E
s mucha la información recolectada
por la doctora López. Y dada la
cantidad de esclavos que poseían
los jesuitas, el trabajo brinda elementos
que posibilitan comprender muchos as-
pectos de la esclavitud en San Juan en el
siglo XVIII. Veamos:
La chacra o hacienda de Puyuta
concentraba la mayor parte de
mano de obra esclava. El resto se
distribuía entre la casa y la iglesia ubicada
frente a la Plaza Mayor (la actual cate-
dral), la estancia de Guanacache y la Viña
de San Xavier.
Los esclavos de Puyuta eran los
elaboradores del aguardiente que
se vendía en Buenos Aires y era la
principal fuente de ingresos.
El trabajo era dirigido por un mayor-
domo o capataz y un jesuita que
solía estar en la chacra en forma
permanente supervisando los trabajos.
Entre los años 1752 y 1762 hubo un
aumento en la venta de aguardiente
en Buenos Aires y se incrementó en
21 el número de esclavos, lo que se ex-
plica por la razón de que a mayor produc-
ción hacía falta más mano de obra.
Los jesuitas, según la documenta-
ción, cubrían de manera suficiente
las necesidades básicas de alimen-
tos, vestimenta y vivienda. A esto se su-
maba la asistencia en caso de
enfermedad y las recompensas por traba-
jos especiales o por su buena conducta.
La base de la alimentación de los
esclavos de los jesuitas fue la carne,
el maíz, papas, legumbres y algo de
aves y pescado. La mayoría de estos ali-
mentos eran producidos en la chacra de
Puyuta. La uva fue seguramente impor-
tante en la dieta por su alto valor nutritivo.
El reparto de yerba mate y tabaco a
los esclavos como forma de agasajo
o regalo fue práctica común, sobre
todo en época de vendimia o dias de
fiesta.
Existía la división de viviendas para
esclavos solteros, por sexo y aparte
la de los esclavos casados. Al con-
junto de las habitaciones donde vivían se
las denominaba “ranchería”
La asistencia de los esclavos enfer-
mos era parte de los deberes de la
Compañía y los jesuitas de San
Juan pagaron médicos para curar enfer-
mos así como también alguna mujer que
les cuidaba.
La enfermedad de las viruelas, lla-
mada en la época “peste”, afectó la
salud de los esclavos en cuatro di-
ferentes años: 1739, 1744, 1756 y 1761.
La peste de 1744 fue particularmente
grave provocando la muerte de tres escla-
vos.
En la residencia jesuita de San Juan
se puso especial empeño en la en-
señanza de oficios a los esclavos,
generalmente pagando a maestros para
que los entrenaran. Así existían zapateros,
albañil, barbero, botijero, amasandera, hi-
landera, cocinero.
En 1754 la compañía compró un es-
clavo por cuatrocientos pesos por-
que sabía fabricar odres para
almacenar el aguardiente y servía como
podador.
Se puso especial empeño en detec-
tar aquellos esclavos con habilida-
des para cantar y tocar instrumentos
musicales porque la música fue un ele-
mento muy importante a la hora de atraer
feligreses. En 1758 enviaron tres niños es-
clavos a aprender música a Mendoza y
dos años después vinieron un arpista y
dos violinistas preparados para ejercer su
oficio. Lo curioso es que la Compañía co-
braba por las actuaciones de sus músicos
pero no hay constancia de que le pagaran
a los esclavos.
14
15
Viernes 11 de marzo de 2016
Los esclavos negros en San Juan
nota de tapa
s s
s s
s s s s s s s s s
Viene de página anterior
s
>
Hubo esclavos que se fugaron de la re-
sidencia, hecho común en la época colo-
nial. En el libro de gastos de la residencia
aparecen registros de dinero pagado a
gente para buscar a los fugitivos o por
poner grilletes a algún esclavo fugado.
Entre 1737 y 1763 se fugaron al menos
ocho esclavos. Dos llegaron hasta Men-
doza, uno escapó por la cordillera cuando
era trasladado a Chile y otro huyó cuando
lo traían desde Buenos Aires. Cinco de los
ocho fueron recapturados.
