Viernes 11 de marzo de 2016
Una red que cambió el
concepto de propiedad
I
nternet cambió completamente el
concepto de propiedad. Y eso es lo
que está realmente en discusión.
Tan profundo es ese cambio que ni si-
quiera está claro de quién es esa Red
abierta, neutral y sin jerarquías pen-
sada por los padres de Internet.
Esa promesa de horizontalidad demo-
crática que está en el ADN de Internet
forma parte de lo que se conoce
como "neutralidad de la Red". En
otras palabras, la circulación de infor-
mación online no puede ser blo-
queada o filtrada por gobiernos,
empresas u otros actores. Esa neu-
tralidad, dadas sus ventajas sociales
y económicas, no estaba en discu-
sión. Hasta ahora. Cuando la libre cir-
culación de datos empezó a poner en
jaque a poderes consolidados, aquel
consenso comenzó a resquebrajarse.
Ya no se trata de los malos de siem-
pre, antiguas dictaduras o nuevos
ejes del mal, donde no se espera otra
cosa que censura. Esta vez, el cues-
tionamiento a la neutralidad de la Red
nace en la cuna de la democracia li-
beral. WikiLeaks, con su divulgación
masiva de documentos secretos, tal
vez haya sido la gota que rebasó el
vaso. Durante los disturbios en Lon-
dres de agosto pasado, el primer mi-
nistro británico, David Cameron,
amenazó con "interrumpir" las redes
sociales si no cesaba la violencia.
Por eso, el alcance de la propiedad
en (y de) Internet está como nunca en
la agenda pública de muchos países.
Y las posiciones son muy claras: quie-
nes defienden una Red totalmente
libre de bloqueos, y quienes piden le-
galizarlos para combatir la piratería.
Pero entonces, ¿quién es el dueño de
Internet?
utilizan para acceder a la red. Desde
los servidores de los proveedores de
Internet y hosting hasta los routers, mó-
dems, computadoras, y ahora celula-
res y tabletas.
En esta capa podemos encontrar invo-
lucrados a otras grandes empresas mi-
llonarias cuyas decisiones y acciones
pueden cambiar el curso y la forma en
la que accedemos al “ciberespacio”.
Aunque en esta capa se concentra una
gran variedad de empresas con altas
sumas de facturación, son pocas las
que constituyen un poder real sobre In-
ternet. Algunos ejemplos:
Go Daddy es una de las empresas de
internet más grande del planeta, dedi-
cada al registro de dominios y almace-
namiento de sitios web, a la fecha
concentra y gestiona más de 40 millo-
nes de sitios de Internet bajo su ges-
tión. Go Daddy es actualmente la
organización registradora de dominios
más grande del mundo acreditada por
la Corporación de Internet para la Asig-
nación de Nombres y Números
(ICANN).
En esta capa podríamos contar tam-
bién a los grandes proveedores de tec-
nología de consumo como Apple,
Samsung, HP, Sony, Dell, etc, que ma-
nufacturan los millones de dispositivos
que año con año son adquiridos para
acceder a la llamada nube, y con los
cuales construyen su empoderamiento
económico. Nadie por ejemplo puede
dudar de la influencia que Steve Jobs y
Apple tuvieron sobre Internet y el
mundo digital.
El software es el tercer estrato
, com-
prende los sistemas operativos de los
servidores, los protocolos, los buscado-
res, los navegadores, los códigos de
programación de las páginas, etc. Es
decir todo aquel conjunto de programas
y rutinas de computadora que, monta-
das sobre el hardware y la infraestruc-
tura, hacen funcionar a la red.
Este estrato está regido en la mayoría
de sus elementos por la propiedad inte-
lectual, es decir empresas desarrolla-
doras propietarias de código y métodos
sobre los que generan un importante
control.
Los sistemas operativos como Win-
dows Server licenciado por Microsoft
de Bill Gates o distribuciones de Linux
distribuidas por Red Hat Inc. de White-
hurst constituyen una base fundamen-
tal para la operación de la gran red.
