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CON TU VIDA
escultura hiperrealista expresionista,
porque hay un muñequito de color,
igual que el que está en la puerta de la
casa de Sarmiento. Que me disculpe el
escultor pero es muy fea, no tiene vida.
—Menos tiene el Sarmiento en la es-
tatua frente a la plaza, que parece
un maestro...
—Siempre se ha gastado mucha plata
en arte porque eso no ha sido barato.
Ahora ese Sarmiento, yo lo miro mucho
y tiene la mano derecha sobre la niña.
La está aplastando. Es como decir “vos
quedate quieta ahí”.
—Pero es un Sarmiento pasivo
aparte, él que era un volcán.
—Era un volcán, por eso es tan linda la
de Rodin que está en Buenos Aires,
ese Sarmiento vivo. Entonces, quiero
mostrar otro tipo de escultura. No se
puede joder mucho con los santos, no
puedo hacer un San Expedito o un San
Cayetano que no tengan cara de san-
tos, a pesar de que en todos lo he colo-
cado a mi hijo. San Expedito y un
romano, el otro día lo vi y es como Ra-
fael mi hijo, y el que está con San Ca-
yetano también es Rafael. Ahora me
han dado la oportunidad de hacer a
Buenaventura Luna, va a ser una es-
cultura bonita. El Papa también está
muy lindo.
—Hablaste del Papa y de varios sa-
cerdotes y gente de la Iglesia. ¿Esto
fue por pedido?
—Todo por pedido.
—¿Mercenario o por convicción reli-
giosa?
—Soy budista. A mí la Iglesia Católica
nunca me trató bien, al contrario. Fui
de la Acción Católica Argentina. Mi her-
mano fue presidente de la Acción Cató-
lica en Concepción. Y un día fui a hacer
un trámite allí en Trinidad y el cura de
ahí me quiso violar. Ahí me fui a la
mierda y nunca más volví a la iglesia y
yo llevaba a los niños a acompañar y
Viene de página anterior
cosas así. Llegué a Brasil y me fasciné
por la religión afro, umbandas, quim-
bandas, candomblé. Hasta que tenés
que entender que si vos no creés en
vos, eso es budismo, estás cagado. En-
tonces mi religión es que yo creo en mí
y a mi hijo se la he enseñado también.
—¿Es cierto que a tu hijo lo has re-
bautizado como José el Carpintero?
—Mentira, eso lo dije ahora jodiendo.
Se llama Rafael.
—Rafael es un nombre que viene de
la escultura.
—Sí. Él era un buen publicitario pero
nunca me dijo “soy feliz”. Al contrario,
yo lo veía que siempre estaba infeliz
con lo que hacía porque la publicidad es
para vender. Vender, vender. Es lo
mismo que no te guste lo que estás
vendiendo. Y ahora él va a crear. Es
músico aparte, tiene una banda muy
linda. Él decidió, porque siempre quiso
ser carpintero. Está en Buenos Aires,
desempleado, está con una chica que
conoció en San Juan para colmo. Pri-
mero la odié mucho a la “Juja” porque
me lo robó. ¿Viste cuando se te van los
hijos? ¿Vos te sentiste mal cuando se te
fue el primero?
—De a poquito se van yendo, ya es
resignación.
—Ya se nos casa y se nos va.
—Igual que vos te referenciás mucho
en tu padre, ¿Creés que has sido un
buen padre para tu hijo? ¿Él te ve
como un buen padre?
—El buen padre que fue mi padre fue
aquel que tuvo el coraje de dejarme a la
una de la mañana camino a Caucete
para ir a Córdoba. Tenía una mochila y
ni un mango, me iba a estudiar Medi-
cina. Esa enseñanza que él me dio
“estoy creyendo en vos”, eso, es lo que
me hizo decir “tenés que ser responsa-
ble”. Entonces, en toda mi carrera como
médico he sido absolutamente respon-
sable, creo que eso marca la diferencia.
No es que no haya médicos responsa-
bles en San Juan, pero hay una ma-
nada de hijos de puta que no son
responsables pero fueron médicos qué
sé yo por qué. El hecho de haber ido a
estudiar Medicina y elegir la cirugía
plástica y aprovechar esa habilidad in-
nata hizo la diferencia. ¿Por qué yo di
una vuelta al mundo? Porque también
tenés creatividad. Creé una técnica de
cirugía de mama, todo el mundo quiso
aprenderla y operé en el mundo entero.
—En el arte, ¿cuánto hay de oficio y
cuánto hay de arte? Hablo del arte
como algo que va más allá de la per-
sona.
—No hay nada más moderno que el ser
humano. Es lo único moderno. El coco-
drilo es igual desde hace millones de
años. Soy figurativo, me gusta la expre-
sión. Yo creo que el arte hace bien a las
personas en la medida en que sepa lo
que está viendo. Es otra crítica que yo
le hago a San Juan. El sanjuanino no
está preparado para interpretar, por
favor pónganle cosas que lo hagan
sentir. Porque el sanjuanino es igno-
rante, no tanto por culpa de él. Es por-
que somos estación terminal. No
recibimos información. Que me dis-
culpe Pérez, que no fue amigo de él, lo
conozco nada más, pero el monumento
al Cruce es tener un Pérez no un mo-
numento al Cruce.
—No entiendo…
—Juan Manuel Ferrari se llamaba el
escultor que hizo el Cerro de la Gloria
en Mendoza. Los mendocinos tienen un
Ferrari, nosotros tenemos un Pérez y
no es lo mismo. Seguimos teniendo
cosas que no dicen nada y por eso es
que San Juan se exaltó contra ese mo-
numento al que le han puesto mil títu-
los. Por eso es que el Monumento al
Deporte en el parque tiene el título de
culo, porque no dice nada. Yo tengo la
certeza de que si lleno un ómnibus, me
voy al lugar más pobre de Chimbas, les
pago el pasaje, me los llevo a Italia, los
meto al Vaticano y les muestro “La Pie-
dad”, todos van a llorar porque van a
sentir. Creo que es por lo que estoy en
San Juan, voy a cambiar el modo de
sentir el arte.
—Yo veo algunas obras clásicas, su-
pongamos el David, y me asombra la
perfección de la figura humana cap-
El busto de John Lennon
Cuando me doble el cansancio.
Maqueta para Buenaventura Luna
Maqueta para simbolizar el Cruce de los Andes
Sierras Azules. Escultura “Puma” de 15 tone-
ladas esculpida en una piedra única de tra-
vertino
El busto de William Sill
Tengo una amante...
RICARDO
l
“El Bravo que está
frente al Teatro del
Bicentenario llama la
atención porque tiene
una desproporción en
el brazo”