>
El castigo impuesto tanto a las fugas
como a otros delitos como robar, consistía
en encarcelar con grilletes a los esclavos.
La presencia de cepos y grilletes en los in-
ventarios así lo prueba. Generalmente se
los tenía ocho días engrillados.
>
En San Juan se pagaba entre 1 y 12
pesos por la recaptura de un esclavo. Una
cifra mucho menor a lo que se pagaba en
Perú, que iba de los 35 a los 120 pesos.
Los buscadores de esclavos fugados eran
verdaderos especialistas en el tema.
>
La propiedad de Puyuta estaba en el
bajo que se encuentra entre Marquesado
y los cerros de Zonda. La pulpería,
donde se vendía lo que allí se producía,
estaba donde hoy está la esquina Colo-
rada y era atendida por dos esclavas ne-
gras.
>
¿Qué fue de los esclavos cuando ex-
pulsaron a los jesuitas? Digamos que los
104 que la Compañía tenía en 1767 se
hicieron 115 en 1772, cuando fueron sa-
cados a remate. Ciento trece fueron ven-
didos en subasta pública en junio de ese
año. Después de una puja entre varios
vecinos, fueron adquiridos por José de
Ibazeta por la cantidad de 15.100 pesos.
El comprador sólo pagó tres mil pesos.
A su vez, dos esclavas negras se saca-
ron a remate por separado y Juan de
Díos Furque las adquirió por 360 pesos.
Los que
se fugaban
Los esclavos
que hicieron
la catedral
Medios más frecuentes para obtener la libertad
L
a declinación de la raza negra
respondió a una suma de fac-
tores entre los que es posible
destacar como los más importantes
los siguientes:
>
La terminación de la introducción
masiva de negros esclavos.
>
La alta tasa de mortalidad, por ra-
zones de higiene y alimentación.
>
La incidencia de las guerras de la
Independencia, civiles y contra Brasil
y Paraguay que diezmó la población
varonil. El progresivo aumento de la
inmigración blanca europea.
>
La tendencia a blanquear a los
hijos que manifestaron las mujeres de
color al aceptar formar pareja estable
o no, con hombres blancos. De esta
manera lograban la equiparación so-
cial de los hijos permitiendo su ac-
ceso a sectores que estaban vedados
a las personas de origen africano o
indio, por ser provenientes de la es-
clavatura o las castas.
>
A lo anterior hay que agregar el
agravamiento de la situación laboral,
alimentaria, sanitaria y social del
negro, mulato o pardo que quedaba
en condición de libre, acompañando
de manera paralela a la situación de
la población aborigen, también en dis-
minución y de relegación social, en
una sociedad regida por el blanco.
>
El esclavo libre perdía la protección
de la casa patronal y quedaba libe-
rado a las inseguridades de la socie-
dad liberal, que si bien le daba una
libertad, no la compensaba con pro-
tección sanitaria, educacional ni le
proporcionaba trabajo con una remu-
neración que le permitiera solventar
las necesidades mínimas del vivir co-
tidiano.
Por qué
desapareció
la raza negra
E
ntre 1751 y 1767 se realizó
la obra arquitectónica más
importante que tendría la ciu-
dad hasta el siglo XX: la Iglesia, hoy
catedral.
Los esclavos negros de la Compa-
ñía de Jesús fueron la mano de
obra fundamental en la construcción
de la Iglesia frente a la Plaza Mayor.
Y es de imaginar el movimiento que
representó para la época aquellos
más de quince años de construc-
ción en el corazón de la aldea.
Los jesuitas poseían todo lo nece-
sario para la elaboración de ladrillos
y adobes, incluidos dos hornos de
cocer ladrillos y uno de cocer cal.
Para la fecha de la expulsión la Igle-
sia estaba casi terminada, a excep-
ción de una de las torres.
C
riar y comprar eran los
métodos usados por los
dueños de esclavos en
la época colonial.
