Viernes 19 de mayo de 2017
ductor, Escobar gobernó el primer año.
La primera llamada de alerta fue cuando
la oposición se unió e impuso las dos
bancas de senador, consagrando a Al-
fredo Avelín y Leopoldo Bravo. Lejos de
unirse, las controversias continuaron en
el peronismo y pronto se advirtieron las
diferencias entre Escobar –empresario
sin militancia previa— y el vicegoberna-
dor Rojas, peronista desde la cuna e
hijo de un destacado dirigente gremial
de la época de la resistencia. Y el de-
senlace se produjo cuando terminaba
1992. Escobar fue destituido tras un jui-
cio político con el voto de la oposición y
siete de los once diputados peronistas,
acusado de utilizar bienes del Estado en
beneficio propio. Rojas asumió la gober-
nación y pocos meses más tarde, la pre-
sidencia del justicialismo. Pero algo
estaba pasando en la sociedad sanjua-
nina.
Amplios sectores estaban disconformes
con lo que había ocurrido. Y se alinea-
ron con Escobar que inició de nuevo su
carrera política a la vez que recurría a la
Justicia pidiendo la restitución.
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Dos elecciones —la de diputados nacio-
nales en 1993 y la de constituyentes en
1994— demostraron que los sanjuani-
nos estaban mayoritariamente con Es-
cobar. El amplio respaldo que le dio a su
nuevo movimiento, el Frente de la Espe-
ranza, le permitió duplicar en votos a las
otras agrupaciones, incluido el justicia-
lismo. A fines de 1994, la Justicia provin-
cial declaró nulo el juicio político a
Escobar y lo restituyó como gobernador,
renunciando Rojas. Transformado ahora
sí en un conductor con sustento propio y
apoyo del gobierno nacional, Escobar re-
asumió la gobernación e impulso una
serie de reformas del Estado y privatiza-
ciones ante las críticas de la oposición.
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Los dos primeros años de su segundo
mandato, con una oposición dividida y
minoritaria fueron de cierta comodidad.
La reelección del presidente Menem
consolidó ese poder que en el campo
político reunía no sólo al Frente de la Es-
peranza y sus aliados sino también al
justicialismo cuya conducción ganó Es-
cobar en elecciones internas. Las elec-
ciones de diputados nacionales en 1997
si bien significaron un nuevo triunfo del
escobarismo representado por Guillermo
De Sanctis —las únicas en la década en
la que Escobar no sería candidato— pu-
sieron de manifiesto una caída en el cau-
dal de votos.
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Dos años más tarde esa tendencia que-
daría ratificada. La Justicia posibilitó que
Escobar fuera candidato por tercera vez
al considerar que no pudo cumplir ínte-
gramente con su primer mandato al ser
destituido y este decidió adelantar las
elecciones que debían realizarse en oc-
tubre para el mes de mayo. La oposi-
ción, representada por la Cruzada
Renovadora, el bloquismo, el radica-
lismo, el Frepaso y el MODEIN más al-
gunos dirigentes peronistas, logró
consensuar un candidato único:
Alfredo
Avelín —acompañado por el bloquista
Wbaldino Acosta
— e integrarse en la
Alianza por San Juan, triunfando con
amplitud. En la Nación, ya en el mes de
octubre, quedaba demostrado que la ciu-
dadanía quería dejar atrás la década pe-
ronista y votaba a la fórmula de la
Alianza, representada por Fernando De
la Rúa y Carlos Alvarez.
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La Alianza demostró en poco tiempo que
era una suma de partidos pero no era
una fuerza homogénea. La crisis nacio-
nal sumada a una actitud belicosa de Al-
fredo Avelín contra la Nación, trajo una
gran crisis provincial que pronto derivó
en protestas mientras se sucedían los
pedidos de juicio político contra el primer
mandatario.
Cuando la situación no dio para más, los
legisladores sacaron a Alfredo Avelín de
la gobernación y Wbaldino Acosta ter-
minó el mandato, con una virtud, recu-
peró el sentido de autoridad del
gobernador.
Los 12
años de Gioja
Y
a por ese entonces comenzaba a
tener más adhesión José Luis
Gioja. Su paso como diputado
nacional y principalmente como vicepre-
sidente primero del Senado, hizo que en
San Juan se cambiara la imagen que
tenía la gente de él, más ligada al pero-
nismo combativo.
Es así que el 10 de diciembre de 2003,
asumió como gobernador
José Luis
Gioja
junto a su compañero de fórmula
Marcelo Lima
, y pronto dio mensajes de
unidad a los sanjuaninos y de buscar re-
cuperar el orgullo perdido.
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Gioja obtuvo un gran poder en poco
tiempo y fue ratificado siempre por las
urnas, incluso en elecciones de medio
término, obteniendo más votos los candi-
datos provinciales del Frente para la Vic-
toria que a nivel nacional.
Como gobernador, Gioja fue un experto
gestor de obras nacionales y encaró
cuestiones emblemáticas como el nuevo
Centro Cívico, los diques y la erradica-
ción de villas. Con el auge de la gran mi-
nería, San Juan fue puesto de ejemplo a
nivel nacional como provincia pujante.
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Los partidos provinciales perdieron peso.
Incluso ya no se habló más de pero-
nismo o radicalismo, que pasaron a ser
parte de frentes. Y en general se enco-
lumnaron atrás de una figura como fue
Gioja en el oficialismo y Roberto Ba-
sualdo como líder de la oposición. Fue-
ron doce años de dominio casi total del
Frente para la Victoria, incluso pudieron
imponer una enmienda constitucional,
con plebiscito incluido, que le permitió a
José Luis Gioja presentarse a un nuevo
mandato.
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El accidente del helicóptero en octubre
de 2015, fue un cimbronazo muy fuerte
en la política sanjuanina. El fallecimiento
de Margarita Ferrá y el grave estado que
quedó Gioja fue una prueba de fuego
para el entonces vicegobernador Sergio
Uñac que de repente tuvo que hacerse
cargo del gobierno hasta la vuelta de
Gioja en febrero del año siguiente.
Los nuevos
tiempos
E
n 2015 se produjo un cambio ge-
neracional. Con Sergio Uñac pre-
sidiendo una nueva etapa de la
vida política sanjuanina, si bien volvió a
ganar el Frente para la Victoria, hubo un
gran recambio dirigencial. Y por primera
vez desde el retorno de la democracia, el
gobierno sanjuanino fue oposición al de
la Nación.
Ya no existe más el Frente para la Victo-
ria en la provincia –tendrá otro nombre
en las elecciones de este año-, hay nue-
vas formas de manejarse nacionalmente
y comienza a profundizarse un recambio
generacional fuerte.
El tiempo dirá si es la década de Uñac…
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La Constitución Nacional del ’94, en la que se
le permitió una reelección a Carlos Menem, fue
el principio del fin de los partidos provinciales,
al cambiar el sistema de electores por el del
voto directo.
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Los partidos provinciales perdieron peso.
Incluso ya no se habló más de peronismo o
radicalismo, que pasaron a ser parte de
frentes. Y en general se encolumnaron
atrás de una figura
s
s
Sergio
Uñac debe
ejercer el
mandato
con un go-
bierno na-
cional de
otro color
político.
José Luis Gioja se transformó en referente nacional desde San Juan.