Viernes 9 de noviembre de 2018
“
Se deben
recomendar remedios
parejos, en los que el
efecto máximo y el
mínimo no se salgan
mucho de ciertos
parámetros.
De todas formas, hay enfermedades
en donde la oferta de opciones es
muy amplia y por eso la mayor parte
de los pacientes que se pueden bene-
ficiar con un tratamiento están trata-
dos, pero hay otras enfermedades
con las que estamos en deuda porque
no se han desarrollado remedios efi-
caces o porque las estamos conside-
rando “cenicientas” y estamos siendo
todos cómplices de esa “cenicienta”.
La obesidad es un ejemplo.
E
l remedio más popular en la Ar-
gentina es el más barato, por-
que para el argentino lo más
importante que tiene es que no quiere
gastar. Se puede morir, puede tener
un infarto de miocardio, pero no quiere
gastar. El remedio más popular, que
consume el 70% de los hipertensos,
no dura 24 horas. Corrijo: Los dos
más populares no duran 24 horas.
Ese es un defecto que en el siglo XXI
no se justifica, a no ser que el pa-
ciente no pueda comprar otro. Esa es
la única chance: nada o un remedio
de fábrica que dura 12 horas.
Se deben recomendar remedios pare-
jos, en los que el efecto máximo y el
mínimo no se salgan mucho de ciertos
parámetros.
Eso explica por qué a fulana, a quien
envidio profundamente- le han rece-
tado un remedio que cuesta $2,50 y a
mí el médico me quiere convencer
para que compre uno que cuesta la lo-
cura $250. Eso es porque un remedio
dura 24 horas y el otro dura 12.
Lo otro que le encanta al argentino es
lo simple. Estamos en un modelo
viejo, donde subestimamos al hiper-
tenso. El médico piensa cómo le ex-
plico más, se la voy a complicar,
entonces mejor no decirle nada, que
no lea nada, que no piense, que res-
ponda como un autómata y que haga
lo que el médico cree que es lo mejor.
Esa medicina se terminó hace mucho.
Pero cuando se tiene que lidiar con la
obra social, no hay mucha opción.
Clave de esto es que si tenés algo
importante para decirle al paciente,
decíselo en la palabra número cuatro.
Hay que armarle un esquema de la
solución. En otros lugares le dicen al
paciente existen estas cinco opciones,
con estos cinco precios y estos son
los pro y los contra de cada una de
las alternativas.
Eso solo traería una ventaja y en algo
tan peligroso como la irrigación car-
diaca y cerebral El margen de error
de un remedio de 24 horas es mucho
menor que el margen de error de uno
de 12. Si el paciente no tomó el reme-
dio ahora y lo tomó media hora des-
pués, los remedios que duran más de
24 horas lo protegen ante ese posible
error y otros, no.
En los medicamentos hay mucha va-
riabilidad, entonces el médico debe
pensar cuando va a recetar un reme-
dio cuáles son los otros remedios que
toma el paciente, cuáles son las alter-
nativas de esa familia, qué otras enfer-
medades pueden ser afectadas por el
remedio recetado. Es todo un es-
quema de decisiones. Es un proceso
complejo, gradual, de intercambio
entre dos expertos, porque el paciente
es experto en cómo se las arregla con
su hipertensión arterial.
hablemos de salud
Escribe
Gustavo Alcalá -
Médico cardiólogo
Medicamentos baratos vs.
medicamentos eficaces
el poder de las palabras
Escribe
Aída Elisa González de Ortiz
Directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y
Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ.
L
a Fundación del Español Ur-
gente en la Argentina y la Aca-
demia Argentina de Letras
ofrecen al usuario una serie de “pasti-
llas lingüísticas” en forma de reco-
mendaciones idiomáticas sobre
términos ligados a la actualidad ar-
gentina.
Las ponemos a disposición del lector.
1-En las noticias sobre el uso del bus-
cador Google, que se estrenó en inter-
net hace casi veinte años, es
frecuente encontrar frases como
«Esto fue lo que el mundo googleó
durante 2017», «Me puse rápida-
mente a googlear la letra de la can-
ción» o «Googlearon a su profesor de
Matemática y descubrieron que era
actor».
La recomendación es: Buscar en Goo-
gle, una alternativa preferible en espa-
ñol al verbo híbrido googlear, porque
el verbo googlear presenta un pro-
blema de adecuación entre su escri-
tura y su pronunciación, ya que en
español una secuencia de dos “oes”
ralmente»”.
Sin embargo, en los medios es fre-
cuente encontrarla en oraciones como
«Kiss incendia la plaza de toros literal-
mente» o «Hay literalmente una fiebre
en Nueva York por los ositos de
goma», en las que el empleo de este
término puede resultar ambiguo, y
otros como «Literalmente, todos en el
mundo saben que ahora IHOP está
vendiendo hamburguesas», en los
que simplemente parece estarse em-
pleando con un valor enfático. Se re-
comienda no abusar de este adverbio
en casos como los mostrados en los
ejemplos del párrafo anterior. En los
dos primeros el empleo de este tér-
mino puede desvirtuar el mensaje: por
un lado, los juegos pirotécnicos de un
concierto pueden realmente incendiar
un escenario; por otro, una comida en
mal estado puede, de manera literal,
causar fiebre. En la tercera oración,
en cambio, es obvio que no se puede
afirmar que todas las personas del
mundo sepan algo.
Por tanto, lo recomendable es restrin-
gir el empleo de la voz literalmente a
aquellos casos en los que sea inequí-
voco que las cosas suceden tal y
como se dice, y optar, en los otros, por
alguna alternativa o reformulación,
como «Kiss arrasa en la plaza de
toros», «Furor en Nueva York por los
ositos de goma» y «Todos saben que
ahora IHOP está vendiendo hambur-
guesas».
no da como resultado un sonido /u /.
2-Otra recomendación es para el ad-
verbio literalmente, ya que se emplea a
menudo con un valor enfático que no
siempre le es propio y del que, en oca-
siones, se abusa. El significado de esta
palabra es, según el Diccionario aca-
démico, “de manera literal”, y a su vez
literal es “conforme a la letra del texto,
o al sentido exacto y propio, y no al
lato ni figurado de las palabras emplea-
das en él, como en «No traduzcas lite-
“
Lo
recomendable es
restringir el empleo
de la voz a aquellos
casos en los que sea
inequívoco que las
cosas suceden tal y
como se dice.
El laberinto de las palabras
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