En este sentido, el historiador
Magnus Morner, haciendo un
balance general sobre el tema,
menciona cuatro categorías de
dueños en cuanto a sus actitu-
des respecto a la vida sexual de
los esclavos.
>
El primer grupo es el de los
propietarios que trataban de pro-
hibir la promiscuidad a favor de
uniones más estables, como la
forma de matrimonios.
>
El segundo era el de los que
mantenían separados a los
hombres de las mujeres ha-
ciendo más dificiles las relacio-
nes sexuales entre ellos.
>
En tercer lugar estaban los
que eran completamente indife-
rentes al problema y tenían la
esperanza de que la promiscui-
dad aumentaría el número de
esclavos.
>
Por último estaban los que
alentaban la reproducción, pro-
porcionando mejores viviendas
y cuidado de la salud.
En el caso de los jesuitas se
prefería comprar esclavos varo-
nes en edad de trabajar.
No obstante, se trataba de con-
servar una relación entre varo-
nes y mujeres, favoreciendo los
matrimonios.
Es así como en 1767 había 53
mujeres y 51 hombres entre los
esclavos. De ellos, sólo 6 muje-
res y 4 hombres tenían más de
45 años. Había 40 niños meno-
res de 10 años.
Los métodos
para aumentar
el número de
esclavos
Fuentes:
Desde San Juan hacia la Historia de la región Siglo XVI-XIX – Instituto de Historia Regional y Argentina Héctor Domingo Arias.
l
Negocios en familia – Ana María Rivera Medina.
l
Con la Cruz y con el dinero – Los jesuitas del San Juan colonial – Celia López.
l
Re-
cuerdos de provincia – Domingo Faustino Sarmiento.
l
Antehistoria -
.
l
Hoy la Universidad – ne-
gros y esclavos, una historia de negación -
l
Historia de bandas militares – Revista de suboficiales.
>
Por cartas de libertad otorgadas por sus
amos y a veces concedidas como pago por
servicios prestados.
>
En los testamentos suele encontrarse con
frecuencia disposiciones acordando la liber-
tad a esclavos.
>
Libertad otorgada por padre blanco a su
hijo mulato.
>
Algunos amos se desprendían de sus es-
clavos ancianos o enfermos, otorgándoles la
libertad.
>
Compra de la libertad por parte del es-
clavo.
>
Negros o negras libres podían comprar a
sus hijos esclavos. Los pleitos debido a pro-
blemas relacionados con ese aspecto son
numerosos en los últimos años del siglo
XVIII.
>
En algunas ocasiones se otorgaba la liber-
tad colectiva, por sorteo, y en conmemora-
ción de alguna festividad (celebración de los
aniversarios del 25 de mayo de 1810, por
ejemplo).
>
Libertad otorgada por la participación en
hechos de armas (actuación de los regimien-
tos de pardos y morenos durante la invasión
de los ingleses).
>
Numerosas disposiciones obligaban, con
posterioridad a 1810, a la entrega, con des-
tino a las filas del ejército, de parte de la po-
blación esclava. El gobierno compraba a los
negros destinándolos a las filas con la condi-
ción de otorgarles la libertad luego de cinco
años de servicio. En otros casos no se esti-
pula fecha alguna.
>
Eran considerados libres los negros apre-
sados por las naves corsarias argentinas.
También los esclavos son destinados durante
cierto tiempo a las filas del ejército. El go-
bierno abonaba parte del precio en que lo
valúa, al capitán de la nave de guerra. Por re-
solución del 18 de noviembre de 1816, se
destinaban al servicio de las armas y durante
cinco años, a los esclavos apresados por las
naves corsarias.
>
También se otorgaba la libertad y se desti-
naban al ejército a los esclavos apresados
durante la guerra contra el Imperio del Brasil.
Mario Pérez
Primero fue una idea. Luego va-
rios comentarios del tono “¿Te
parece que un artista de la im-
portancia de Mario Pérez acep-
tará ilustrar la nota?”. Ante la
consulta la respuesta fue un
contundente sí. Un orgullo para
La Pericana y un ejemplo de
humildad de un gran artista