El Nuevo Diario - page 10-11

—¿Y qué dijo?
—Cuando terminó la cirugía me dijo
“muéstreme lo que ha hecho”. Dije “uh,
qué cagada”. Y me dijo “a partir de ahora
usted es residente igual que todos ellos y
va a ser el dibujante de mi libro”. Así co-
mienza mi carrera de cirujano plástico en
San Pablo. A los dos años me ofrecen tra-
bajar en el servicio de quemados por tres
meses, porque el que estaba ahí se iba a
Londres a hacer una especialización y
nunca volvió. Me quedé veinte años en
ese hospital, donde hice una escuela de
cirugía plástica. En la realidad yo aplicaba
otro sentido y lo aplico hasta hoy, sobre
cómo hay que operar. Tampoco tuve
mucha escuela en cirugía plástica, a
pesar de haber estado en Brasil. El
tiempo para mi pasa y la pregunta es
¿Por qué dejé Brasil? Hay una expresión
que dice “yo era feliz y no sabía”. ¿Por
qué me volví? Porque nunca me fui y por-
que la medicina para mí terminó cuando
mi viejo murió.
—Tu viejo es recurrente en tu charla…
—Muy. Mi papá había dicho “quiero un
hijo doctor” y lo dijo así al aire. No sé si
se refería a mí, a mi hermano o a mis her-
manas o todavía no había nacido. Y yo le-
vanté la mano y dije “eso me toca a mi
creo”, fue a los 17 casi 18 años. Le dije
“me voy a estudiar medicina a Córdoba”.
Había terminado de estudiar el secunda-
rio muy bien en la Escuela Normal Sar-
miento. Qué boludo, la tenía de novia a la
Olga Riutort, me hubiera casado con ella
y hubiese sido gobernador de Córdoba.
—¿Pero te casaste en Brasil?
—Me casé dos veces, en realidad me
junté dos veces, la primera fue la que me
dio a mi hijo Rafael y la segunda fue un
fracaso.
—¿La primera fue en Brasil?
—Las dos fueron en Brasil. Tuve dos rela-
ciones pero muy cortas.
—¿Sos para vivir en pareja?
—No. Cuando vos tenés dos cosas a las
que te dedicás tan intensamente, como
es la escultura y la medicina, no podés
tener una tercera. Estoy cansado de decir
esa frase, yo tengo una amante y una es-
posa. La esposa es la medicina porque
—¿Dónde estudiabas? ¿En Córdoba?
—En Córdoba. Él había visto mis escultu-
ras y dije “¿cirugía plástica? ¿Y en
dónde?”. Me dijo “andate a Brasil, allá
está Pitanguy en Río de Janeiro, son los
mejores del mundo”. Y yo ya tenía a mi
hermano que vivía en Brasil. Como todas
las cosas que he hecho en mi vida, sin
previo aviso, me subí a un ómnibus al día
siguiente y me fui a San Pablo. Para en-
trar a hacer residencia en cirugía plástica
te tenés que presentar a un concurso. Yo
iba sin nada.
—¿Y qué pasó?
—Llegué al Hospital Clínica, que es la
mejor escuela de cirugía plástica de Bra-
sil, tiene 25 mil camas, es una ciudad. Fui
a hablar con Víctor Spina, un italiano, y le
dije “profesor, quiero hacer cirugía plás-
tica. Vengo de San Juan, Argentina” y le
conté toda la historia. Yo me recibí y a la
semana me fui, y él me dijo “si, pero los
exámenes han sido en agosto” y era no-
viembre. “Lo que le puedo dejar hacer es
que venga como oyente, después hace el
examen y entra como el resto”. Eso fue
un viernes y el lunes fui a una cirugía del
profesor, de parálisis facial y yo siempre
dibujé. Entonces fui con mi cuadernito y
le dibujé la cirugía al viejo.
ponsabilidad. ¿Y por qué me fui a estudiar
medicina? Hoy yo debería estar en una
escuela de arte, en Italia, estar escul-
piendo mármoles pero no, me fui a la me-
dicina.
—Pero siempre está la figura humana,
tanto en la escultura como en la medi-
cina.
—Yo nunca amé la medicina. Soy un ciru-
jano plástico. Odio a los médicos, son res-
ponsables por crear enfermedades y si
vos no sos un buen clínico estás haciendo
mucha cagada. Ahora, ser cirujano plás-
tico implica que estás jugando con la ima-
gen. Tu imagen en este momento, en el
que vivimos, es competitiva por excelen-
cia. Por eso cuando me recibo de médico
digo “¿qué hago?”. Como hizo mi hijo
cuando se recibió de publicitario, pobre-
cito, ¿y ahora? Decí que estaba bien rela-
cionado en San Pablo con amigos, un
primo y encontró laburo pero fue siempre
infeliz. Hoy mi hijo mandó un WhatsApp
diciendo “soy feliz”. Está comprando he-
rramientas para ser carpintero.
—¿Carpintero?
—Carpintero, a los 32 años. Entonces,
cuando me recibo, un brasileño me dijo
“vos tenés que hacer cirugía plástica” por-
que había visto mis esculturas.