Google es probablemente uno de los
más empoderados en esta capa, ya
que sus algoritmos para la indexación
de sitios web, su navegador y toda la
gama de herramientas que ha liberado,
están presentes en casi todas las disci-
plinas ligadas a la red. Google cuenta
con el mayor tráfico de búsquedas del
planeta y se ha posicionado como el
creador de los estándares de posicio-
namiento, indexación y clasificación de
información del planeta, además de ser
una de las empresas con mayor creci-
miento y desarrolladores en todo el pla-
neta.
La cuarta capa
, la más grande de todas
y visiblemente la más importante, se re-
fiere a los contenidos de Internet. Para
entrar en contexto, cada minuto se en-
vían más de 200 millones de correos
electrónicos, se realizan 2 millones de
consultas a Google, se suben 48 horas
de vídeo a YouTube, se escriben más
de 100.000 mensajes en Twitter, se pu-
blican casi 30.000 nuevos artículos en
sitios como Tumblr o WordPress y
suben más de 6.000 fotografías a Insta-
gram y Flickr. Esta estratosférica canti-
dad de información constituye la mayor
riqueza de la nube, sin embargo en esta
capa está el punto más delicado del em-
poderamiento. ¿A quiénes pertenece
esa información?
La información rara vez pertenece a sus
creadores, al subirla a Internet la entre-
gamos a una compañía, ella se vuelve
la propietaria de nuestra información y
puede gestionarla como mejor le pa-
rezca.
Recordemos que Internet no funcionaría
sin personas, por ello la última capa
somos nosotros los usuarios, en forma
de redes sociales; son los moderadores,
los usuarios que transforman sus cono-
cimientos en contenidos de la red, aque-
llos que llevamos información del
mundo real al mundo virtual; mediante
las nuevas herramientas se han estable-
cido comunidades, colectivos constitui-
dos con la intención de generar y
compartir información para crear la lla-
mada sociedad del conocimiento. Es en
esta capa en donde se respira el am-
biente de libertad, de gratuidad, desde
donde existe el espejismo de que Inter-
net es un trabajo colectivo sin dueño.
Los usuarios utilizamos sus aplicacio-
nes, para entregarles información que
deja de pertenecernos cuando me-
diante sus conexiones las almacenamos
en los discos duros de sus servidores.
Internet tiene dueños y no somos los mi-
llones de usuarios que lo construimos.
¿Son los gobiernos? No, pero alguien
podría decir que la Red pertenece al
gobierno norteamericano porque el
sistema de nombres de dominios ad-
ministrado por la Corporación de In-
ternet para la Asignación de Nombres
y Números (Icann, en inglés) es una
concesión estadounidense. "No sé si
es técnicamente viable, pero ¿qué
pasaría si Estados Unidos levanta la
conexión de los dominios de direccio-
nes web de un país con el que está
en guerra?", advirtió Gini.
¿Son los proveedores de acceso y de
almacenamiento de datos los dueños
de la Red? No, pero son imprescindi-
bles para poder conectarse y tienen
fácticamente el poder para bloquear o
ralentizar el tráfico hacia o desde de-
terminados sitios. Los proveedores de
acceso prefieren una neutralidad aco-
tada, que no les impida hacer una
"administración de las redes, necesa-
ria para evitar congestiones y permitir
garantizar la calidad del servicio",
como dijeron en Telecom Argentina.
Para Cablevisión-Fibertel, "la Red es
privada y responde a las reglas de la
economía". En Telefónica no respon-
dieron.
¿Son los buscadores, indexadores o
agregadores los dueños de Internet?
No, pero son fundamentales para
aprovechar las capacidades de la
web al ordenar un tsunami de infor-
mación y facilitar su navegación.
Hasta ahora, fueron el blanco de casi
todas las medidas judiciales.
Internet nació durante la Guerra Fría
pensada para sobrevivir a un ataque
nuclear. Esta suerte de Leviatán tec-
nológico sentó las bases de una po-
tente y permanente plataforma de
conversación e intercambio de infor-
mación que tiene vida propia, y se
erige por encima de los Estados. No
hay posibilidad de que empresas y
gobiernos puedan controlar más que
una pequeña porción de la Red.
El resto, la mayor parte del espacio
en el que cientos de miles de usuarios
conversan, comparten y coproducen,
seguirá siendo de la gente. En defini-
tiva, ¿de quién es el derecho de con-
versar, sino de las mismas personas?
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