta mediterránea se ha
Viernes 19 de agosto de 2016
s
s
salud
6
¿GRAN PANACEA O
La dieta mediterránea
De pronto pareciera que
hemos descubierto la gran
panacea que nos permitirá
vivir muchos años, estar
siempre sanos y ser felices.
Tan es así que hay países
que quieren que sea Patri-
monio Cultural Inmaterial de
la Humanidad. No obstante
también recibe críticas de
muchos sectores. Estamos
hablando de la Dieta Medite-
rránea. En esta nota, todo lo
que se dice de ella.
Pirámide de la Dieta Mediterránea
S
e conoce como dieta mediterrá-
nea al modo de alimentarse ba-
sado en una idealización de
algunos patrones dietéticos de
los países mediterráneos, especial-
mente: España, Portugal, Francia, Ita-
lia, Grecia y Malta.
Las características principales de esta
alimentación son un alto consumo de
productos vegetales (frutas, verduras,
legumbres, frutos secos), pan y otros
cereales (siendo el trigo el alimento
base), el aceite de oliva como grasa
principal, el vinagre y el consumo regu-
lar de vino en cantidades moderadas.
Cómo comenzó
esta historia
Las primeras referencias científicas a
una dieta mediterránea son del año
1948, cuando el epidemiólogo Leland
G. Allbaugh estudió el modo de vida de
los habitantes de la isla de Creta y,
entre otros aspectos, comparó su ali-
mentación con la de Grecia y EEUU.
Por su parte, el fisiólogo norteameri-
cano Ancel Keys, que encabezó un es-
tudio sobre las enfermedades
coronarias, el colesterol de la sangre y
el estilo de vida de siete países (Italia,
Yugoslavia, Grecia, Países Bajos, Fin-
landia, EE UU y Japón) tras la Segunda
Guerra Mundial, contribuyó a su difu-
sión.
Keys y sus colaboradores apreciaron
que la incidencia de las enfermedades
coronarias era menor en las zonas ru-
rales del sur de Europa y en Japón.
Sospecharon que había un factor pro-
tector en el estilo de vida, que etiqueta-
ron como
“manera mediterránea”
(mediterranean way).
Describieron este estilo de vida
como
“muy activo físicamente (por la es-
casa mecanización del agro), frugal,
y con una ingestión predominante de
productos vegetales y reducida en
productos de origen animal”.
La pos-
terior difusión de sus resultados asimiló
el concepto de
“estilo mediterráneo”
con el de
“dieta mediterránea”.
¿Sólo un mito?
Las propiedades saludables que se le
atribuyen se basan en la constatación
de que, aunque en los países medite-
rráneos se consume más grasa que en
los Estados Unidos, la incidencia de
enfermedades cardiovasculares es
mucho menor. Las causas de tales pro-
piedades parecen estar en el mayor
consumo de productos ricos en ácidos
grasos monoinsaturados, presentes en
el aceite de oliva (que reduce el nivel
de colesterol en sangre).
También se atribuye al consumo de
pescado, en especial pescado azul,
rico en ácidos grasos ω-3 y, finalmente,
al consumo moderado de vino tinto (por
sus antocianos y resveratrol). El vino
también está asociado a otro efecto
cardioprotector denominado la paradoja
francesa.
Los polifenoles estilbenos, que se en-
cuentran en la piel de la uva y se con-
centran en el vino tinto, y los lignanos,
presentes en las aceitunas, el aceite de
oliva virgen, las semillas de lino, las se-
millas de sésamo y los cereales inte-
grales están asociados con efectos
protectores frente a la mortalidad.
Parece ser que la dieta mediterránea
está asociada con un menor riesgo de
deterioro cognitivo leve tanto durante el
envejecimiento como durante la etapa
de transición entre la demencia o dete-
rioro cognitivo leve a la enfermedad de
Alzheimer.
Llevar un régimen de dieta mediterrá-
nea se asocia a menor índice de obesi-
dad abdominal, que predice el riesgo
1. Aceite de oliva,
la grasa principal
2. Aceite de oliva
>= 4 cucharas/día
3. Verduras >= 2 veces/día
4. Frutas >= 3 veces/día
5. Carne roja < 1/día
6. Mantequilla, margarina < 1/día
7. Bebidas azucaradas < 1/día
8. Vino >= 7 vasos/semana
9. Legumbres >= 3/semana
10. Pescado y mariscos
>= 3/semana
11. Pasteles y dulces
< 3/semana
12. Frutos secos >= 3/semana
13. Carne blanca > carnes roja
14. Sofrito