11
Viernes 9 de noviembre de 2018
CON TU VIDA
RICARDO BUSTOS
es la que me rompe las bolas, la que me
estresa y la amante es la escultura. Yo
tengo amigos que sé que tienen amante
y esposa y les digo “¿cómo pueden, o
aman a las dos?”. Pero no puede haber
una tercera. Yo soy insoportable, esculpo
todos los días.
—¿Por qué volviste luego de tantos
años en Brasil?
—No fue porque sí que me vine. Dejé
cuarenta años de vida, dejé a mi hijo,
amigos, alumnos, once mil pacientes y di
la vuelta como siempre lo hice y partí.
Eso tiene que ver con mi infancia. A mis
cinco años, mi madre se enferma mal y
nos reparten los hermanos. Uno en la
casa de una tía, otro en otra tía y a mí me
tocó la peor tía, o será que fue cuando yo
más apasionado estaba. Estaba en la
edad “edipogénica” por excelencia a los
cinco años. Necesitás de tu vieja. Cuando
más amás, te dejan. Entonces en el
pobre inconsciente de ese niño de cinco
años quedó grabado “andate antes que te
dejen”. Y todo lo que hice en mi vida fue
de esa manera. Me fui de San Juan a
Córdoba, de Córdoba a San Pablo. Salí
de San Pablo y me vine a San Juan. Lo
único que me falta es dejar es la medi-
cina, me voy a divorciar de ella, pero
¿sabés qué? quiero salir amigo de ella.
No quiero salir mal, porque ella tiene que
saber que me voy a dedicar de lleno a mi
amante.
—Estamos hablando del artista, del
médico. Te vas a separar de la medi-
cina. ¿Te va a alcanzar con la escul-
tura?
—Yo creo que sí. A ver, creo que no hay
ningún escultor en San Juan ni en la his-
toria que haya dejado en tan poco tiempo
tantas obras. Comencé en San Juan con
la India Mariana, seguí con el indio Cefe-
rino Namuncurá, con el padre Juan Fan-
zolato, con San Cayetano, con San
Expedito, con el padre Baez Laspiur, la
“Dulce Espera”. Hice bustos como el de
Alfonsín, el de Sarmiento, son muchas es-
culturas en poco tiempo y me siguen pi-
diendo. Estoy trabajando ahora con un
Papa, que eso ya fue anunciado, para
una plaza. No entiendo por qué los políti-
cos piden tantos santos. Y tengo una
mujer de cuatro metros y medio de altura
que es la que voy a entregar ahora a un
salón de eventos, que no voy a decir de
quién es, que esa es una obra muy bo-
nita. Estoy trabajando con don Buenaven-
tura Luna, real, recitando y se llama
“cuando me doble el cansancio”. Porque
yo quiero mudar en San Juan ese modo
de ver el arte. Cuando los políticos entien-
dan que si le dan al sanjuanino algo lindo,
Pasa a página siguiente
s
de lo que sienta orgullo, que lo aprecie, no
lo va a romper.
—¿Por qué Buenaventura?
—Porque intentaron robarle la guitarra, no
sé si para hacerle mal o porque alguien
sabía que Buenaventura Luna nunca tocó
la guitarra. Nunca. Entonces esta que
estoy haciendo, estoy terminando la ma-
queta, está recitando y voy a hacer una
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Ricardo con sus hermanas Norma Esther y Nora Beatriz y su hermano mayor
Luis Antonio
Ricardo Bustos y su hermano mayor Luis Antonio Bustos
(arriba)
Monumento a la Continuidad Changsha China 8x3x2m
Ricardo Bustos posando para el monumento a San Ceferino, en San Martín
Su hijo Rafael Gustavo Bustos
l
“Soy un tipo muy
feliz a pesar de tener
que estar estudiando a
cada momento por
qué soy feliz”
Viene de página anterior
Tengo una amante...
La dimensión grande del grafismo manifiesta extroversión,
generosidad, orgullo, ambición, dispersión, posible necesi-
dad de mostrarse.
Posee una amplia visión de las situaciones, conciencia de
la propia fuerza y del propio valer.
Gran nivel de vitalidad, dinamismo no necesariamente refe-
rido a la actividad motriz. Confianza en sí mismo, gran ima-
ginación, sumada a una cuota de ambición y orgullo,
entusiasmo, actividad y alegría.
Se observan indicadores de posible distribución del tiempo
y/o trabajo deficiente.
Se presenta sentido del ahorro, prudencia, posible influen-
cia materna o del pasado.
Se detecta un predominio de la forma curva de los trazos,
manifestando simpatía, bondad, buenos modos, naturali-
dad.
Se presenta un razonamiento de tipo lógico-intuitivo, pre-
sentando aptitudes tanto para analizar como para sinteti-
zar, facultades que se presentan de manera equilibrada.
Se comunica bien con los demás, pero solo expone una
parte de sí mismo: es sociable, pero sin perder su necesi-
dad de reserva ni su individualidad. Posee fácil adaptación
al medio, asimila y selecciona lo mejor de cada tema.
El perfil
psicografológico
Por: Elizabeth Martínez
Grafoanalista
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