El Nuevo Diario - page 50

Viernes 19 de mayo de 2017
E
n los últimos 30 años, los par-
tidos políticos, los dirigentes,
las campañas y su contenido
pasaron por diferentes etapas pen-
dulares, que los transformaron
desde un extremo de partidos soli-
dos de militancia, mística y compro-
miso a partidos instrumentales, sin
aparente ideología.
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Los comienzos de nuestra renovada
democracia tuvieron protagonistas
que combinaron mística, aparato, y
su propia historia. Partieron de las
“transformaciones de la militancia”,
generando, como los define Weber,
un instrumento para la realización de
fines materiales e inmateriales.
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Las primeras campañas 1983 y 1985
tenían un denominador común: salir
de la dictadura e instalar el sistema
democrático. Se apeló a lo que Du-
verger llama “militante”. Un conjunto
de gente que invierte tiempos, recur-
sos, trabajo personal, esperanzas y
expectativas, depositando su futuro y
atando al partido el porvenir de la so-
ciedad. A esta inversión se la deno-
mina “compromiso político”.
En los 80 hubo grandes compromi-
sos políticos, apelando a las masas,
al agotamiento de la clase media ar-
gentina en referencia a los militares.
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En esa década Alfonsín apelaba al
Preámbulo de la Constitución
“como
un rezo laico”.
Esta expresión abar-
caba a todos los argentinos y aún
más: a todos los que quieran habitar
el suelo argentino. En su rezo incluía
“con la democracia se come, se
cura y se educa”
. Era indispen-
sable que la gente lo sintiera
así. Eran momentos funda-
cionales, y todos sabemos
que en esos instantes lo
ideológico tiene un gran peso.
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En esta época eran muy impor-
tantes las organizaciones secto-
riales, la opinión pública, los
partidos y la política. Sin em-
bargo, todo partido tiene en su
seno expresiones de pensamiento,
estructuraciones ideológicas de di-
ferente intensidad más o menos
cristalizadas. Bajo una nebulosa
ideológica del
“partido como un
todo”
pueden existir corrientes de-
finidas en su interior tomando forma
de fracciones, facciones o tenden-
cias. De todo esto la década del 80
no quedó exenta.
Las campañas al interior de los di-
ferentes partidos políticos eran co-
lectivas, cada uno ponía su
esfuerzo. La militancia era pasional
y por convicciones.
La publicidad era a pulmón, los afi-
ches se pegaban con engrudo por
los mismos militantes y las paredes
con cualquier tipo de pintura y le-
tras.
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Las cosas comenzaron a ser dife-
rentes en los 90, el
“mercadeo
electoral”
pasó de ser un mínimo
experimento en los 80 a un decisor
que reemplazó en muchos aspectos
a la militancia. El uso de los medios
masivos de comunicación, con la
expansión de las radios FM, y cier-
tas tecnologías trazaron una nueva
forma de hacer política, donde
las
formas fueron más importantes
que el contenido.
En tal sentido, en nuestro país se
pudo observar que en el campo
político, se produjo una profun-
dización de la crisis en las identi-
dades políticas, expresada en la
falta de adhesión global y perma-
nente a los partidos políticos tradi-
cionales y que se traducían en la
caída voto cautivo de la ciudadanía
hacia los mismos. El apoyo a las
fuerzas políticas comienza a estar
caracterizado por una alta volatili-
dad, en base a decisiones que co-
yunturalmente, -una gran porción-
los ciudadanos toman ante cada
oportunidad electoral, donde
eva-
lúan a las fuerzas partidarias no
en función de históricos criterios
identitarios e ideológicos sino
principalmente, en función de los
resultados que dichas fuerzas ex-
presan ante el desafío de gestio-
nar la realidad.
Las nuevas estrategias electorales
fueron modificándose hasta la actua-
lidad.
Las campañas -ahora imá-
genes con básicas pro-
puestas-, a las que el
electorado cada vez
les da menos impor-
tancia.
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La división del trabajo en
los partidos políticos
quedó sectorizada en dos
instancias: Dirigentes y em-
presas de mercadeo que re-
alizan el resto del trabajo;
llámese el que otrora
hacían -ad hono-
rem- los mili-
tantes o la
implementa-
ción de la publi-
cidad en medios
o redes sociales.
Esto hace que el
concepto de ideo-
logía esté relativi-
zado y su declive
sea una caracterís-
tica general en las organizaciones
partidarias.
Esto representa una nueva forma de
hacer política, partidos y candidatos
mediatizados, modernos, concentra-
dos en los liderazgos, mientras que
el caciquismo y el patronazgo de los
líderes es visualizado como modelo
de partido de notables y antiguo.
Aunque la mayoría mantiene la pre-
tensión de partido de masas en lo
estructural y un electorado objetivo
pluriclasista.
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No obstante en la política argentina,
conviven lo que Panebianco llamó
partido de masas, atrapa-todo, parti-
dos burocráticos de masas y maqui-
nas electorales, donde la
comunicación es fundamental pero
atada a las políticas públicas, pues
depende de ellas. Hoy vivimos un
mundo en el que la comunicación no
se limita a reflejar la realidad: la
crea. Y es que la comunicación es la
realidad.
*Encuestador y analista político
AÑOS
31
10
Escribe
Antonio De Tommaso*
Las cosas comenzaron a ser diferentes en los
90, el “mercadeo electoral” pasó de ser un
mínimo experimento en los 80 a un decisor que
reemplazó en muchos aspectos a la militancia.
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Mística
política y
mercadeo
electoral
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