El Nuevo Diario - page 13

Viernes 9 de noviembre de 2018
tada por un artista. Hay una perfec-
ción y yo no sé si hay una creación.
—Hay una creación también porque el
David, que está con la honda y tiene la
piedra, lo está mirando a Goliat. Fue la
piedra que mató a Goliat. ¿Qué es lo
que hace Miguel Ángel con su David?
—Ahí hay mucho estudio, mucho es-
tudio de la anatomía.
—Miguel Ángel era el único que no
hacía maqueta. Él se iba en el mármol
y yo esculpí mármol.
—Y en una sola pieza.
—En una sola pieza y ¡La Piedad! Hay
que detenerse a mirarla y decir ¿cómo
puede ser? Pero como él había otros
también, Bernini, que me encanta. Yo
conozco anatomía porque cuando estu-
diaba medicina disecaba cadáveres.
Así me mantuve como estudiante.
—En la etapa creativa, cuando te
ponés frente a una obra, ¿te sale de
un tirón, va surgiendo de a poco, ne-
cesitás incentivo, ya sea alcohol o
una droga?
—Vos tenés que partir de una idea y
ahí busco. “Yo quiero esculpir a esa
tía”. Entonces yo tengo una idea, ella
se presta para mi idea, la contrato.
“¿Querés posar para mÍ?”, ella me dice
que sí.
Yo ya no lo necesito porque sé las pro-
porciones. Por ejemplo si yo te digo
que la mano mide hasta la mitad de la
frente son proporciones y eso lo uso en
cirugía plástica. Lo único que pasa de-
sapercibido es lo natural, por eso es
que el Bravo que está frente al Teatro
del Bicentenario llama la atención.
Tiene una desproporción en el brazo.
¿Lo has observado a eso? Te ha lla-
mado la atención y a todos les llama la
atención, el brazo está largo. El crear
depende de lo que vos quieras hacer,
tenés que tener un modelo. Yo esculpo
como modelo al ser humano. Lo que la-
mento en San Juan…. Después de la
primera exposición que yo hice en San
Juan fue un señor a mi casa para de-
cirme que cómo yo me atrevía a mos-
trar eso. ¿Qué? Una mujer y un
Ricardo junto a una
de sus obras: “Sar-
miento que sonrió”
Obra que realizó con tan sólo 10 años.
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BUSTOS
l
“Absolutamente
nadie me enseñó a
esculpir hasta hoy.
Nunca fui a una
escuela. He ido
mejorando y voy a
seguir mejorando,
a la escultura se la
practica”
hombre entrelazados besándose. ¿Hay
una cosa más sublime que eso? Por
eso en San Juan hago curas, padres,
santos.
—Vamos llegando al final. Es una
vida interesante, con cambios, pero
con dos amores claves que vos has
definido. ¿Has sido feliz?
—Soy feliz.
—¿Sos feliz?
—Soy un tipo muy feliz a pesar de
tener que estar estudiando a cada mo-
mento por qué soy feliz. Cuando llegué
a San Juan, después de tantos años de
ausencia, me encontré con que estaba
absolutamente solo. ¿Por qué? Yo co-
nozco mucha gente en San Juan, todo
el mundo me conoce. Ahora, me gusta-
ría sentarme con vos a conversar y
este amigo se hace a través de una
historia. Cuando llegué nadie encajaba
conmigo, menos con mi pensamiento
que es brasileño. Vivir en Brasil 40
años te abre así tu cabeza. Mismo es-
tando solo tenés que entender que sos
feliz.
—De cualquier forma, cuando vol-
viste ya era difícil que reencontraras
tu pasado, vos eras otro.
—Yo me encuentro con mi pasado y se
limita todo a “¿te acordás?, ¿te acor-
dás?” y ahí se terminó la conversación.
Entonces yo ahora tengo de amiga a la
escultura, a los libros, la música y
cuando viene mi hijo, que ahora se va
a instalar en San Juan. Espero que no
tenga un hijo que se llame Jesús por-
que es el carpintero.
—¿La música te gusta?
—Sí, me encanta.
—¿Qué música escuchás?
—Yo escucho música de los años se-
senta, rock, Led Zeppelin, Ray Vaug-
han, de aquellas épocas.
—¿Y Brasil no te influyó?
—Y también me gusta.
—¿La bossa nova no?
—La música brasileña toda, yo no es-
cuchaba otra cosa que no fuera la mú-
sica brasileña. También como dicen
“abençoada por Deus”. Almorcé y cené
varias veces con Caetano Veloso, con
Chico Buarque, con Milton Nascimento
porque yo iba a un restaurante donde
iban todos ellos. Entonces así fue mi
vida. Me fue llevando, por eso es que
digo “gracias a la vida que me ha dado
tanto”. No lo que yo hice con ella, lo
que ella está haciendo conmigo.
—Ricardo, ¿te pesa el tiempo, el
transcurrir de los años?
—Cuando me miro en el espejo, me
miro la panza y digo “¿qué pasó?” y
“tío, paraste de correr”. Pero cuando re-
tomo la bicicleta, la corrida… no sé
cuántos años tengo, yo sé que gasté 72
y lo que gastaste, lo gastaste, como la
guita. ¿Cuántos años tengo? Ni la más
puta idea. Depende de cómo lo lleve.
Igual creo que si sos feliz… Niemeyer,
el creador de Brasilia, se murió con 104
años trabajando.
—Decime una canción para cerrar el
programa.
—No, no porque me va a venir perma-
nentemente que estoy haciendo una
escultura de eso, que es la expresión
de don Buenaventura Luna.
“Cuando me doble el cansancio de mis
afanes perdidos
he de tornar a la sombra de tus viejas
arboledas,
al frescor de mis aleros, a la paz de tus
sembrados,
al oro de tu poniente cuando prolonga
la tarde
su agonía entre las lomas y al fogón de
tus pastores
envejecidos de invierno, entre cantos
de cencerros
y quejumbres de vihuelas con el ¡ay! de
las tonadas
y en callada mansedumbre como quien
se va durmiendo,
quiero morirme sonriendo bajo la luz de
tu cielo”.
Vallecito de Huaco donde nací, pero es
muy triste.
—¿Ese sería tu tema hoy?
—Si, en este momento lo tengo en la
cabeza a él, por la escultura que estoy
haciendo.
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Entrevistas y textos:
Juan Carlos Bataller
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Edición para TV:
Mariano Eiben
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Mixer:
Luciano Bataller
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Producción:
Giselle Covarrubias
l
Diseño:
Miguel Camporro
l
Cámaras y Fotografías:
Rubén Paratore
l
Grafología:
Elisabeth Martinez
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Caricaturas:
Lucho Velazquez
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Desgrabación textos:
Joana Icazatti y Noelia Escales
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Maquillaje:
Charly Ramos
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